martes, 26 de septiembre de 2017

TIRANDO DE HEMEROTECA






Queridos seguidores de este blog:
 
El pasado 28 de abril, al tiempo que les agradecía las innumerables muestras de cariño recibidas al fallecer Manuel, mi esposo y mentor durante más de 50 años, les “amenazaba” con continuar este blog que él creó en 2009. Para ello utilizaría de manera intermitente alguno de sus antiguos comentarios radiados en su día por los micrófonos del Bayerischer Rundfunk (Radio Baviera), no pocos premonitorios, y echaría mano de sus numerosísimos aforismos o de esos maravillosos poemas que nunca vieron la luz (¡lástima que no pueda también publicar los que están escritos en alemán!), todos ellos guardados cuidadosamente en carpetas y archivadores que yo he me he dedicado a ordenar y limpiar de polvo y paja en estos últimos meses (todavía estoy en ello). Hoy, con el posible Referéndum de Cataluña ante portas, ha llegado el momento de ponerme manos a la obra e ir retomando poco a poco la redacción del blog.
 
Hurgando en uno de los archivadores me topé con un artículo radiado el 28.07.1989, es decir hace casi tres décadas y pocos meses antes de la caída del muro de Berlín, sobre los brotes de separatismo en la antigua Unión Soviética.  En él Manuel hacía referencia a Euskadi y Cataluña y a los problemas que podrían surgir algún día si España no avanzaba hacia un Estado Federal en el que se tuviesen más en cuenta la diversidad cultural y lingüística de algunas Autonomías que todos conocemos, para evitar que cayeran en la trampa del nacionalismo exacerbado y, por ende, del separatismo. Creo estar en lo cierto cuando afirmo que si alguno de los políticos de entonces hubiesen tomado más en serio esas advertencias, hoy no estaríamos donde estamos con el problema de Cataluña. Sería ilusorio creer que, de ser Cataluña un Estado Federal, no existirían nacionalistas radicales en el Principado, pero sí que su número sería mucho menor y que el odio hacia todo lo español no se hubiese instalado de forma tan virulenta en la sociedad catalana.
 
Y después de este largo prólogo les dejo con el comentario de mi difunto marido titulado: NI CENTRALISMOS NI TRIBALISMOS, en el que decía así:
 
“Los enfrentamientos étnicos y tribales en la Unión Soviética en la estela de la perestroika, vuelven a poner una vez más de manifiesto la cuestión de la unidad en los países multirraciales, multiculturales y multilingüísticos. Podría decirse que la perestroika tiene la culpa de la erupción de la violencia separatista entre las minorías étnicas. Pero ello sería desconocer la raíz misma de un problema, que también existe secularmente en España. La erupción de un volcán no es sino la manifestación de un hecho: que existen debajo de la corteza terrestre ingentes cantidades de minerales incandescentes, de magma, que pugna por salir al exterior y que se abre paso impetuosamente en cuanto cede el caparazón de la tierra por alguno de sus puntos más débiles. Asimismo, la erupción de las violencias étnicas es solamente el indicador de que, por debajo de la homogeneidad nacional, mantenida artificialmente por un rígido sistema, subyacen enormes fuerzas que empujan para aflorar a la superficie tan pronto como el sistema muestra alguna grieta.
 
Y es que, estimados oyentes, la "unidad nacional" es una ficción, si esa unidad no se ha conseguido mediante un consenso histórico con el diálogo y la cooperación entre las distintas etnias y culturas que integran ese todo más amplio que denominamos "Nación“. Esa ficción es todavía más grave, más nefasta en sus consecuencias cuando al concepto relativo de Nación se le hace coincidir con ese otro concepto de Estado, que, en realidad, no es idéntico con la nación. Alemania ha sido un ejemplo de un "Estado" sin nación homogénea. Súbditos de ese Estado fueron en otros tiempos ciudadanos de lenguas y nacionalidades diversas, como en Prusia Oriental. En Alemania, el "regionalismo" ha tenido siempre raíces más profundas y perdurables que lo "nacional".
 
