Mañana viernes, a las 10.30 horas, va a tener lugar en el Palacio de Los Inválidos de París el gran homenaje de la nación francesa a las víctimas de los atentados terroristas del 13 de noviembre.
En el solemne acto, al que por supuesto están invitados los familiares de los fallecidos, participarán más de mil personas para las que se ha montado una enorme carpa frente al edificio. El presidente francés pronunciará un discurso en memoria de las víctimas y los guardias republicanos llevarán una foto de cada una de las víctimas asesinadas en los atentados.
Con anterioridad, este miércoles el presidente francés, François Hollande, había instado a todos los franceses a participar espiritualmente en el evento engalanando sus balcones y ventanas con la bandera tricolor francesa para rendir homenaje a las víctimas y en señal de unidad de todos los franceses.
La invitación de Hollande ha sido tomada al pie de la letra por los ciudadanos galos. Ello ha tenido como consecuencia inmediata que las fábricas, a pesar de las múltiples horas extra que han tenido que realizar debido a la enorme afluencia de público que quería abastecerse con banderas y estandartes, no diesen abasto a suministrar a tiempo banderines y banderas de todos los tamaños a los comercios del ramo. Como decía una estudiante de La Sorbonne, "si después de los atentados de enero el eslogan fue 'Je suis Charlie', ahora el icono y defensor de la libertad de expresión y de los valores de la República ha sido la bandera tricolor francesa y sus colores azul, blanco y rojo".
Personalmente, siento una enorme envidia ante esa muestra de unidad de todos los franceses, sea cual fuere su tendencia política. Esa unión, por encima de las creencias y diferencias ideológicas, es lo que siempre me ha llamado la atención de nuestro país vecino. Aquí, parece como si el PP y la extrema derecha hubiesen secuestrado la bandera española y los demás, que no coincidimos con su visión política, no tuviésemos derecho a la enseña nacional. Cierto, muchos de nosotros preferiríamos poder honrar la de la República pero, tal y como están las cosas, me parece que tendremos que conformarnos todavía por bastante tiempo con la que hay.
Además, echando mano de la Historia, dudo mucho que un presidente republicano nos representase en la actualidad mejor que el Rey de España. Aún en el caso de que se tratase de un cargo meramente representativo como en Alemania, nada más pensar en la posibilidad de tener un Presidente del corte de Aznar o de Zapatero se me abren las carnes.
Así pues, seguiré envidiando ese respeto a la bandera y al himno nacional que consigue aglutinar a todos los franceses en los momentos más difíciles. Incluso cuando la mayoría tiene que tragarse el sapo de la asistencia de la impresentable Marine Le Pen al homenaje de mañana (a quien más le valdría quedarse en casita como ya hizo el 11 de enero en el acto para honrar a las víctimas de la masacre de Charlie Hebdo y del supermercado judío).
Desde aquí, unido a mi más profundo sentimiento de pena y compasión por las víctimas del cruento atentado terrorista de París y sus familias, mi homenaje a los símbolos que unen con un lazo invisible a la ciudadanía del país vecino: la Mariana, el lema de la República (Libertad, Igualdad, Fraternidad), la bandera tricolor y, por supuesto, La Marsellesa.
Margarita Rey
No hay comentarios:
Publicar un comentario