martes, 26 de septiembre de 2017

LEÍDO EN LA PRENSA





Puede que los hayan leído o quizás tan solo hayan oído hablar de ellos. Me estoy refiriendo a dos artículos aparecidos estos últimos días en EL PERIÓDICO de Cataluña, un diario al que se le está haciendo la vida imposible desde organismos oficiales y crucificando un día sí y otro también en las redes sociales, por el mero hecho de publicar la verdad de lo que está sucediendo en el Principado desde el mismísimo momento en el que que Artur Mas decidió envolverse en la bandera independentista para tapar sus vergüenzas y las de su protector, Jordi Pujol. Los comentarios en cuestión se titulan: "Naufragio Puigdemont" (autor: el político del PSOE, Josep Borrell, que cada día me gusta más) y "Ustedes que pueden, dialoguen", del conocido entrevistador y guionista, Jordi Évole, a quien admiro desde sus tiempos de "El Follonero" en el late night "Buenafuente".
 
Empezaremos por el más antiguo, el de Jordí Évole, que tiene ya dos días: USTEDES QUE PUEDEN, DIALOGUEN. Évole tomó prestada para el encabezamiento la famosa frase (famosa, porque no estaba prevista en el guión y fue de cosecha propia) de la periodista Gemma Nierga, al terminar la lectura en catalán del manifiesto contra el terrorismo en el acto celebrado en Barcelona el 23 de noviembre del año 2000 como punto final de la multitudinaria marcha contra el terrorismo de ETA: "Catalunya per la pau. ETA no".

USTEDES QUE PUEDEN, DIALOGUEN
"Esto va a acabar mal". Esta frase se repite demasiado estos días en Catalunya. Te la dice tu vecino, la compañera de la oficina, el quiosquero. Es una conclusión a la que ha llegado demasiada gente. Y lo que sorprende es que ninguno de nuestros gobernantes haga absolutamente nada por evitarlo.

Bueno, sí que hacen. El gobierno de Rajoy ha conseguido esta semana lo que el independentismo intentaba conseguir (y no lograba) desde las elecciones del 27-S: ensanchar la base. Rajoy ha dicho tantas veces que no habrá referéndum el 1-O que ahora no le queda más remedio que recurrir a cualquier método para impedirlo. Y ha elegido el peor. Y todavía le queda una semana. Miedo me da. Igual logran impedir este referéndum, pero si piensan que así van a conseguir acabar con las ganas de votar de centenares de miles de catalanes, demuestran dos cosas: o que no tienen ni idea de cómo es Catalunya, o que no quiere solucionar el conflicto (o ambas a la vez).

Leyendo la prensa extranjera, da la sensación de que en Europa también han llegado a la conclusión de que esto no se soluciona de ninguna otra manera que votando. Y no es que digan que la forma de hacerlo sea el 1-O, que creo que tiene carencias evidentes, pero coinciden que más pronto que tarde habrá que encontrar una manera para que celebremos ese referéndum: pactado, con campaña electoral a favor del 'sí' y del 'no', con debates, con todo lo necesario para que los ciudadanos tomen una decisión tan trascendente.

El próximo domingo, se pueda o no votar, lo que está garantizada es una movilización ciudadana sin precedentes. En todos los pueblos y ciudades catalanas van a salir en masa ciudadanos con su papeleta, aunque no la puedan depositar en ningún sitio.
 
Ni un paso atrás
¿Y desde el Govern, qué dicen? Pues estuve hablando con Puigdemont y, la verdad, no me tranquilizó. El 'president' ha asegurado tantas veces que el 1-O se hará, que ahora está totalmente decidido a no dar ni un paso atrás, le cueste lo que le cueste. Y le da igual saber que va a hacer un referéndum con carencias. Porque lo sabe. Dice que por poco que se vote el próximo domingo (incluso habla de un 15%), él va a dar por vinculante el resultado. Y como dice la ley del Referéndum, el Parlament de Catalunya proclamará la independencia al cabo de 48 horas de conocer los resultados oficiales, aunque esa noche cada uno interpretará lo que le dé la gana. Si no, al tiempo. Lo que inquieta a muchos es que si el Gobierno español ha reaccionado como lo ha hecho esta semana sin ni siquiera haber votado, ¿cómo lo hará después de una hipotética declaración unilateral de independencia?

Llegados a este punto solo me queda recurrir a la frase que hizo célebre Gemma Nierga. Fue en la manifestación de condena por el asesinato de Ernest Lluch a manos de ETA. No estoy ni mucho menos comparando situaciones, pero creo que la frase de Nierga la podríamos volver a pronunciar dirigiéndonos a nuestros gobernantes: "Ustedes que pueden, dialoguen".  
 
Hasta aquí, Jordi Évole. 
 



 
Veamos ahora qué opina Borrell en su artículo "NAUFRAGIO PUIGDEMONT". Dice así:
 
"Nunca había visto un naufragio político como el del 'president' Puigdemont ante un periodista. Llegó al Palau de rebote, pero los independentistas habrán echado en falta a Junqueras, quien al menos tiene el cuajo de no contestar, inventar o negar cuando conviene.

