jueves, 12 de marzo de 2015

Leído en la Prensa: El caso de Zaida Cantera





Desde el domingo sólo se habla de Zaida Cantera. Jordi Évole emitió una entrevista con esta bella comandante, militar vocacional, durante la cual Zaida contaba la repugnante historia de su acoso sexual por parte de un superior.
 
El revuelo que causó el programa fue monumental y, desde entonces, Zaida ha sido la protagonista en los medios de comunicación y en el Parlamento. La Voz de Galicia comenta "el caso Zaida" así:
 
"Bronca en el Congreso por el caso de Zaida Cantero
El caso de Zaida Cantera, la militar que vivió un calvario tras denunciar -y ganar un juicio- por acoso sexual a un teniente coronel del Ejército, fue descubierto por la mayoría de la opinión pública el pasado domingo, con la aparición de la capitana en el Salvados de Jordi Évole.
 
La emisión del programa tuvo una gran repercusión. Consiguió un gran éxito de audiencia y varios trending topic en Twitter. También disparó la popularidad de la diputada de UPyD Irene Lozano, autora junto a Zaida Cantera del libro donde se cuenta una historia -la de la capitana- que ha conmocionado a la opinión pública. Y provocó una avalancha de críticas contra el ministerio de Defensa y su titular, Pedro Morenés, señalado por no haber apoyado a la oficial y ascender a uno de los mandos que tuvo una actuación más discutida en un caso que hoy ha provocado una escena muy bronca en el Congreso.

Morenés debía responder a una pregunta parlamentaria de Irene Lozano sobre el proceso a Zaida Cantera. El ministro ha evitado la cuestión y ha leído una respuesta prefabricada en la que proclamó que el Gobierno había hecho un gran trabajo en favor de la igualdad y que su ministerio tiene «una política de tolerancia cero con el acoso sexual».

Morenés leyó que el Ministerio de Defensa y las Fuerzas Armadas «son tenaces en la lucha por la igualdad y la dignidad de la mujer» y «ejemplo» en la OTAN y otras organizaciones internacionales. «La incidencia de estos delitos que el ministro de Defensa y las Fuerzas Armadas lamentan profundamente es un 400 % menor que en la sociedad en general, y son perseguidos juzgados y condenados», sentenció el ministro.
 
«Muchas Zaidas»
Esa respuesta no satisfizo a la parlamentaria de UPyD, que volvió a la carga desde la tribuna, dijo que en el Ejército había «muchas Zaidas» y le pidió la dimisión a Morenés, a quien ha acusado de negar su ayuda y «no mover ni un dedo» para ayudar a la capitana. Y Morenés replicó aludiendo a «cursos de género» y acusando a Lozano de «bajeza moral», de querer «manchar el nombre de las Fuerzas Armadas», de haber montado un «circo mediático» y de estar buscando «promocionar» su libro. Y provocó un gran alboroto en una cámara no muy poblada.
 
Hubo aplausos de los populares. Y voces indignadas desde el resto de los grupos. Pero el presidente del Congreso, Jesús Posada, zanjó el debate impidiendo la réplica de Irene Lozano hasta que terminaran todas las preguntas de la sesión de control al Gobierno. Zaida y su marido estaban asistieron a la escena desde la tribuna de invitados.
 
La bronca provocó que el ministro de Defensa se convirtiera en trending topic en Twitter. La mayoría de los comentarios fueron negativos.
 
Las disculpas de Morenés a Irene Lozano
Según informa la agencia EFE, Morenés, pidió después «disculpas» en el hemiciclo por haber mandado callar a Irene Lozano con el gesto de ponerse un dedo en la boca durante el debate.
 
«Pido mis disculpas por haber hecho un gesto de silencio», ha contestado Morenés a la diputada, cuando ésta ha manifestado que no estaba «de acuerdo con que el ministro mande callar a las mujeres y en concreto a las militares que sufren acoso sexual por su negligencia».
 
Morenés, sin embargo, ha mantenido la acusación de «bajeza de moral» que había hecho a Lozano, a la que ha acusado de tener la «piel muy fina»: «Yo retiraré el reproche moral cuando usted retire también todas las mentiras, insidias y calumnias que me ha hecho estos tres años», ha afirmado.
 
