sábado, 27 de junio de 2015

Atalaya: La República




Es asombroso el número de banderas republicanas que se exhiben en las manifestaciones. Ninguno de los gobiernos (PSOE,PP) ha intervenido en contra de ello. Tampoco el monarca emérito, don Juan Carlos I y su sucesor Felipe VI parecen molestos por este hecho. Se ha escrito que Juan Caros es un rey para los republicanos. El propio monarca contestó una vez, con algo más que cachondeo, a un interlocutor: “Pero yo soy republicano”. Ya he escrito en diversas ocasiones que el Reino de España también puede denominarse “monarquía republicana” como Bélgica, Holanda, Dinamarca, Noruega o Suecia.

Si mal no recuerdo, con el presidente del Gobierno, Zapatero, se pergeñó una ley que prohibía la exhibición de símbolos franquistas (como el águila con el pajarraco y el yugo y las flechas) en monumentos, edificios, fachadas y nombre de las calles. El PP y algunos obispos parecen no haberse enterado de  que el fascismo está enterrado en España. En no pocas fachadas de iglesias puede leerse: “José Antonio. Gloriosos caídos por Dios y por España”, lo que más que nada es una auténtica majadería. ¿Por qué leche quiso “Dios” que muriese tanta gente en la salvajada franquista de la guerra civil?. Los nacionales justificaron luego la carnicería entre hermanos con la Providencia, la defensa de la Iglesia Católica (por lo que los obispos de turno llamaron “cruzada” al golpe de estado de tres generales felones Franco, Mola y Sanjurjo).
 
Tras las extrañas muertes de Mola (quien, al parecer murió de un balazo) y Sanjurjo (falleció al estrellarse su avioneta), ya no hubo impedimentos para el advenimiento de Franco al poder y grabar en las nuevas monedas que sustituyeron a las de la II República: “Francisco Franco: Caudillo de España por la gracia de Dios…” Algunos republicanos comentaban entre sí: “Porque “Dios” es un gracioso”.

La bandera republicana es el símbolo de un Estado legítimo, derribado por la fuerza aplastante del armamento nazi e italiano, puesto al servicio de un sublevado. No hay motivo para prohibirla. Pero también los republicanos han de aceptar la realidad de una nueva España democrática, con su propia bandera, muy anterior a la republicana, que fue usurpada por los nacionales. La bandera actual es ahora la insignia de España, que conoce otras banderas tan respetables como la republicana: los estandartes de las autonomías.
 
 

 

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