martes, 11 de diciembre de 2012

Cultura: Un justo reconocimiento


Tuve el placer de conocerle hará unos diez años. Su hijo y su nuera, Antonio y Mónica, ambos farmacéuticos en Albacete, eran clientes asiduos de la cervecería alemana que yo por aquel entonces regentaba.

Un día que toda la familia Díaz vino a comer, me llevé la agradable sorpresa de encontrarme frente a frente con nada menos que un auténtico premio Humboldt de filosofía. Alguien que, sin embargo, cautivaba por su sencillez y campechanía.

Para aquellos que no lo sepan, el Premio Humboldt de Investigación (que cuenta con diversos apartados para Medicina, Biología, Economía, Filosofía, etc., etc.) es uno de los más prestigiosos galardones alemanes que concede la Fundación Alexander von Humboldt a científicos y académicos, a instancia de personalidades académicas afincadas en Alemania.

Pero todavía más mérito que la preciada distinción tiene si cabe el hecho de que don Gonzalo Díaz Díaz hubiese hecho un auténtico carrerón en Alemania (donde estudió e hizo su doctorado) y en España (que le llevó hasta el Consejo Superior de Investigaciones Científicas) a pesar de ser invidente desde que, jugando en un descampado, apenas cuatro semanas después de finalizar la guerra civil española, una bomba lo dejase ciego a la temprana edad de siete años. A eso le llamo yo afán de superación llevado al súmmum.

Ahora, le ha llegado por fin el turno de recibir el reconocimiento de España que le ha concedido la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Un honor que, en mi opinión, podía haber llegado mucho antes para haberlo podido disfrutar con su querida esposa, fallecida hace cuatro años. Pero ya conocen eso de “nadie es profeta en su tierra” y en España nos cuesta mucho reconocer los méritos de nuestros compatriotas y más si éstos se han formado en el extranjero.

Según escribía Fernando Rodríguez Torre en una columna para el diario ABC titulada “Merecida concesión”, en referencia al opus por el que don Gonzalo Díaz recibió el premio Humboldt, (…) “Hombres y documentos de la Filosofía Española, en 7 gruesos volúmenes. con 5.757 páginas a 2 columnas, y 106.301 referencias bibliográficas. Por esta magna obra dijeron los críticos filósofos alemanes: «Ha conseguido ruborizar a las naciones de más tradición en los estudios históricos filosóficos»

Desde aquí, nuestras felicitaciones de todo corazón a don Gonzalo y a su familia por tan merecida recompensa a toda una vida dedicada al estudio del pensamiento filosófico.
Margarita Rey

Ver también:
http://www.abc.es/historico-opinion/index.asp?ff=20121204&idn=1503771998095



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