Existe una tendencia casi irracional a la Unidad, entendida ésta como la fusión forzosa de lo diferente en un todo uniforme, supeditado a una única voluntad central. Este ha sido también el problema de España desde los Reyes Católicos. En España, el elemento amalgamador fue la Religión, un catolicismo de un integrismo muy islámico, que suplantó a cualquier otro proyecto económico y político hasta tiempos muy recientes. "Cristiano viejo" era una designación más racista o "casticista“ , por emplear la terminología de Américo Castro, que religiosa. Ese mismo factor se haría sentir en otras vertientes durante la guerra civil española, manteniéndose la misma mentalidad de "castellanos" o "cristianos viejos” entre los nacionales, para quienes los “rojos” pasaron a ocupar el lugar de los "judíos" o de los “no españoles”. En nuestro país siempre existió la obsesión por absorber al otro, al distinto, por la fuerza y si el otro se resistía a ser absorbido, a expulsarle (como a los judíos o los moriscos en la Edad Media) o a combatirlo y exterminarlo, como se puso de manifiesto en las guerras carlistas, en la durísima represión contra las "regiones" diferenciadas, Euskadi y Cataluña, en primera línea, o en nuestra última contienda civil del 36. En aquella guerra se actualizaron en los dos bandos todas las lacras endémicas que arrastraba España desde la Edad Media, sumándose a ello los conflictos sociales de la crisis del sistema capitalista.

El problema del Imperio Soviético es muy similar al de España, aunque en la Unión Soviética todo parece indicar que las tensiones entre las etnias pueden adquirir dimensiones altamente peligrosas para la convivencia en la URSS y son susceptibles, por tanto, de provocar una involución de las prudentes tentativas de reformas de Gorbachov. En España, con el establecimiento del eufemístico Estado de las Autonomías, al restaurarse la democracia en nuestro país, se ha dado sin duda un paso importante desde las cavernas hacia el progreso, aunque tal peso es sólo un paso, que requiere ser desarrollado en el sentido de un auténtico sistema federal. Una de las grandes omisiones del gobierno del PSOE es sin duda no querer o no saber dar los ulteriores pasos necesarios para superar y perfeccionar el ya rudimentario Estado de las Autonomías, siendo absurdo que se equipare a Madrid o La Mancha con Euskadi, Cataluña o Galicia.
 
En la URSS, Gorbachov se halla ante el estallido de una situación reprimida, primero por la feroz política de nacionalidades de Stalin y sistemáticamente aplastada después por sus sucesores con todo el peso de la dictadura Comunista. También Franco reprimió con todo el peso de su aparato policial y militar cualquier asomo de autoafirmación de las etnias españolas, siendo más represaliadas aquellas con una personalidad histórica, lingüística y culturalmente más diferenciada. Franco llegó a tildar de traidoras a las provincias de Euskadi, por haberse resistido los vascos especialmente al triunfo y dominio del fascismo español, luchando por defender contra él sus fueros. También Catalunya sufrió una oprobiosa represión, un auténtico intento de genocidio cultural, con la prohibición de usar y cultivar su lengua y afirmar públicamente el espíritu catalán. Ni los estalinistas y sus sucesores, ni tampoco los franquistas consiguieron solucionar así el “problema”. No pudieron extinguir el hecho de las etnias, ese fuego subterráneo en constante ignición.

El problema de la convivencia de las diversas etnias -con sus lenguas y culturas-  en el marco de lo que convencional o históricamente llamamos "Nación" solamente puede ser solucionado con sensatez por parte de todos los dirigentes. En primer lugar, para que una Nación pueda llamarse así con autenticidad no basta con que un aparato policial y militar garantice su cohesión. Muy al contrario, esa violencia estatal es contraproducente a plazo más o menos largo. Lo principal es que todos los habitantes de una determinada porción de esta tierra, que se llame Nación, desarrollen un proyecto común consensuado de convivencia y progreso.
 