Puigdemont reconoció abiertamente que el referéndum que ha convocado es ilegal de acuerdo con el propio Estatut de Catalunya, que exige una mayoría cualificada de 90 votos para reformar la ley electoral. Al  señalarle el entrevistador que era así incluso para elegir a los directivos de TV3, y que el se disponía a declarar la independencia con una exigua mayoría simple de 72, su inocente respuesta fue, que si no lo hacía así no lo podría hacer. Asombroso. "Es que es el único camino que hemos encontrado".

Cinismo o ingenuidad
¿Cinismo al cubo o supina ingenuidad? Pero, ¿quién le ha eximido de conseguir de los catalanes los votos necesarios para hacerlo? ¿Y ese es el que dice defender los derechos y las libertades y denuncia un "Estado de excepción" implantado por el Estado contra Catalunya? Seguro que no conoce las palabras  de J. F. Kennedy : "Cuando gobiernan las leyes y no los hombres, nadie, por poderoso que sea, ni ninguna multitud por turbulenta que sea, tiene derecho a incumplir la ley o a desafiar a un tribunal de justicia… porque, … los ciudadanos no se podrían sentir libres de la arbitrariedad del poder ni a salvo de sus vecinos".

Puigdemont ha dado la razón a los que defienden que no hay que participar en un referéndum ilegal, que no reúne ninguna garantía democrática. Los 'no' a la independencia serán usados para legitimar la participación en lo que algunos presentan como un inocente ejercicio de "movilización ciudadana", cuando de lo que se trata es de dar un salto al vacío de gravísimas consecuencias. 

No desautorizó a Forcadell cuando dijo que el PP y Ciutadans no son catalanes. Justificó las palabras de Junqueras reconociendo que "solo con la foto de la policía impidiendo una votación ya hemos ganado", lo que desvela sus verdaderos objetivos. No reconoció que Junts pel Sí planteó las elecciones del 27-S como un referéndum que ponía en el mismo saco los votos al PP que a los comuns. Y no desautorizó a su portavoz, Jordi Turull, cuando negó la condición de ciudadanos, tachándoles de súbditos, a aquellos que decidan no votar. Toda una catástrofe dialéctica.

Siguió diciendo que el derecho internacional garantiza la autodeterminación de Catalunya, cuando su propio Consell Asesor per la Transició Nacional les ha explicado que no es así, porque no se dan ninguna de las tres condiciones requeridas para ello :  Catalunya  no es una colonia como Argelia de Francia, ni está ocupada militarmente como Lituania por la URSS, ni se violan permanentemente los derechos humanos como en  Kosovo. Nadie se va a  creer esas tesis ni va a reconocer la independencia unilateral de Catalunya, ni esta va seguir automáticamente en la UE.

Contrario a la construcción europea
Al contrario, en Europa, se considera que el desafío al ordenamiento constitucional lanzado por el independentismo catalán puede poner en peligro el proyecto comunitario. El relato, en gran medida falsificado en su dimensión histórica y económica, que los independentistas han vendido con gran habilidad, es lo opuesto a las bases de la construcción europea. Disfrazan como defensa contra un Estado opresor, todos los clichés del nacionalismo más rancio, con tintes de supremacismo cultural y de clase.
 
Sí, la actitud del PP y el pasotismo de Rajoy tienen mucha responsabilidad. Pero también la tiene, y se olvida, el relato de mentiras y exageraciones del que Junqueras ha sido el gran fabulador, basado en el "España nos roba" y "España nos odia".

El desenlace de esta crisis, a la que nos han conducido irresponsables aspirantes a un martirologio 'low cost', a costa de crear una grave división en la sociedad catalana, es una cuestión europea. Si se permite a un territorio saltarse el Estado de Derecho  y ejercer unilateralmente su autodeterminación, se habrá acabado con "la intangibilidad de las fronteras cuya actual definición tanta sangre costó".

Si  de nuevo triunfa el discurso de un nacionalismo excluyente que falsea la historia y la realidad derribando el orden constitucional imponiendo su hegemonía, y si la ya intolerable violencia verbal se convierte en violencia física, el proyecto europeo retrocederá a la situación que había conseguido superar. Es muy grave que un líder político reconozca que viola su propia ley básica para lograr lo que pretende. Y que alguien como Serrat sea tachado de fascista y de traidor mientras el siniestro Otegi sea un héroe que encabeza las manifestaciones."
Fin de la cita.
 
El palo que da Josep Borrell  al "Honorable" Puigdemont en su colaboración de ayer en "El Periódico" se refiere (aunque no la nombra) precisamente a la entrevista concedida el pasado domingo a Jordi Évole, que abríó la nueva temporada de SALVADOS en La Sexta. Un "Salvados" que arrasó en audiencia, muy por delante de Gran Hermano, y puso en ridículo a Puigdemont al  refregarle Évole una y otra vez sus incoherencias y contradicciones.
 
M.R.

 

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