A pesar de las protestas ya generalizadas, ayer martes, centenares de „personas“ a caballo o a pie se reunieron en Tordesillas (Valladolid) para celebrar una bestial “tradición”: lancear a un toro, que muere ahogado en su propia sangre. Esta salvaje costumbre, que los de Tordesillas llaman tradición, es una vergüenza, no sólo para Tordesillas, sino para toda España, que quiere ocupar un primer lugar en Europa. Por muy chulos que se pongan los jinetes, ellos son unos cobardes, que “asesinan” a un pobre animal indefenso. Durante el “ritual” de matar al toro, a algunos se les pone cara de matones. Me temo que quien mata para divertirse a un animal sin posibilidad ninguna de huir, podría se capaz de cometer un homicidio. Con el Toro de la Vega tendrían que ocuparse los políticos. Es preciso que este brutal espectáculo sea prohibido.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
"El toro de la Vega"
A pesar de las protestas ya generalizadas, ayer martes, centenares de „personas“ a caballo o a pie se reunieron en Tordesillas (Valladolid) para celebrar una bestial “tradición”: lancear a un toro, que muere ahogado en su propia sangre. Esta salvaje costumbre, que los de Tordesillas llaman tradición, es una vergüenza, no sólo para Tordesillas, sino para toda España, que quiere ocupar un primer lugar en Europa. Por muy chulos que se pongan los jinetes, ellos son unos cobardes, que “asesinan” a un pobre animal indefenso. Durante el “ritual” de matar al toro, a algunos se les pone cara de matones. Me temo que quien mata para divertirse a un animal sin posibilidad ninguna de huir, podría se capaz de cometer un homicidio. Con el Toro de la Vega tendrían que ocuparse los políticos. Es preciso que este brutal espectáculo sea prohibido.
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