En Suiza, por citar un ejemplo próximo, el hecho de existir varias etnias con sus distintos idiomas no impide que los suizos se sientan solidariamente partícipes del mismo proyecto de ser helvéticos. Así, pues, es necesario renunciar a los centralismos hegemónicos e impuestos para pasar a la comunidad consensuada dentro de la diversidad. Pero también las denominadas "regiones" o si se prefiere “nacionalidades” han de renunciar a vengar viejos agravios, a resentimientos estériles, a violencias criminales como las de ETA y afirmando su propio ser, su propia idiosincrasia, su propia cultura, basada en su propia lengua, llegar a ese consenso con las demás regiones o nacionalidades, que están embarcadas, geográficamente, en un mismo proyecto de ser hombres sobre esta tierra. Se requiere la cooperación interétnica e intercultural, por encima de los enfrentamientos, los odios o los egoísmos de campanario aldeano.
 
Aceptar lo común dentro de la diversidad no significa en absoluto renunciar a la propia identidad. Ser nacionalista de su propia nación, no excluye en absoluto ser “nacionalista" del conjunto más amplio de todos quienes de alguna manera por la historia y la geografía, están inscritos en un mismo destino. Tampoco impide ser nacionalista de un proyecto más ambicioso de convivencia humana en lo geográfico, lo político, lo económico, y en lo social y cultural, como sería en nuestro caso esa Europa que se quiere edificar como destino común de todos los europeos. Y también, extendiendo aún más los horizontes, se puede ser “nacionalistas del mundo”, es decir, ciudadanos de este planeta que todos compartimos y de cuya conservación todos somos responsables. Empleo la palabra "nacionalista" no en su sentido retrógrado y reaccionario, sino en una acepción más rica de partidario, de amante de la patria, del continente y de nuestro planeta. Todo lo demás es caer o en la tiranía de unas mayorías sobre las minorías, en la arbitrariedad del más fuerte parapetado detrás de la Historia, o también en un primitivo tribalismo.”

Manuel Moral († 24.04.2017)
 
 

ELS SEGADORS






La semana pasada pudimos contemplar en el telediario la imagen insólita de un gran número de espectadores del Liceu de Barcelona cantando "Els Segadors", el himno de Cataluña, poco antes del inicio de la función, en protesta por el operativo policial desplegado el 20 de septiembre en varias consellerias y organismos de la Generalitat.  Y digo insólita porque El Gran Teatre del Liceu es el emblema “par excellence” de la burguesía catalana.
 
La verdad sea dicha, me parece bastante chusco que parte de esta burguesía y aristocracia se ponga a entonar un himno que, en realidad, fue escrito como demostración de animosidad contra los poderosos. Porque, en contra de lo que los independentistas radicales nos quieren hacer creer, la Guerra dels Segadors fue en gran parte un ajuste de cuentas de carácter social contra las clases dominantes en Cataluña: la alta burguesía y la aristocracia y no fue jamás un alzamiento nacional. Los catalanes estaban simplemente hartos de los pillajes y desmanes de la soldadesca variopinta enviada por la Corona (Felipe IV) para luchar contra las tropas francesas de Richelieu que amenazaban el Rosellón que, por aquel entonces, pertenecía a España. Y si leen detenidamente la letra de Els Segadors queda bastante claro que los enemigos no son únicamente los representantes de la corona castellana, sino también los propios burgueses y aristócratas catalanes que oprimen a los trabajadores y les exprimen como limones. Esta canción anónima del siglo XVII era mucho más larga. La actual es una versión de Emili Guanayavents que data del 1899 y que reza así:

“Catalunya, triomfant, tornarà a ser rica i plena!/ Endarrera aquesta gent/tan ufana i tan superba!
Bon cop de falç!/ Bon cop de falç, defensors de la terra!/ Bon cop de falç!
Ara és hora, segadors!/ Ara és hora d'estar alerta!/ Per quan vingui un altre juny/ esmolem ben bé les eines!
Bon cop de falç!/ Bon cop de falç, defensors de la terra!/Bon cop de falç!
Que tremoli l'enemic/ en veient la nostra ensenya:/com fem caure espigues d'or/ quan convé seguem cadenes!
Bon cop de falç!/Bon cop de falç, defensors de la terra!/Bon cop de falç!”

