domingo, 27 de diciembre de 2009

¿Es el PP democrático?

Si comparamos al PP con el quizá más potente partido conservador de Europa, la alemana Unión Demócrata Cristiana (CDU), no es fácil contestar afirmativamente a la pregunta. En la CDU existe una sólida democracia interna, que hace imposible que se nombren presidentes, candidatos a canciller federal (equivalente al presidente del Gobierno) u otros cargos a dedo, como hizo el prepotente Aznar con Rajoy (que sólo posteriormente fue confirmado en un congreso ovejuno). En su estructura, el conglomerado de fuerzas existentes en el PP, todas provenientes del franquismo, el mayor partido de la oposición en España guarda más semejanzas con los neofascistas de Berlusconi que con los partidos conservadores democristianos europeos, y, muy especialmente, con su referente alemán, la CDU. En los partidos democristianos europeos la “cadena de mando”, la expresión de la voluntad del partido, va de abajo hacia arriba. En el PP va de la FAES a Génova, sirviendo los delegados “populares” de simples instrumentos de aclamación como en las comedias, generalmente malas, de la televisión.

El PP, nacido de la fracasada Alianza Popular del "dinosaurio político" Fraga, la AP, es en realidad la agrupación de las familias del régimen de Franco, con las que poco antes de morir el “Caudillo” los franquistas más clarividentes (en especial, los del Opus) querían convertir a la dictadura en una democracia sui generis, excluyendo a toda la oposición democrática. Cada familia del Movimiento formaría una asociación según su “tendencia”. La familia democristiana derechista debería convertirse en la democracia cristiana española conservadora; a la Falange, bajo la dirección del “socialista” Manuel Cantarero del Castillo, le correspondería sustituir al PSOE. El resultado sería un sistema bipartidista “de los mismos perros con otros collares sobre la base común del régimen franquista. Con esta treta de las por entonces tan cacareadas “asociaciones del Movimiento”, los franquistas de diverso pelaje creían que iban a engañar a Europa , que les abriría las puertas de la Comunidad Europea (después Unión Europea) tan ansiada por el capitalismo español, aupado por las remesas de divisas de los emigrates españoles y que veía en la dictadura de El Pardo el principal obstáculo para su expansión.

De todos es conocida la transición y cómo el primer presidente de la democracia española, Adolfo Suárez, giró hacia el centro, creando la UCD con franquistas moderados y conservadores que habían sido sólo franquistas de conveniencia. La UCD fracasó por su falta de consistencia y disciplina interna. Mientras, la derecha pura y dura franquista había quedado desarbolada, hasta que Fraga la organizó en la AP, que no tuvo ningún éxito, tratando él también de dirigirse al centro y darle un baño democrático a sus seguidores. Fracasada la AP, se fundó el Partido Popular, siendo el empeño de Fraga el querer “democratizar” interna y externamente al partido y deslindarlo de la ultraderecha española, minoritaria, representada en primer plano por Fuerza Nueva de Blas Piñar y después por la llamada Falange Española, tan próxima hoy a las actitudes de la presidenta de la Comunidad de Madrid, la marrullera Esperanza Aguirre, que según declaró no excluía una "coalición" con Falange Española y que actualmente es la dueña y señora de TeleMadrid. El PP, además de El Mundo (y su televisión) o La Razón y ABC tiene su principal altavoz en la emisora nacionalcatólica COPE, en posesión de un sector ultraderechista del episcopado español. La COPE es un fenómeno único en Europa, exceptuando a Polonia, cuya emisora clerical no es con mucho tan poderosa ni tan radical como la española. En Alemania sería inimaginable que los obispos dispusieran de un órgano de difusión por el que se transmitiera diariamente una burda propagada de insultos y mentiras contra el Gobierno o los gobernantes. Además, en Alemania existe una ley de radiodifusión en virtud de la cual semejante emisora como la COPE sería cerrada. La ley de radiodifusión de los länder establece en su preámbulo que las emisiones han de estar al servicio de la democracia, de la responsabilidad social, de la cultura y del entretenimiento.

