sábado, 7 de agosto de 2010
"Controladores desmadrados"
Son los trabajadores mejor pagados del país y casi del resto de Europa. Se oponen a cualquier ampliación de la plantilla, pero se quejan de estrés. Cobran las horas extraordinarias por un monto millonario anual. Como tienen que llevar a cabo un trabajo muy arriesgado, que exige mucha experiencia, sólida formación profesional y mucha responsabilidad, monopolizan el sector. De ellos dependen millones de viajeros, ya que una huelga de controladores en un punto clave como la Península Ibérica, afecta a un sinfín de aeropuertos. No les importa que millares de personas tengan que pernoctar en los suelos de los aeropuertos, porque unos individuos en un aeropuerto barcelonés o de Madrid decidan que quieren ganar más. Aducen lo difícil de su trabajo y se sienten explotados.
En nuestros cielos flota el peligro de una huelga de controladores. Saben elegir bien el momento que más duela: cuando comienza la sesión turística, una de las más importantes fuentes de ingresos del país y motivo de la creación de puestos de trabajo en el sector de la hostelería y de los hoteles. A los finolis controladores eso no les importa. Solamente piensan en su propio bolsillo, no vacío, que digamos. Y encima se cachondean de la Administración, dándose de baja médica 30 controladores, con sus respectivos certificados médicos: Diagnóstico: Estrés y ansiedad. Si esto no es una huelga de aviso escondida que venga el Tato y lo vea.
Quizá hoy, AENA haya conseguido un acuerdo con tan singulares trabajadores. AENA es la primera responsable ante este tipo de conflictos. Pero el Gobierno tendría que tomar en esta situación, que podrá dar pie a posteriores chantajes, cartas en el asunto. Una necesaria solución, dada la alta sensibilidad del sector, sería encargar las torres de control a la fuerza armada aérea, que dispone de excelentes controladores y que muy seguramente estará totalmente dispuesta a servir así a la Nación.
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