sábado, 30 de abril de 2011

Tema de hoy: Cospedal y la información


Hará una semana oímos a la secretaria general del PP y vocera de Mariano Rajoy, al parecer jefe de PP, acusar muy duramente a RTV por no informar bien a los ciudadanos y manipular los informativos. ¿Cuándo escucha o ve de Cospedal la televisión, aparte de la televisión facha que le sirve de ejemplo?. Recientemente, TVE 1 informaba de que en un encuentro internacional de medios de comunicación, TVE había ocupado el primer lugar como la mejor televisión por sus informativos y demás contenidos. El director general de la corporación ya no es nombrado por el Gobierno, sino elegido por el Congreso de los Diputados.

María Dolores de Cospedal no ha conocido la dictadura franquista, pero se supone que está bien indoctrinada. Los abuelos y padres del franquismo han heredado al parecer la nostalgia por aquella información, homologada en diarios dependientes del Movimiento y sujetos a una desvergonzada y brutal censura. Como en aquellos tiempos, cuando de Cospedal aún no había nacido, no había televisión, el régimen se volcaba plenamente en Radio Nacional (un regalo del ministro de la propaganda de Hitler, Goebbels). Cada dos palabras eran mentira. Y los de la radio lo sabían a pesar de su entusiasmo ante el micrófono. ¿Echan de menos los del PP el Cara al Sol o la marcha del Oriamendi? ¿Sabía de Cospedal de qué estaba hablando? Esperanza Aguirre, la presidenta de Madrid, hace la televisión (Madrid) que le gusta a de Cospedal.

Por lo que respecta a de Cospedal, ya sabemos lo que nos espera en TVE si el PP gana las elecciones generales. Ya lo hemos vivido con Aznar.

Nuestra lengua: "Hacer canguros"


“Hacerle a alguien muchos canguros”. = Ocuparse muchas veces de un bebé, pagando (como baby sitter profesional) o gratis (madre, abuelos, etc.).

“Tanto quiso el diablo a sus hijos que les sacó los ojos”. = Los padres demasiado permisivos hacen un flaco favor a sus hijos consintiéndoles todo o dándoles todos los gustos, ya que la vida real no es un sendero de rosas.

“Mientes más que La Gaceta”. = Ser un embustero o exagerar la verdad. “La Gaceta Madrileña” era uno de los primeros periódicos de la capital (S. XVII) que publicaba noticias de todo tipo, muchas de ellas inventadas.

“Dar al traste con algo”. = Echar a perder algo (por ejemplo, un plan).

“A Seguro se lo llevaron preso”. = Nadie está seguro de lo que pueda sucederle mañana, ya sea bueno o malo.

“Ser pizpireta”. = Se dice de una mujer que es viva, pronta y aguda (RAE).

“Tener muchas tragaderas”. = Aguantar, tolerar mucho

“Echar agua al mar”. = Hacer algo que no tiene sentido o dar algo a quien tiene abundancia de ello. Similar: “Llevar lechuzas a Atenas”.

“Dar la mano y tomarse el pie”. = Abusar de la confianza de alguien.

“Bien está lo que bien acaba”. = Lo bueno solamente tiene un buen resultado.

“Jugarse el pellejo es de pendejos”. = Dicho suramericano que indica que, la mayoría de las veces, no vale la pena poner en peligro la propia vida. Pendejos: tontos, descerebrados.

“Salir algo de guinda”. = Salir a pedir de boca.

“Darle alguien p’al pelo”. = Propinarle una paliza a alguien.

Pincelada: “Armarse la marimorena"


Sobre el origen de esta expresión tan conocida existen diferentes versiones, aunque es posible que sólo se trate de leyendas urbanas. Todas ellas tienen en común el nombre y el oficio del personaje protagonista. Se trataría de una mesonera llamada María -aunque dicen que por aquel entonces casi todas las dueñas o criadas de casas de comidas solían llamarse María, Maripepa o Maritornes (“El Quijote”)-. Por lo visto, en el Madrid del siglo XVII, en la calle Cava Baja, hoy perteneciente al barrio de La Latina, y que va desde la Plaza de la Puerta Cerrada hasta la del Humilladero, existían numerosos mesones, tabernas y hospederías para dar de comer y ofrecer alojamiento a los comerciantes que llegaban a la villa para vender sus mercancías en los diversos mercados de la capital. Esos establecimientos también tenían establos para los caballos, burros y mulas de los clientes. Debían de ser un buen negocio, pues, según dicen, esas posadas se encontraban puerta con puerta y se disputaban a los vendedores ambulantes.

