El „leísmo“ triunfa en el castellano. Ha suprimido en la mayoría de los casos al acusativo femenino del artículo “el”. Ya solemos oír a presentadores, locutores, corresponsales y políticos “le vio” en vez de “la vio”, “le reconoció” en vez de “la reconoció”, “le saludó” en vez de “la saludó” y un largo etcétera. ¿Qué hace la Real Academia? ¿Para qué está? Pues parece ser que para recoger los disparates lingüísticos y “fijarlos”, es decir, darles carta de naturaleza en su diccionario por ser ya “populares”. Pronto oiremos decir “yo cabo” (quepo), “cabió” en vez de “cupo” y la RAE lo registrará como variante impuesta por el uso. El Gobierno tiene diseminados por casi todo el mundo Institutos Cervantes. Sería preciso establecer dichos Institutos por toda España para que aprendan buen castellano los profesionales de los medios de comunicación, los catedráticos de las facultades de periodismo y los políticos.
En vez de tanto patriotismo barato con el “español”, los nacionalistas castellanos tendrían que luchar por la pureza de su lengua materna, tan maltratada. Los que arremeten contra los gallegos, los vascos y los catalanes, deberían tomarlos como ejemplo por lo mucho que cuidan sus lenguas vernáculas, que también son español, por ser lenguas de España.
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