“Visca la República catalana” exclamó Carme Forcadell al final de su discurso como nueva presidenta del parlamento catalán, que calificó el momento actual de “fundacional” y declaró que ahora se constituye un parlamento soberano, que quiere representar a un pueblo libre. Durante su intervención, Forcadell exhibió las copias de las “constituciones” promulgadas por el conde de Barcelona y aprobadas por las Cortes catalanas entre los siglos XII y XVIII y que ahora una Cataluña independiente quiere recuperar.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, respondió al desafío, después de haber hablado por teléfono con el líder del PSOE, Pedro Sánchez y de Ciudadanos, Albert Rivera. La intervención de Rajoy fue tranquila y no dejó dudas al advertir a los separatistas catalanes de que el Gobierno español utilizaría todos sus recursos legales contra cualquier intento de desgajar a la española Cataluña del resto de España.
El “proceso constituyente”, del que habló la presidenta del parlamento catalán, sólo existe en la fantasía de Mas, de Junqueras (líder de ERC) y de Antonio Baños (líder de las CUP). Algunos observadores se preguntan si el teatro de la independencia catalana no lo habrá montado Mas para desviar la atención del escandalazo de corrupción en torno a la familia Pujol y la supuesta financiación ilegal de Convergencia Democrática de Catalunya. El en otros tiempos honorable fue no sólo en lo político como un padre para Artur Mas, al que podría aplicarse la famosa frase de Cicerón: “Quousque tandem, Catilina, abutere patientia nostra?” (¿Hasta cuándo Catilina, vas a estar abusando de nuestra paciencia”?). Lucio Sergio Catilina fue un conspirador de la tardía república romana, enemigo de Cicerón (autor de los cuatro discursos conocidos como "Catilinarias"), a quien intentó asesinar sin éxito en diversas ocasiones.
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