Con gran tensión siguió toda Europa el pasado domingo las elecciones en Grecia, donde un partido nuevo, dirigido por Alexis Tsipras, disputaba el gobierno a los partidos, confundidos ya con la única alternativa al poder: Nea Democratía, fundada por el líder conservador Karamanlis, y el socialdemócrata PASOK, de la saga Papandreu (por cierto, el nuevo partido fundado por Yorgos Papandreu tras su espantada del Pasok, Movimiento de Socialistas Demócratas, con apenas 2,46% de votos, no ha conseguido entrar en el Parlamente griego pero sí le ha restado votos al Pasok que, a duras penas, ha obtenido 4,68% de apoyos).
Como muchos esperaban y otros -especialmente el capital- temían, ganó las elecciones con mucha ventaja el nuevo partido izquierdista, Syriza, una alianza política entre varios grupos políticos divergentes dentro de la fragmentada izquierda griega. Sin embargo, Syriza se quedó a dos escaños de la mayoría absoluta. De manera que para poder gobernar ha tenido que pactar con ANEL (Griegos Independientes), un partido populista de derechas, cuyo fundador Panos Kammenos, ex ministro de navegación en Nueva Democracia, abandonó en 2012 dicho partido por encontrarse en desacuerdo con el austericidio recetado por Berlín.
Aunque el rechazo a la política de ahorro y la preocupación por una soberanía nacional son dos de las pocas cosas que une a los dos líderes, Tsipras formó gobierno ayer mismo y nombró a Kammenos Ministro de Defensa. Se trata de un gabinete sin mujeres en cargos de responsabilidad, lo cual no ha sentado muy bien a las griegas, que se consideran discriminadas.
Tsipras echa sobre sus hombros una pesada carga. Ha de dirigir un país empobrecido, por las medidas impuestas por la UE, con una clase media endeudada, como lo está su país, al borde del precipicio por sus dos rescates y con la espada de Damocles de un dudoso tercer rescate que sería el final de una Grecia independiente.
Ante el aviso de que Grecia podría salirse de la Eurozona, la canciller alemana, Angela Merkel, que lleva la voz cantante en Bruselas (desde Berlín) y que tiene muy mala prensa en Grecia, se ha mostrado más conciliante que antes de las elecciones helenas. El Gobierno alemán, parece ahora estar dispuesto a renegociar la deuda griega en cuestión de plazos, pero se niega rotundamente a una quita. Según los observadores, habrá negociaciones para prolongar el vencimiento de los créditos (que superan los 240.000 millones de euros) y puede que para rebajar los intereses, pero no parece probable que, ante la presión de la opinión pública alemana, Merkel dé –al menos, de momento– su brazo a torcer.
Entretanto, el Primer Ministro griego ha anunciado el aumento del salario mínimo de 580 euros actuales a los 751 de antes del recorte y la factura de la electricidad gratis para 300.000 hogares necesitados. Otro punto importante: la negociación colectiva de salarios. También reanudará conversaciones sobre la regulación de salaros mínimos y adoptará medidas para la reducción del elevado paro (25,9% en agosto de 2014), un pesado lastre para un país de 11 millones de habitantes.
Por supuesto, en la política exterior, seguirán teniendo prioridad las relaciones con EE UU, el equilibrio en las relaciones con su difícil vecino Turquía y, en muy importante lugar, la relación con la Unión Europea, que no ignora la importancia para sus intereses de la mediterránea Grecia, al igual que sucede con España.
La aparición de Pablo Iglesias, admirado en la Europa de izquierdas como el Robin Hood de la coleta, y los efusivos abrazos entre ambos líderes, ponen de manifiesto la intención de Iglesias y el izquierdista Tsipras de transformar a España y Grecia, perfeccionar sus democracias y poder colocar a ambos países del sur de Europa en sitio destacado en la UE. Pero sin la solidaridad mayoritaria en los pueblos español y griego, los proyectos de Tsipras e Iglesias pueden quedarse en utopía pseudo revolucionaria, demagogia y populismo.
Las preguntas del millón: ¿podrá pagar Grecia de alguna forma la deuda contraída con el BCE? y ¿con qué dinero quiere una Grecia casi arruinada subir las prestaciones sociales a los ciudadanos más desfavorecidos?
De momento, hoy la Bolsa griega se ha desplomado un 9,24% debido a una huida de los inversores de deuda y de muchos griegos con posibles que, por miedo a un "corralito", han llevado su dinero a países de menor riesgo financiero, lo que ha disparado la prima de riesgo hasta alcanzar los 1.030 puntos. La supervivencia económica de Grecia depende ahora de si el nuevo ministro de finanzas, Yanis Varoufakis, será capaz más pronto que tarde de calmar los ánimos de “las fieras del Eurogrupo” para conseguir que los mercados se tranquilicen.