Traducción:
“¡Cataluña, triunfal,/ volverá a ser rica y grande!/ ¡Retrocedan esas gentes/ tan ufanas y arrogantes!/
¡Echad mano de la hoz!/ ¡Echad mano de la hoz, en defensa de la tierra!/ ¡Echad mano de la hoz!/
¡Llegó la hora, segadores!/ ¡Hora es ya de estar alerta,/ y para el próximo junio/ de afilar las herramientas!/
¡Echad mano de la hoz!/ ¡Echad mano de la hoz, en defensa de la tierra!/ ¡Echad mano de la hoz!/
¡Que tiemble el enemigo/ viendo ondear nuestra enseña:/ como hacemos caer las espigas de oro/ así caerán las cadenas!/
¡Echad mano de la hoz!/ ¡Echad mano de la hoz, en defensa de la tierra!/ ¡Echad mano de la hoz!/”

Desgraciadamente, este conflicto sumió a Cataluña en el caos. Un caos en el que tanto las milicias como grupos de campesinos (en algunos casos capitaneados por auténticos maleantes) protagonizaron episodios de extrema crueldad. Luego la cosa se complicó debido a la mala decisión de la Diputación, encabezada por Pau Clarís, que tuvo la desgraciada idea de aliarse con los franceses, llegando a proclamar Conde de Barcelona a Luis XIII de Francia.  Un grave error, como se demostró más tarde.
 
Con los franceses instalados en su territorio, esta mala decisión sumió a los catalanes en una guerra hispanofrancesa que duró diez años y que costó a la Corona la pérdida del Rosellón y parte la Cerdaña. En la Paz de los Pirineos, estos territorios pasaron a manos de Francia.
M.R.






LEÍDO EN LA PRENSA





Puede que los hayan leído o quizás tan solo hayan oído hablar de ellos. Me estoy refiriendo a dos artículos aparecidos estos últimos días en EL PERIÓDICO de Cataluña, un diario al que se le está haciendo la vida imposible desde organismos oficiales y crucificando un día sí y otro también en las redes sociales, por el mero hecho de publicar la verdad de lo que está sucediendo en el Principado desde el mismísimo momento en el que que Artur Mas decidió envolverse en la bandera independentista para tapar sus vergüenzas y las de su protector, Jordi Pujol. Los comentarios en cuestión se titulan: "Naufragio Puigdemont" (autor: el político del PSOE, Josep Borrell, que cada día me gusta más) y "Ustedes que pueden, dialoguen", del conocido entrevistador y guionista, Jordi Évole, a quien admiro desde sus tiempos de "El Follonero" en el late night "Buenafuente".
 
Empezaremos por el más antiguo, el de Jordí Évole, que tiene ya dos días: USTEDES QUE PUEDEN, DIALOGUEN. Évole tomó prestada para el encabezamiento la famosa frase (famosa, porque no estaba prevista en el guión y fue de cosecha propia) de la periodista Gemma Nierga, al terminar la lectura en catalán del manifiesto contra el terrorismo en el acto celebrado en Barcelona el 23 de noviembre del año 2000 como punto final de la multitudinaria marcha contra el terrorismo de ETA: "Catalunya per la pau. ETA no".

USTEDES QUE PUEDEN, DIALOGUEN
"Esto va a acabar mal". Esta frase se repite demasiado estos días en Catalunya. Te la dice tu vecino, la compañera de la oficina, el quiosquero. Es una conclusión a la que ha llegado demasiada gente. Y lo que sorprende es que ninguno de nuestros gobernantes haga absolutamente nada por evitarlo.

