Joan Tàpia |
Como apuntaba el pasado 9 de diciembre en mi artículo "El debate", parece ser que la consigna del PP, Ciudadanos y Podemos es ir a por Pedro Sánchez. El PP, porque el PSOE es desde siempre el partido rival por antonomasia y Pedro Sánchez, el único que puede hacer sombra a Rajoy. Ciudadanos, para merendarse a su clientela de centro-derecha y, Podemos, porque quiere hacer desaparecer al Partido Socialista y colocarse en su lugar. Así que la táctica de los tres mosqueteros, Rajoy, Rivera e Iglesias contra Sánchez es la misma estrategia que utilizó Julio César para deshacerse de sus adversarios y poder mantenerse (más o menos) tranquilamente en el poder: "divide et impera" ("divide y reina"), en otras palabras, sembrar cizaña para vencer al adversario y poder gobernar.
Joan Tàpia, en su comentario de hoy para El Periódico titulado ¿Hay pinza contra Pedro Sánchez?, también coincide conmigo. En su brillante análisis de la situación política, a una semana de las elecciones, el reconocido periodista opina:
"El PP quiere dividir el voto del 67% de españoles que el CIS certifica que quieren un cambio de Gobierno
Rajoy e Iglesias repiten con menor visibilidad la táctica de Aznar y Anguita contra Felipe González
Rajoy e Iglesias repiten con menor visibilidad la táctica de Aznar y Anguita contra Felipe González
Si, como dicen las encuestas, el PP gana el próximo domingo, ¿lo hará con claridad para que aquella noche ya sea un hecho que Mariano Rajoy seguirá en la Moncloa? ¿Puede Pedro Sánchez dar la sorpresa y ganar, o llegar segundo tan pegado al primero que todo sea posible? ¿Podría Albert Rivera ser investido presidente? ¿Es posible que Podemos supere al PSOE y, paradójicamente, favorecer así un Gobierno de derechas?
Son las cuatro preguntas clave. Y ninguna tiene respuesta segura porque estamos (salvo las de 1993) ante las elecciones más inciertas. Por primera vez, los partidos en liza no son dos, sino cuatro. Y hay nada menos que un insólito 41,7% indeciso.
El Gobierno filtra que tendrá un 30% de los votos y 140 diputados. En esa cota, Ciudadanos no podrá rechistar y Rajoy gobernará. Puede, pero el CIS le da solo el 28,6% y 120-128 diputados. Entonces todo se complica porque Ciudadanos tendría que votar a favor para que los 'noes' a la investidura (PSOE, Podemos y nacionalistas varios) no sumaran más que los 'síes'.
Suceden dos cosas. Una: la crisis económica más grave desde 1929 ha laminado la confianza en los partidos que la han tenido que gobernar. En la última encuesta del CIS, la labor del PP es juzgada mala o muy mala por el 55,9% y la del PSOE, por el 47,6%. Este amplio descontento ha dopado a los emergentes, Podemos y Ciudadanos, con dos líderes combativos que lo pueden prometer todo porque son vírgenes de poder. Dos: nada menos que el 67,1% de los encuestados por el CIS dicen querer un cambio de Gobierno. ¡Váyase señor Rajoy pese a la mejora de la economía!
Son datos que torturan al Gobierno. Llegarán primeros, como cree el 52,4% de los encuestados del CIS, pero la victoria puede ser pírrica. Y no es imposible la sorpresa. Al fin y al cabo, el PSOE, eterno contrincante, le gana por los pelos (18,9% a 18%) en la pregunta sobre el partido preferido para gobernar. Y en una escala de 0 a 5 (0 es el rechazo total y 5, el voto seguro), el PP se queda en un 2,61, por debajo del 2,96 de Ciudadanos y el 3,14 del PSOE, aunque ligeramente mejor que Podemos (2,47).
