sábado, 22 de enero de 2011
Tema de hoy: ¿Milagro?
Desde los convenios de colaboración entre el Ministerio de Trabajo y otras comunidades autónomas para el control de las bajas laborales está disminuyendo milagrosamente el número de trabajadores enfermos. Tomando como ejemplo a Castilla-La Mancha, en 2009 tres de cada diez trabajadores se recuperaban cuando llamaba la Inspección. En la actualidad, la mitad vuelve a su puesto de trabajo.
Si bien es cierto que muchos abusan y se toman unas vacaciones por enfermedad asistidos por sus médicos (que efectivamente diagnostican una dolencia, que puede durar una semana –como, por ejemplo, una gripe -), en otros casos no existe absentismo laboral, sino realmente una enfermedad. Una gripe puede causar complicaciones y ningún organismo oficial está capacitado para determinar su duración. En estos casos sólo el médico ha de tener la última palabra.
Si el número de dados de alta ha subido a la mitad, no es, en cualquier caso, debido a un milagro ni a curaciones espontáneas. Es el miedo al despido, en estos tiempos de crisis económica, por no acudir al trabajo aunque se esté enfermo. La poderosa patronal (CEOE) no tienen quien le pare los pies, ni siquiera el Gobierno al que patéticamente acosan los débiles sindicatos CC OO y UGT por adoptar necesarias medidas de austeridad impuestas por la Unión Europea, por miedo a que se hunda el tinglado, como desean los poderosos financieros “cuyas caras no se ven” (Bertold Brecht) y que desearían acabar con el euro. No han contado con Alemania, donde existe júbilo por la recuperación de la economía. Una buena noticia también para la UE e incluso para España, si los alemanes no se dejan arrastrar a la arrogancia y la soberbia. Ya lo sabemos: España no es Alemania, aunque estemos adoptando métodos alemanes, como el control (¿espionaje?) de los trabajadores dados de baja por enfermedad. Es cierto que el absentismo laboral tramposo debilita en gran medida el rendimiento de las empresas. Aquí tiene razón la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, CEOE, las consejerías de Salud y Bienestar Social y el SESCAM.
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