Bueno, sí que hacen. El gobierno de Rajoy ha conseguido esta semana lo que el independentismo intentaba conseguir (y no lograba) desde las elecciones del 27-S: ensanchar la base. Rajoy ha dicho tantas veces que no habrá referéndum el 1-O que ahora no le queda más remedio que recurrir a cualquier método para impedirlo. Y ha elegido el peor. Y todavía le queda una semana. Miedo me da. Igual logran impedir este referéndum, pero si piensan que así van a conseguir acabar con las ganas de votar de centenares de miles de catalanes, demuestran dos cosas: o que no tienen ni idea de cómo es Catalunya, o que no quiere solucionar el conflicto (o ambas a la vez).

Leyendo la prensa extranjera, da la sensación de que en Europa también han llegado a la conclusión de que esto no se soluciona de ninguna otra manera que votando. Y no es que digan que la forma de hacerlo sea el 1-O, que creo que tiene carencias evidentes, pero coinciden que más pronto que tarde habrá que encontrar una manera para que celebremos ese referéndum: pactado, con campaña electoral a favor del 'sí' y del 'no', con debates, con todo lo necesario para que los ciudadanos tomen una decisión tan trascendente.

El próximo domingo, se pueda o no votar, lo que está garantizada es una movilización ciudadana sin precedentes. En todos los pueblos y ciudades catalanas van a salir en masa ciudadanos con su papeleta, aunque no la puedan depositar en ningún sitio.
 
Ni un paso atrás
¿Y desde el Govern, qué dicen? Pues estuve hablando con Puigdemont y, la verdad, no me tranquilizó. El 'president' ha asegurado tantas veces que el 1-O se hará, que ahora está totalmente decidido a no dar ni un paso atrás, le cueste lo que le cueste. Y le da igual saber que va a hacer un referéndum con carencias. Porque lo sabe. Dice que por poco que se vote el próximo domingo (incluso habla de un 15%), él va a dar por vinculante el resultado. Y como dice la ley del Referéndum, el Parlament de Catalunya proclamará la independencia al cabo de 48 horas de conocer los resultados oficiales, aunque esa noche cada uno interpretará lo que le dé la gana. Si no, al tiempo. Lo que inquieta a muchos es que si el Gobierno español ha reaccionado como lo ha hecho esta semana sin ni siquiera haber votado, ¿cómo lo hará después de una hipotética declaración unilateral de independencia?

Llegados a este punto solo me queda recurrir a la frase que hizo célebre Gemma Nierga. Fue en la manifestación de condena por el asesinato de Ernest Lluch a manos de ETA. No estoy ni mucho menos comparando situaciones, pero creo que la frase de Nierga la podríamos volver a pronunciar dirigiéndonos a nuestros gobernantes: "Ustedes que pueden, dialoguen".  
 
Hasta aquí, Jordi Évole. 
 



 
Veamos ahora qué opina Borrell en su artículo "NAUFRAGIO PUIGDEMONT". Dice así:
 
"Nunca había visto un naufragio político como el del 'president' Puigdemont ante un periodista. Llegó al Palau de rebote, pero los independentistas habrán echado en falta a Junqueras, quien al menos tiene el cuajo de no contestar, inventar o negar cuando conviene.

Puigdemont reconoció abiertamente que el referéndum que ha convocado es ilegal de acuerdo con el propio Estatut de Catalunya, que exige una mayoría cualificada de 90 votos para reformar la ley electoral. Al  señalarle el entrevistador que era así incluso para elegir a los directivos de TV3, y que el se disponía a declarar la independencia con una exigua mayoría simple de 72, su inocente respuesta fue, que si no lo hacía así no lo podría hacer. Asombroso. "Es que es el único camino que hemos encontrado".

Cinismo o ingenuidad
¿Cinismo al cubo o supina ingenuidad? Pero, ¿quién le ha eximido de conseguir de los catalanes los votos necesarios para hacerlo? ¿Y ese es el que dice defender los derechos y las libertades y denuncia un "Estado de excepción" implantado por el Estado contra Catalunya? Seguro que no conoce las palabras  de J. F. Kennedy : "Cuando gobiernan las leyes y no los hombres, nadie, por poderoso que sea, ni ninguna multitud por turbulenta que sea, tiene derecho a incumplir la ley o a desafiar a un tribunal de justicia… porque, … los ciudadanos no se podrían sentir libres de la arbitrariedad del poder ni a salvo de sus vecinos".

