La semana pasada pudimos contemplar en el telediario la imagen insólita de un gran número de espectadores del Liceu de Barcelona cantando "Els Segadors", el himno de Cataluña, poco antes del inicio de la función, en protesta por el operativo policial desplegado el 20 de septiembre en varias consellerias y organismos de la Generalitat. Y digo insólita porque El Gran Teatre del Liceu es el emblema “par excellence” de la burguesía catalana.
La verdad sea dicha, me parece bastante chusco que parte de esta burguesía y aristocracia se ponga a entonar un himno que, en realidad, fue escrito como demostración de animosidad contra los poderosos. Porque, en contra de lo que los independentistas radicales nos quieren hacer creer, la Guerra dels Segadors fue en gran parte un ajuste de cuentas de carácter social contra las clases dominantes en Cataluña: la alta burguesía y la aristocracia y no fue jamás un alzamiento nacional. Los catalanes estaban simplemente hartos de los pillajes y desmanes de la soldadesca variopinta enviada por la Corona (Felipe IV) para luchar contra las tropas francesas de Richelieu que amenazaban el Rosellón que, por aquel entonces, pertenecía a España. Y si leen detenidamente la letra de Els Segadors queda bastante claro que los enemigos no son únicamente los representantes de la corona castellana, sino también los propios burgueses y aristócratas catalanes que oprimen a los trabajadores y les exprimen como limones. Esta canción anónima del siglo XVII era mucho más larga. La actual es una versión de Emili Guanayavents que data del 1899 y que reza así:
“Catalunya, triomfant, tornarà a ser rica i plena!/ Endarrera aquesta gent/tan ufana i tan superba!
Bon cop de falç!/ Bon cop de falç, defensors de la terra!/ Bon cop de falç!
Ara és hora, segadors!/ Ara és hora d'estar alerta!/ Per quan vingui un altre juny/ esmolem ben bé les eines!
Bon cop de falç!/ Bon cop de falç, defensors de la terra!/Bon cop de falç!
Que tremoli l'enemic/ en veient la nostra ensenya:/com fem caure espigues d'or/ quan convé seguem cadenes!
Bon cop de falç!/Bon cop de falç, defensors de la terra!/Bon cop de falç!”
Traducción:
“¡Cataluña, triunfal,/ volverá a ser rica y grande!/ ¡Retrocedan esas gentes/ tan ufanas y arrogantes!/
¡Echad mano de la hoz!/ ¡Echad mano de la hoz, en defensa de la tierra!/ ¡Echad mano de la hoz!/
¡Llegó la hora, segadores!/ ¡Hora es ya de estar alerta,/ y para el próximo junio/ de afilar las herramientas!/
¡Echad mano de la hoz!/ ¡Echad mano de la hoz, en defensa de la tierra!/ ¡Echad mano de la hoz!/
¡Que tiemble el enemigo/ viendo ondear nuestra enseña:/ como hacemos caer las espigas de oro/ así caerán las cadenas!/
¡Echad mano de la hoz!/ ¡Echad mano de la hoz, en defensa de la tierra!/ ¡Echad mano de la hoz!/”
Desgraciadamente, este conflicto sumió a Cataluña en el caos. Un caos en el que tanto las milicias como grupos de campesinos (en algunos casos capitaneados por auténticos maleantes) protagonizaron episodios de extrema crueldad. Luego la cosa se complicó debido a la mala decisión de la Diputación, encabezada por Pau Clarís, que tuvo la desgraciada idea de aliarse con los franceses, llegando a proclamar Conde de Barcelona a Luis XIII de Francia. Un grave error, como se demostró más tarde.
Con los franceses instalados en su territorio, esta mala decisión sumió a los catalanes en una guerra hispanofrancesa que duró diez años y que costó a la Corona la pérdida del Rosellón y parte la Cerdaña. En la Paz de los Pirineos, estos territorios pasaron a manos de Francia.
M.R.
M.R.
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