«Le pido que sea coherente, porque tiene la piel muy fina; usted me ha llamado lobbista y me ha estado insultando tres años y yo no he dicho ni pío», ha continuado el representante del Gobierno, cuya dimisión ha vuelto a pedir la parlamentaria de UPyD. En los pasillos del Congreso Lozano ha obtenido el apoyo de diputados de otros grupos de la oposición.
 
La historia de Zaida Cantera
Zaida Cantera era hasta el domingo una mujer anónima para la sociedad civil, pero su nombre es más que familiar en el Ejército español. La capitán ingresó en las Fuerzas Armadas en el año 1997. Hasta hace tres años contaba con una hoja de servicios impecable. Con calificaciones brillantes. Su vida, tanto personal como profesional, dio un giro de 180 grados cuando en marzo del 2012 decidió tirar de la manta, algo poco habitual en una estructura tan jerárquica como la militar.
 
Después de meses de silencio, Zaida Cantera abrió valientemente una puerta delicada: denunció por acoso sexual a su superior, el entonces teniente coronel Isidro José de Lezcano-Mújica. «Llegó a decirme que acabaría conmigo», relata una valiente Zaida. Le hizo la vida imposible. «Se cruzaba conmigo por los pasillos y me hacía el gesto de una pistola con la mano». «En una ocasión, preguntó cuál era mi tienda y le indicaron otra diferente -cuenta-. La tienda que le habían señalado apareció con pintadas que rezaban "Zaida no vuelvas"».
 
La historia de Zaida Cantera pone los pelos de punta.  Sin embargo, la versión de Lezcano nada tiene que ver. Como si de dos películas distintas se tratase, el teniente coronel aseguró durante el juicio -Salvados recoge algunos fragmentos- que Zaida Cantera utilizó «su condición de mujer» para hundirle la vida. «Es una persona narcicista, prepotente, visceral, no admite que le llamen la atención», se reafirma en su relato Lezcano. El de los testigos, altos mandos del Ejército, tampoco es alentador. La mayoría dice no recordar. Una cadena de mandos que, según Zaida, consintieron y giraron la cabeza. El teniente coronel Lezcano-Mújica fue ascendido a coronel, pese a estar acusado de un delito militar.
 
Aún así, Zaida consiguió dar la vuelta a una cultura que beneficia a las cúpulas del Ejército y perjudica a los de abajo. «Eso requería un castigo ejemplar», explica Irene Lozano, diputada de UPyD, quien tras conocer el caso se puso en contacto con el marido de la capitán y decidió llevar su caso al Congreso. «Nunca debes empezar una guerra que no sepas que vas a ganar», le avisó un miembro del Ejército al marido de Zaida Cantero antes de que ambos decidiesen enfrentarse a la cúpula militar.
 
«Si consigo que algo cambie, ya habrá tenido sentido», mantiene, sin embargo, la protagonista de la historia, que todavía forma parte del Ejército, inició los trámites para abandonarlo y actualmente se encuentra de baja. «Psicólogos y psiquiatras me recomiendan que tengo que aceptar que estoy tocada, que no es normal que tiemble cada vez que llega una notificación a mi casa», explica. «Prefiero dejarlo y ponerme a la cola del paro antes que vivir arrodillada, y me encanta el Ejército». Su decisión de irse es irrevocable.
 
La emisión del programa de Jordi Évole consiguió un notable éxito de audiencia. El Salvados que visibilizó el calvario de Zaida Cantera fue el programa más visto en su franja horaria. Lo siguieron más de tres millones y medio de espectadores y logró una cuota de pantalla del 17,1 %, según Vertele. También provocó un terremoto en las redes, sobre todo en Twitter, donde  #SalvadosZaida se convirtió en trending topic mundial. Las cuentas personales de Zaida Cantera y la diputada de UPyD Irene Lozano vieron crecer de forma exponencial su número de seguidores. Y el ministro de Defensa Pedro Morenés,  fue el destinatario de muchos mensajes críticos.
 
Fuente: La Voz de Galicia
Autores: César Rodrígez - Alba Precedo
 
Estoy convencida que la mayoría de los integrantes del ejército español no es así. Sin embargo, sería hora de que se pusiese fin a este corporativismo mal entendido y se apartasen de una vez por todas a estos garbanzos negros que pudren la olla y ponen en entredicho el buen nombre de una institución, en la que muchos de sus componentes se tienen que jugar diariamente el pellejo en conflictos bélicos que, en el fondo, ni les van ni les vienen.
M.R.
 
 
 
 

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