La propietaria de uno de esas fondas era pues la tal María, apodada “la morena” por el color de su pelo. Esa mujer era conocida en todo el barrio por su mal genio y por ser una deslenguada. Las dudosas fuentes que transportan esa historia dicen que María, “la morena”, tenía la mala costumbre de ofrecer a sus clientes de más categoría el mejor vino, mientras que a los de menor pedigrí les daban morapio del peor. Una vez, los parroquianos discriminados se quejaron a la mesonera, le pidieron explicaciones y exigieron probar el buen vino. La susodicha no sólo se negó, sino que organizó una trifulca tan descomunal, en la que se rompieron mesas y volaron sillas, que tuvo que intervenir la autoridad.

Otra versión dice que María, “la morena”, solía fiar a algunos de sus clientes y les daba unos días de plazo para pagar sus deudas, pasado el cual, si no cumplían, iba a buscarles por todo Madrid. Cuando daba con ellos, les cubría en plena calle de todo tipo de vituperios y se liaba a golpes con ellos hasta que éstos, amedrentados, apoquinaban. Desde entonces nos quedó el dicho popular de “se armó la marimorena” para describir una gran algarabía o alboroto, con disputas a voz en cuello, insultos, reyertas y golpes.

Margarita Rey

viernes, 29 de abril de 2011

Tema de hoy: La violencia


Según la psicología, unas gotas de violencia en la niñez y en la juventud son buenas para el buen desarrollo psíquico del ser humano, que ha de acostumbrarse al hecho de que desde milenios vivimos en un mundo violento, en el que no es posible la paz total (“la paz de los cementerios”). No se trata de enseñarnos a ser violentos, sino al contrario, a vacunarnos contra la violencia.

A los de mi generación nos gustaban las películas del Oeste. Las debíamos ver en inglés por no haber sincronización, demasiado cara para este género por aquel entonces. Por supuesto, siempre estábamos con “el bueno” y nos alegraba la muerte del malo (a aquella edad no se reparaba en pensar que también “el malo”, por muy malo que fuese, era una persona y que nunca debemos alegrarnos de la muerte de un ser humano. También leíamos tebeos (comics) como los de Roberto Alcázar y Pedrín, El Hombre Enmascarado o El Guerrero del Antifaz. Con todos ellos aprendíamos que el Mal no puede con el Héroe, con el Bien.

Si comparamos aquellos tiempos con los de hoy, vemos que la violencia ha crecido hasta convertirse en horror, no sólo para los niños, sino, incluso para algunos padres. Hoy, en las películas del ramo, en televisión, internet o video-juegos, es difícil discernir de lo que va, quién es el malo y cuál el bueno, sobre todo si es galácteo. Aparecen criaturas horrorosamente inverosímiles, enormes murciélagos que echan fuego por los ojos, humanoides con armadura resistentes a los rayos y centellas que se arrojan por las manos. Por donde pasan, destrucción indiscriminada; autos que explotan envueltos en una nube de fuego y de humo. Casas y rascacielos ardiendo. Y a todo esto no sabemos por qué esta violencia. ¿Qué enseñanza podemos sacar del infierno virtual? ¿Violencia sólo por gusto?

Los y las docentes encargados(as) de educar a las nuevas generaciones lo tienen crudo. Tendrán que ser Superwomen y Supermen.

Nuestra lengua: "Tener buena planta"


“Tener buena planta“. = Tener un buen aspecto. Ser muy guapo. Similar: “Ser bien plantado”.

“Esto no hay cristiano que lo aguante”. = Es totalmente inaguantable.

“Ir a pedir de boca”. = Ir a satisfacción de todos, ir muy bien.

“Andar más que un cartero pobre”. = Antes, los carteros, por falta de dinero de la Administración, tenían que repartir las cartas andando. Hoy están motorizados, pero el servicio deja mucho que desear. Hasta los certificados tienen los usuarios que ir a recoger a Correos.

“No caber en las entendederas”. = No entender, no comprender.

“Poquito a poquito se ahorra muchito”. = Un dicho que ensalza al ahorro.

“No pienses tanto que se te va a licuar el cerebro”. =Podríamos citar aquí como similar: “No pienses tanto que ya te echa humo el coco”.

“No estar para muchas ferias”. = No estar de humor, no tener ganas o ánimo para hacer algo.

“Ser como una perla en el desierto”. = Ser algo excepcional, maravilloso.

“Salir del paso”. = Salir del apuro.

“Hacerse mala sangre”. = Sufrir, preocuparse o angustiarse por algo.

“Mantener el tipo”. = No acobardarse.

“Tírame un capote”. = (Lenguaje taurino): Ayúdame

“Hay mucha tela que cortar”. = Mucho que hacer. También: mucho de que hablar.

“Lo que faltaba para el duro”. = El colmo.

Pincelada: Plañideras


En un grabación ya antigua del Festival de Cante de las Minas de la Unión retransmitida no hace mucho por “La 2” oí por primera vez el término “seguiriyas plañideras”. El artista entrevistado mencionó que ese cante flamenco tradicional era más conocido como “seguiriyas gitanas” o “seguiriyas playeras” (esta última definición como clara deformación del término “plañidera”).