Puigdemont ha dado la razón a los que defienden que no hay que participar en un referéndum ilegal, que no reúne ninguna garantía democrática. Los 'no' a la independencia serán usados para legitimar la participación en lo que algunos presentan como un inocente ejercicio de "movilización ciudadana", cuando de lo que se trata es de dar un salto al vacío de gravísimas consecuencias. 

No desautorizó a Forcadell cuando dijo que el PP y Ciutadans no son catalanes. Justificó las palabras de Junqueras reconociendo que "solo con la foto de la policía impidiendo una votación ya hemos ganado", lo que desvela sus verdaderos objetivos. No reconoció que Junts pel Sí planteó las elecciones del 27-S como un referéndum que ponía en el mismo saco los votos al PP que a los comuns. Y no desautorizó a su portavoz, Jordi Turull, cuando negó la condición de ciudadanos, tachándoles de súbditos, a aquellos que decidan no votar. Toda una catástrofe dialéctica.

Siguió diciendo que el derecho internacional garantiza la autodeterminación de Catalunya, cuando su propio Consell Asesor per la Transició Nacional les ha explicado que no es así, porque no se dan ninguna de las tres condiciones requeridas para ello :  Catalunya  no es una colonia como Argelia de Francia, ni está ocupada militarmente como Lituania por la URSS, ni se violan permanentemente los derechos humanos como en  Kosovo. Nadie se va a  creer esas tesis ni va a reconocer la independencia unilateral de Catalunya, ni esta va seguir automáticamente en la UE.

Contrario a la construcción europea
Al contrario, en Europa, se considera que el desafío al ordenamiento constitucional lanzado por el independentismo catalán puede poner en peligro el proyecto comunitario. El relato, en gran medida falsificado en su dimensión histórica y económica, que los independentistas han vendido con gran habilidad, es lo opuesto a las bases de la construcción europea. Disfrazan como defensa contra un Estado opresor, todos los clichés del nacionalismo más rancio, con tintes de supremacismo cultural y de clase.
 
Sí, la actitud del PP y el pasotismo de Rajoy tienen mucha responsabilidad. Pero también la tiene, y se olvida, el relato de mentiras y exageraciones del que Junqueras ha sido el gran fabulador, basado en el "España nos roba" y "España nos odia".

El desenlace de esta crisis, a la que nos han conducido irresponsables aspirantes a un martirologio 'low cost', a costa de crear una grave división en la sociedad catalana, es una cuestión europea. Si se permite a un territorio saltarse el Estado de Derecho  y ejercer unilateralmente su autodeterminación, se habrá acabado con "la intangibilidad de las fronteras cuya actual definición tanta sangre costó".

Si  de nuevo triunfa el discurso de un nacionalismo excluyente que falsea la historia y la realidad derribando el orden constitucional imponiendo su hegemonía, y si la ya intolerable violencia verbal se convierte en violencia física, el proyecto europeo retrocederá a la situación que había conseguido superar. Es muy grave que un líder político reconozca que viola su propia ley básica para lograr lo que pretende. Y que alguien como Serrat sea tachado de fascista y de traidor mientras el siniestro Otegi sea un héroe que encabeza las manifestaciones."
Fin de la cita.
 
El palo que da Josep Borrell  al "Honorable" Puigdemont en su colaboración de ayer en "El Periódico" se refiere (aunque no la nombra) precisamente a la entrevista concedida el pasado domingo a Jordi Évole, que abríó la nueva temporada de SALVADOS en La Sexta. Un "Salvados" que arrasó en audiencia, muy por delante de Gran Hermano, y puso en ridículo a Puigdemont al  refregarle Évole una y otra vez sus incoherencias y contradicciones.
 
M.R.

 

PENSAMIENTO










“Recordar es el vano intento de recrear un presente periclitado,
que un día fue futuro”.
 
M.M.