Hoy, Día Mundial de la Poesía, quisiera dedicaros a todos este bello poema de mi difunto esposo:
AUSENCIA
Detrás de cada ausencia
hay otra ausencia,
esa era mi creencia hace ya años.
Después, creí hallar la presencia,
su presencia,
que hiciese el mundo siempre presente,
sin pasado ni futuro.
hay otra ausencia,
esa era mi creencia hace ya años.
Después, creí hallar la presencia,
su presencia,
que hiciese el mundo siempre presente,
sin pasado ni futuro.
No quería escuchar los ecos
del recuerdo.
Ver las nubes, los árboles, los prados
aquí y ahora,
sin nostalgia
y seguir en el vuelo de los pájaros
mis pensamientos
gaviotas en un mar de plenitud
descansando en su imagen amada.
La soledad: sólo un retiro
para pensarla más
y sentirme más unido a esta tierra
en la armonía de amar y ser amado.
Pero no puede engañarse el tiempo
que urde sus telas del olvido
y teje nuevas ilusiones
como el juego de las nubes con el sol.
que urde sus telas del olvido
y teje nuevas ilusiones
como el juego de las nubes con el sol.
Hoy, vuelvo a sentir la ausencia de su ausencia
y vuelvo a buscar en el recuerdo mi consuelo:
allí el tiempo se detiene, en el pasado,
y nos hace ver en el espejo de la distancia
que la felicidad es la suma de momentos
fugaces,
como ese reflejo de cielo
en las cristalinas aguas de un arroyo,
que no es cielo,
pero es bello.
Intenté apresarlos en mis versos
los instantes
en que sus ojos, sus labios,
sus cabellos
me hacían soñar con las verdes aguas
de aquel arroyo de La Mancha,
con las amapolas y trigales de mi infancia.
de aquel arroyo de La Mancha,
con las amapolas y trigales de mi infancia.
Y ahora, sentados en un banco,
muy lejos,
su imagen se confunde ya con otras caras,
sus caricias con otros besos
en las nubes de plata irisada
solitarias y silenciosas,
sin vencejos
que anunciaban el joven verano de mi patria
y las mil nostalgias de mi infancia.
Detrás de cada ausencia hay otra ausencia,
detrás de cada amor
otra añoranza.
Mi única compañera inseparable
es la poesía.
Tristeza condensada en versos,
anhelo de amor,
ansia de eternidad,
incansable afán de superar el olvido
aunque vivir es olvidar
y volver a soñar
hasta que llegue la noche para siempre.
Manuel Moral