Difícil lo tienen los políticos para formar un nuevo gobierno en España. Los votantes han esparcido su voto sobre el paisaje político español como con una regadera, lo cual obliga a los partidos -pocos, pero dispares- a buscar un socio, que no tiene por qué ser afín, que les preste su apoyo puntual o con el que formar coalición. Le realidad es que el PP ha vuelto a ser el ganador de las elecciones del 20D, pero no consiguió la mayoría absoluta. Y otro hecho es que ningún partido quiere formar coalición con Mariano Rajoy y con un PP sumido hasta el cuello en la corrupción.
Pero tampoco ningún partido quiere aliarse con Podemos, al que consideran políticamente sospechoso. Si el PSOE hace coalición con el partido de Pablo Iglesias, Pedro Sánchez cavará su propia fosa en Ferraz, donde existe una fuerte animadversión por parte de los dinosaurios socialistas contra el joven líder socialdemócrata, porque en el fondo se resisten a ser relevados de sus puestos por la joven generación del PSOE. Ciudadanos, una tal vez aceptable versión de un moderno y limpio partido conservador, estaría dispuesto a formar parte de una coalición con el PSOE, pero sin excluir al PP, sin aceptar en su lugar a Podemos, al que no sólo la derecha ve como “un demonio con cuernos y rabo”. Pero Podemos tampoco formaría parte de una coalición con el PP, y menos con Rajoy en el timón. Por su parte, bajo determinadas condiciones, el PSOE podría formar una coalición con el PP. Sería lo natural si tal partido no estuviera encharcado por la ingente corrupción, el núcleo del Partido Popular no fuera tan reaccionario y nostálgico del franquismo y si Rajoy dejara de aferrarse a su sillón y se marchase a con viento fresco. En este caso podría ser una coalición a la alemana: los democristianos CDU/CSU, liderados por Angela Merkel, y el partido socialdemócrata (SPD), dirigido por Sigfried Gabriel. En España podrían ser: PP, PSOE, y Ciudadanos, aunque éstos en su visión de la Economía están más próximos al PP que al PSOE.
Pedro Sánchez ha recibido el encargo del Rey de formar un gobierno. En estos días estamos viendo el puzzle político de España, amenizado por la constante información de la repugnante creciente corrupción de quienes gustan presentarse como los salvadores de la patria (la patria es su bolsillo). El presidente de EE UU manifestó recientemente que España necesita unidad y estabilidad. Lo mismo piensan, por ejemplo, en Inglaterra, en Francia y en Alemania. Los vientos que soplan no están para divisiones. Europa, y también España, están amenazadas por el terrorista Estado Islámico (yihadistas ), que ha declarado la guerra a Occidente a través de internet y los canales de televisión afines a su fanática causa.
Bruselas, muy alarmada después de las polémicas e innecesarias declaraciones del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, realizadas el pasado miércoles en Roma, donde participaba en una reunión de ministros de los países adherentes al acuerdo de cooperación internacional para la lucha antiterrorista (García Margallo advirtió de que un posible Gobierno de coalición entre el PSOE y Podemos podría convertir a España en el primer país en salirse de la coalición internacional que lucha contra el Daesh), espera una pronta formación de gobierno, para saber exactamente con qué medios piensa contribuir España a la lucha contra el terrorismo y el expansionismo de Daesh.
Pero España necesita ante todo un gobierno de cambio y de progreso para que no se atasquen los casi 40 años de democracia y libertad. Social, económica y políticamente España necesita la cohesión ciudadana para superar realmente los estragos de la crisis. Y no en último lugar, para solucionar un problema español ya secular, que también preocupa a EE UU y a la UE, así como a la OTAN: el disparate separatista iniciado por el esperpéntico ex presidente de la Generalitat, Artur Mas, que, apoyado en independentistas catalanes, se veía ya como presidente de una “República Catalana”.
Desde luego hay que solidarizarse con Felipe VI, que el pobre “pone un circo y le crecen los enanos”. Pero también merece apoyo moral Pedro Sánchez, encargado de formar gobierno “asediado por las fuerzas centrífugas de la política española, entre las que no falta el propio PSOE.
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