miércoles, 16 de abril de 2014

Pincelada: Una pluma como un dardo


A Gregorio Morán  no recuerdo si le conocí cuando trabajaba para Opinión o para Diario 16. Lo cierto es que entre finales de los 60 y los 70 pasaron por nuestra casa de Múnich tantos periodistas y políticos de un espectro democrático que abarcaba desde el centro hasta la izquierda, que francamente no puedo acordarme de todos. Muchos de ellos hicieron carrera, otros no, pero a ninguno de ellos se le puede considerar un personaje anodino.

Precisamente en estas últimas semanas, que tanto se ha hablado de Adolfo Suárez en panegíricos, por asociación de ideas, me vino a la mente su nombre como gran conocedor de la personalidad de este político a quien dedicó años enteros de investigación.

De Gregorio Morán, bajito, de dentadura prominente y con ese aspecto algo curil que solían tener muchos comunistas de la época, me llamaron entonces poderosamente la atención los ojos vivarachos y la ironía mordaz de su lengua viperina.  Un cóctel explosivo una vez que sus ideas se veían plasmadas en papel, quedando allí convertidas en crítica afilada e inmisericorde sobre su víctima del momento.

Nunca le volví a ver después de ese fugaz encuentro. Posiblemente Manuel lo hiciese alguna vez con ocasión de alguno de sus viajes de trabajo a Madrid, donde aprovechaba la ocasión para reunirse con sus compañeros de la prensa e intercambiar impresiones.
 
A finales de los 70”, siendo Suárez todavía Presidente,  un amigo nos regaló “Adolfo Suárez: historia de una ambición" (Planeta, 1979), libro con el que Gregorio Morán dio la campanada. Se trata de una biografía no autorizada que nada tiene que ver con los panegíricos que hemos leído últimamente sobre este, mal que nos pese,  gran político de la Transición. Por aquel entonces, Suárez acababa de ser ratificado en su cargo y nada indicaba todavía la pérdida de popularidad y la falta de apoyo dentro de su propio partido, que le llevarían a presentar la dimisión en enero de 1981. Ni que decir tiene, que esta polémica obra de Morán se convirtió, pese (¿o gracias?) a la polvareda que levantó, en un best seller.

Treinta años más tarde, el segundo libro de Morán sobre Suárez (“Adolfo Suárez. Ambición y destino" - Editorial Debate, 2009), cuando hacía ya tiempo que se conocía oficialmente la artera enfermedad del político, fue menos beligerante, aunque no menos crítico, con el personaje que el primero.

Ambos libros valen la pena de ser no sólo ojeados. También les animo a que lean cuando puedan sus “Sabatinas intempestivas”, que desde hace más de 25 años publica todos los sábados en el diario “La Vanguardia”. No suelen tener desperdicio porque, como es usual en él, no deja títere con cabeza.

Aunque a algunos les pueda parecer un sacrilegio, por si les interesan las reflexiones de Gregorio Morán sobre Suárez, tan distintas a los encomios post mortem aparecidos en los últimos tiempos en la prensa y que reflejan su conocimiento profundo sobre la Transición (en 1991 publicó en Editorial Planeta “El precio de la transición” sobre este tema), les recomiendo su artículo de opinión  “La transición democrática y sus historiadores”, aparecido en 1992 en el diario El País, así como dos entrevistas con él que pueden leer clicando los siguientes links:

http://www.jotdown.es/2013/12/gregorio-moran-los-padres-de-la-transicion-eran-absolutamente-impresentables/

http://www.laopinioncoruna.es/espana/2014/03/24/gregorio-moran-suarez-hombre-miedo/824176.html

Margarita Rey


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