¿Cómo asegurar la victoria? Si hay un 67% de rechazo, lo primero es que el voto de protesta no se concentre, sino que se fragmente al máximo entre los tres rivales. Divide y vencerás. Y los debates de 'El País' y de Antena 3-La Sexta, a los que Rajoy no acudió (tenía más a perder que a ganar), iban bien. Expondrían a Pedro Sánchez al fuego cruzado de Rivera e Iglesias. Rajoy (con costes) podía no ir, pero el líder del PSOE estaba obligado a concurrir. Salvo que exteriorizara idéntico desprecio al debate que el PP del plasma. Los debates a tres le sentarían mal a Sánchez. ¡Dos vírgenes agresivas contra un pecador en momento de ansia puritana!
Todos somos subjetivos pero, peor o mejor, Sánchez salió vivo. Y en algunos puntos, como la imposibilidad de bajar impuestos sin hacer recortes, fue el más sensato. Aunque en lo de la reforma laboral (¿miedo a Podemos?) se limitó al tópico negativo.
Pero más decisivo que el debate es lo que propagan las redes sociales sobre quién lo ganó. Todos somos subjetivos y cuando no hay un claro vencedor, todavía más. Pero también ha habido pinza mediática contra el soldado Sánchez. La derecha no pudiendo dar ganador al ausente (ni a Soraya, que solo guardó la portería) ha pregonado que Sánchez se hundió y, con menor énfasis, que Pablo Iglesias ganó. Y la izquierda 'tutti-fruti' ha recuperado la fe en tomar el cielo por asalto.
Ahora al PP le conviene tanto dividir al máximo el voto de rechazo como que suba más Podemos, que roba al PSOE, que Ciudadanos que come en el electorado de derechas o centrista. ¡Cuánto más debilitado llegue Sánchez a la última semana de campaña y al debate del lunes, mejor para Rajoy, que sabe que es el candidato menos valorado!
El propio Rajoy, en un aparente arranque de sinceridad y ecuanimidad, lo confesó cuando el Día de la Constitución (tras la encuesta del CIS que le dejaba lejos de los deseados 140-145 diputados), al saludar a Pablo Iglesias, le dijo: "Vais muy bien en las encuestas, como nosotros". Y el 'ABC' del pasado jueves remachó el clavo al abrir su portada con un título espectacular que debió entusiasmar al público del barrio de Salamanca: 'Podemos revisa al alza sus expectativas por la debilidad del PSOE'. ¡El diario histórico de la derecha jaleando a la izquierda que criticaba por "venezolana" hace dos días!
¿La misma pinza que cuando Aznar y Anguita atacaban al unísono a Felipe González en el 93-96? Cierto que Pablo Iglesias es el líder de la izquierda no socialista que más se parece a Anguita (tono profético-mesiánico, antiliberalismo con algún resabio falangista…). Pero existen diferencias. Ahora no hay GAL ni terrorismo de Estado que valga y Sánchez no tiene el poder de la Moncloa, sino que está en la intemperie de Ferraz. Y vigilado por una presidenta andaluza que no le aprecia.
La otra diferencia es también relevante. Rajoy es un conservador biológico pero prudente, no quiere crispar y Aznar ha sido degradado a un papel en la campaña similar al de Anguita. Rajoy promete bienes terrenales: crecimiento, empleo, rebaja de dos puntos del IRPF para ricos y para pobres, unidad nacional, Fernández Díaz contra el terrorismo… ¡Pero nada de Aznar; que la izquierda de siempre no se movilice contra el Gobierno! En todo caso, ¡que la izquierda de Podemos la emprenda con Pedro Sánchez y la socialdemocracia!
¿Le está saliendo bien la apuesta o habrá cambio al centroizquierda pese a los errores y la cobardía de los últimos cuatro años de Zapatero? Mañana en el cara a cara que marcará la última semana de campaña veremos si Sánchez sigue en el 'ring'.
Fuente: El Periódico
Autor: Joan Tàpia
(Joan Tàpia es un conocido periodista catalán. Fue director de La Vanguardia desde 1987 hasta 2000. Actualmente, es miembro de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras y colabora con diversas publicaciones progresistas).
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