domingo, 24 de junio de 2018

Pincelada: La Noche de San Juan






Ayer se celebró  “la Noche de San Juan”, una fiesta que, en realidad no tiene nada que ver con San Juan, sino con las antiguas fiestas paganas con motivo del solsticio de verano, cuando el sol está más próximo a la Tierra, las mañanas son más cortas y los días más largos. Si bien se dice que la Noche de San Juan es la más corta del año, ello no es cierto. La confusión viene desde el cambio de calendario juliano (creado por Julio César) al gregoriano. A éste último se le llama así porque promulgado el 24 de febrero de 1582 por el Papa Gregorio XIII para corregir el calendario juliano que tenía un desfase de aproximadamente 11 minutos y 14 segundos al año. Una pequeña diferencia que, con el paso de los años, se había convertido en unos 10 días. Todo esto lo explica más extensamente el interesante artículo de ABC Ciencia que pueden leer siguiendo el enlace.
 
La fiesta pagana, que precedió a la que hoy conocemos como la de San Juan, comenzaba con grandes bacanales el 21 de junio, inicio del verano, y concluía el 24, cuando culminaba el proceso de la instalación del verano. En la antigua Roma, el vino corría por las calles y por doquier se celebraban orgías con un desenfreno sexual. En las fiestas también participaban los primeros cristianos, que vivían entre el paganismo de los viejos dioses y diosas y la nueva creencia.
 
La Iglesia tapó la noche del solsticio de verano con la celebración de San Juan, pero no pudo acabar con su tradición de siglos. En España, el solsticio de verano es celebrado sobre todo en Cataluña, en la Comunidad Valenciana, en parte del País Vasco y en Galicia.
 
Recuerdo muy bien que en Barcelona, cuando yo era pequeña, se apilaban esa noche enseres viejos de madera en los cruces de las calles del Eixample: sillas, cómodas y estanterías que se guardaban todo el año en los desvanes para encender descomunales hogueras la noche del 23 al 24 de junio. Según parece (no he podido comprobarlo porque llevo más de cinco décadas viviendo fuera de Barcelona), esas tradiciones se han mantenido en algunos barrios barceloneses hasta nuestros días. Mi madre me refirió que cuando ella era jovencita, en Toloríu, el pintoresco pueblecito de los Pirineos (cerca de La Seo de Urgell) donde ella nació y en otros de los alrededores, se encendían hogueras que los mozos saltaban, mientras las jóvenes casaderas arrojaban al fuego papelitos doblados en los que habían escrito uno o varios deseos.
 
En Barcelona eran y siguen siendo típicas las llamadas “verbenas”, fiestas populares organizadas por numerosas entidades en calles y plazas, con orquestas, baile y, en algunos casos, con hogueras. También entre vecinos, con música, baile y coca. De adolescente, yo organicé un par de ellas con gran éxito en el “terrat” (la azotea) del edificio en el que yo vivía (“la casa china”, en la calle Muntaner)  para mis amigos y los vecinos que quisieran asistir. De allí salieron algunas parejas que acabaron en boda y que, todavía hoy, siguen juntas. En esa noche no podían ni pueden faltar la clásica “coca de Sant Joan”, hecha a base de harina, huevos, leche y frutas confitadas, o de “llardons”, de masa de hojaldre con chicharrones y piñones. Un auténtico deleite para el paladar y no sólo para los catalanes porque, por ejemplo, a mi cuñada María Dolores Moral le encantan…
 
En Alicante, la noche del 23 al 24 de junio, más conocida como “la nit del foc”, se llena con el estrépito de las tracas, la cascada de luz y truenos de los magníficos fuegos artificiales y las famosas “hogueras de San Juan”, que en esta noche hacen del fuego purificador, tras los malos espíritus del invierno, el auténtico protagonista. La muchedumbre invade la calle. Los jóvenes y las jóvenes en bañador, en primera fila del fuego, piden a gritos a los bomberos que les rocíen con el agua de sus mangueras. Una gran fiesta, donde está todo el mundo, menos San Juan. Pero el santo cristiano reaparece, pasada la monumental fiesta pagana: un santo como otro cualquiera, que no puede competir con el fuego del sol y de las hogueras alicantinas.

