Como es sabido, la democracia es el menos malo de los sistemas políticos (Winston Churchill). Más democracia no significa poner el sistema “patas arriba”, sino adaptar sus estructuras, su orientación y su liderazgo a las actuales circunstancias políticas, fortaleciendo, no cambiando de raíz, las metas del partido, pero sí los métodos del mismo.
Los resultados españoles de las pasadas elecciones europeas han sido un aviso para las demás fuerzas políticas, pero sobre todo para el PSOE, el gran perdedor, superado una vez más por puntos por su rival, el PP, que tampoco tiene motivos para tirar cohetes. La gran sorpresa en las europeas (por parte española) ha sido el “triunfal” resultado del “minipartido” Podemos, ideado por el joven Pablo Iglesias, que ha conseguido de una tacada cinco euroescaños. “Podemos” no es un partido de corte tradicional, se basa en la denominada “democracia asamblearia”, en la que cada militante es un líder. Los propios “arrejuntados” militantes de “Podemos” se han encargado de hacer pública la imposibilidad de formar una fuerza política estable bajo el lema “un militante, un líder”. Ya han surgido voces dentro del micropartido, que exigen que Pablo Iglesias abandone su protagonismo, que no se presente a la opinión pública como líder de “Podemos”, que quiere estar por encima de los partidos, asumiendo todos los militantes el liderazgo. En alemán se dice literalmente que “demasiados cocineros echan a perder el puré” cuyo equivalente sería más o menos: "Muchas manos en el plato hacen mucho garabato”.
Sin embargo, a pesar de su poco peso político actual, “Podemos”, como movimiento ciudadano, ha alarmado al PSOE que teme que la nueva formación política le reste votos. Sea como sea, el mensaje ha llegado a Ferraz. El veterano Rubalcaba, que hasta ahora gestionaba la crisis de identidad en el PSOE, deja el camino expedito para que los jóvenes, pero maduros militantes socialistas, recuperen la esencia izquierdista del partido, al tiempo que no permitan que el PP monopolice el centro, que es la cantera principal de votos. Con una dirección joven e ilusionada, el PSOE podría hacer su propia política, sin atender a los consejos exteriores. Bullen en el PSOE el afán renovador y restaurador, sin estar ya atados por “herencias” del todavía no tan remoto régimen franquista.
España estrena Rey el 19 de junio con Felipe VI. También se espera un remozamiento en la cúspide del Estado. Al PSOE sólo le puede interesar que la Corona la ostente un monarca capaz de transformar y modernizar nuestro sistema político. Por un plazo indeterminado, la monarquía parlamentaria también conviene más a España y a sus ciudadanos, que sobre todo desean la paz y la prosperidad.
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