Los ocho años de gobierno de Aznar (joseantoniano, que no votó a la Constitución del 78) significaron para el PP irse alejando de la senda marcada por Fraga, adoptando un estilo político rayano en el autoritarismo. El ingreso de España en la guerra de Bush y Blair en Irak, en contra de la opinión de la mayoría del pueblo español y sin siquiera consultar al Congreso de los Diputados, fue la gota que colmó el vaso. Luego ocurrió, como sabemos, el atentado de los fanáticos islámicos en Atocha en vísperas de las elecciones generales, y una mayoría de los españoles dio su voto a José Luis Rodríguez Zapatero, quitando de en medio al gobierno del PP, cuyos dirigentes habían estado achacando el atentado a ETA, cuando ya había pruebas suficientes de que los autores habían sido extremistas islámicos. Estos españoles no habían olvidado tampoco la comparecencia de Aznar en la televisión pública a la sazón por él controlada, pidiendo que le creyeran: que en Irak había armas de destrucción masiva. Cuando en Estados Unidos y en Gran Bretaña se admitió por fin que Saddam Husein no poseía tales armas, Aznar quedó como un embustero (¿quizá víctima ignorante de sus dos aliados Bush y Blair o víctima de su patológico afán de poder?).

Hasta hoy, el PP no ha podido digerir las dos derrotas, dado su talante autoritario heredado del franquismo. Siguió repitiendo, aun después del juicio, a través de El Mundola vieja leyenda de que fue ETA la que colocó las bombas. Creía perjudicar así al Gobierno socialista, al que tacha no sólo de incompetente, sino también de usurpador. La forma de comportarse el PP en todas las demás cuestiones políticas, difundiendo mentiras, calumnias, consignas catastrofistas referentes a la unidad de España, atizando el dolor de las víctimas del terrorismo y apoyando a la Iglesia nacionalcatólica en sus desmesuradas exigencias frente a un Estado aconfesional, incluso participando con toda su cúpula en las manifestaciones que organizan los colectivos derechistas y clericales contra el Gobierno, crea una distancia abismal entre el PP y el más potente partido conservador alemán, la CDU, que precisamente ha estado gobernando en coalición con sus rivales socialdemócratas, siendo la presidenta de la CDU la canciller federal, Angela Merkel. ¿Cuándo sería posible un gobierno de coalición PSOE/PP en España? Lo más grave de todo es que con su pendenciera conducta, el PP está despertando los espíritus del pasado dictatorial y está allanando el terreno a la ultraderecha falangista, que también se suma a las manifestaciones del PP.

Rajoy es muy débil para poder introducir cambios centristas en un PP cada vez más derechista. Los insultos, las injurias y las cínicas afirmaciones de Rajoy suenan en su boca a falsete. No es su estilo. No puede saberse si Aznar, montado ahora en el dólar, sentirá más el tironazo de la política que el del dinero, y seguirá teniendo ambiciones presidenciales. ¿Son estas circunstancias propias de un partido democrático? Pero no lo olvidemos: El PP con Rajoy consiguió 10 millones de votos. 3 años después de la transición sigue siendo muy fuerte el franquismo sociológico.

¿Puede considerarse democrático un partido que se niega ante el Parlamento Europeo y en el Congreso de los Diputados a condenar la dictadura de Franco y se opone a que sean retirados de las calles y plazas de la España, donde gobierna, los nombres y los símbolos del régimen fascista anterior? ¿Qué postura adopta Esperanza Aguirre ante el Valle de los Caídos?

4 comentarios:

  1. Vivo en El Pardo desde 1968. algo de esto vivi en directo. Extraordinario articulo. Formidable.

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  2. Claro articulo de propaganda marxistoide.

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  3. Por casualidad me encuentro esta página ahora, y con la perspectiva del tiempo me pregunto ¿Qué habría escrito el autor en este 2019?. Aunque, como no esconde el plumero ......

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