En Euskadi la llegada del verano es objeto de innumerables fiestas: fiestas patronales, de barrios, diversos rituales y, como en otras comunidades, multitudinarias hogueras. En las plazas de los pueblos, cuadrillas colocan un tronco pelado (el árbol de San Juan), para prenderle fuego posteriormente. Y la noche anterior a San Juan se celebra por todo lo alto.
 
En Vizcaya, el tradicional Akelarre de Artxanda está cargada de actividades: pitonisas y adivinos con su mercado esotérico, quema y degustación de una txahala (ternera). Sin olvidar la enorme hoguera que atrae a ingentes masas de gente.
 
Tolosa y  Eibar, en Gipuzkoa, celebran una fiestas, entretanto famosas, no sólo en el País Vasco. En Tolosa, tiene lugar un amplio programa de actividades como el popular desfile a cargo de bordondantzaris, txistularis, escopeteros y los miembros de la Banda de Música. Por otro lado, Eibar acoge numerosas actividades como conciertos, espectáculos de danza, competiciones deportivas, pasacalles, talleres infantiles, etc.
 
Por su parte, Álava, se distingue por la tradicional fiesta de Laguardia: el personaje denominado "cachimorro" desfila frente a los danzantes, destacando gracias a su colorida indumentaria. Se dirigen junto al alcalde y al regidor síndico a la plaza del pueblo, donde se procede a descender la bandera de Laguardia. Después, en la iglesia de San Juan se postra dicha bandera frente a la Virgen del Pilar, mediante la ceremonia conocida como la tremolación de la bandera.
 
“Por San Juan, la sardina moja el pan”. Este antiguo refrán gallego les resultará más fácil de comprender si les explico que en Galicia, en la noche de San Juan (que se celebra a tutiplén en prácticamente todos los municipios y, muy especialmente, en los costeros), es muy típico consumir sardinas asadas a la parrilla, regadas de un buen vino local. A esas fiestas alrededor de una de las numerosas hogueras, que también son tradicionales para celebrar el solsticio de verano (la noche más larga), se las conoce como “sardiñadas” y a las sardinas, que aún no llegaron a ser adultas, se las llama en el norte "parrochas" y en las Rías Baixas "xoubas".
 
Aunque ese típico plato juega un importante papel en la fiesta de San Juan (San Xoán), en la tierra de las “meigas” (brujas) el fuego es el indiscutible protagonista de esa noche mágica. Son más que numerosas las hogueras que se encienden por todo el territorio gallego como costumbre ancestral para tratar de ahuyentar a los malos espíritus y a las "meigas" con el poder purificador de las llamas.
 
Y si la economía familiar no da para sardinas (su precio se dispara por esas fechas), otras tradiciones salen casi gratis, como por ejemplo “el agua de San Juan”. Para prepararla, los vecinos van a buscar al monte (o compran en manojos en alguno de los muchos puestecillos habilitados especialmente para ello) diversas hierbas aromáticas y flores que se ponen a macerar en agua de lluvia o se colocan fuera, en un cuenco, para que se impregnen del rocío de la noche. Dice la superstición que forma parte de la idiosincrasia gallega (“las meigas, haberlas hailas “) que, para librarse del mal de ojo o conseguir una bonita y tersa piel, es suficiente lavarse la cara el día de San Juan, nada más levantarse, con el agua aromatizada con las hierbas o con el rocío que los ramilletes han recogido.
 
Los arraigos populares están siempre presentes en las fiestas gallegas y abarcan todas las edades. En la de San Juan son, sin embargo, los jóvenes (por su mayor agilidad) los que más participan en algunos rituales, especialmente a la hora de saltar las hogueras (”caxadas”), al sonar las doce campanadas que marcan el comienzo del día 24 de junio. Según un antiguo mito, aquel que consiga saltar la hoguera tendrá todo un año de buena suerte por delante.
 
 
Si quieren saber más sobre los nueve rituales más comunes de Na noite de San Xoán sólo tienen que clicar sobre el siguiente enlace:

https://www.lavozdegalicia.es/noticia/sociedad/2017/06/23/nueve-ritos-espantar-meigallo-san-xoan/00031498218126182542424.htm

Margarita Rey

Fuentes: Turismo Euskadi, spain-info.es




 

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