A mí me llamó la atención el vocablo “plañidera” en combinación con la palabra “seguiriya”, pues la definición de plañidero (a) no es otra que “lloroso” o “lastimero”. Poco más tarde, en el curso de la misma emisión, se explicó que ese tipo de seguiriyas utilizan el tema de la muerte como fuente de inspiración, por lo que suenan al oído como un cante de duelo. Este comentario desvaneció todas mis dudas al respecto y, de paso, me proporcionó el tema de la “pincelada” de hoy.

Las plañideras tienen su origen en el Antiguo Egipto. Eran mujeres a quienes la familia del difunto pagaba por llorar y lamentarse públicamente en los funerales como señal de duelo y muestra del dolor de los familiares del finado. El rango y la fortuna del fallecido y sus allegados se ponía de manifiesto según el número de plañideras que acudían a las exequias. La costumbre pasó al pueblo hebreo y, de ahí, a Grecia y a Roma, que fue quien dio a esas mujeres el nombre que se ha mantenido hasta nuestros días (la palabra “plañidera” proviene del latín plangere que significa plañir = sollozar).

Las plañideras solían vestir una túnica gris y un velo. Llevaban consigo un recipiente en el que recogían sus lágrimas (el lacrimatorio o vaso de lágrimas). Esa vasijita era depositada en la tumba del difunto para dejar constancia de la aflicción de sus seres más allegados. Esas lloronas profesionales demostraban su supuesto dolor de una forma bastante escandalosa: gritaban, se daban golpes en el pecho, se tiraban al suelo e, incluso, llegaban a arrancarse los cabellos.

A través de los sarracenos, la usanza llegó a Sicilia y Calabria, donde se conservó hasta la última mitad del siglo pasado, mientras que la dominación árabe hizo que, a través del reino andalusí, esa costumbre se extendiese también por España. Aquí, la (in)cultura de las plañideras se conservó hasta principios del siglo XX, sobre todo en las zonas rurales de Galicia y Asturias. Aunque hay que decir que el llanto pagado de las plañideras siempre ha estado relacionado con una cierta hipocresía por parte de la familia del difunto.

Refiriéndose a esta curiosa profesión, entretanto afortunadamente extinguida (excepto en algunos países caribeños), Javier Coria, en su blog del 21 de febrero de 2010, escribe: “Pero las plañideras no sólo lloraban, las llamadas endecheras entonaban cantos fúnebres (endechas) o elegías que, curiosamente, están en el origen de algunos palos del flamenco como la petenera. También estaban las que loaban y hacían panegíricos de los difuntos a los que, en ocasiones, simulaban conocer en una teatralización de la vieja costumbre de hablar bien del finado porque, según creencia ancestral, podían volver para importunar a los vivos. De ahí el dicho popular de: “Dios te libre del día de las alabanzas”.

Hoy en día se utiliza la palabra “plañidera” para definir a aquella persona que anda por la vida quejumbrosa, dando lástima o dándose lástima a sí misma. A los hombres plañideros se les califica de “melindrosos”, “ñoños” y “nenazas”.

jueves, 28 de abril de 2011

Tema de hoy: Plebeyos

Las casas reales aún reinantes en Europa, se modernizan para sobrevivir. Atrás van quedando los viejos fosos de los castillos, donde residían los nobles entre sus iguales, de sangre azul, defendiendo a capa y espada su aislamiento y manteniendo una serie de rituales y protocolos, que excluían al pueblo, los plebeyos, explotados y despreciados.

El próximo viernes, la “Europa monárquica” da un importante paso más al encuentro del pueblo. El príncipe británico Guillermo (hijo del “eterno heredero” Carlos y lady Di) se desposa con la señorita Middleton (Kate), que pertenece al pueblo, es decir, no tiene sangre real. Diré aquí que rechazo las expresiones “sangre azul”, por cursi, solamente adecuada a los cuentos de hadas, y “plebeyo”, que considero una palabra peyorativa. En nuestros tiempos democráticos sólo existen ciudadanos, todos con iguales derechos. Incluso la palabra “súbdito” me parecía, ya en los tiempos de la dictadura, denigrante. El que se use en Inglaterra es debido al carácter de la monarquía británica más conservadora que las demás. Por otra parte, el ciudadano inglés en el extranjero se sentía más protegido cuando decía que era “súbdito de la Corona inglesa”. En los tiempos del franquismo, ser tratado como “súbdito” era una humillación más.

Con motivo de la boda de Guillermo, televisiones españolas están dedicando extensos reportajes a los Príncipes de Asturias, Felipe y Letizia. Como no podía ser menos, ambos son tratados con el máximo respeto y cariño. Ambos han sabido concitar el afecto de todos los españoles, también de republicanos. También el rey Juan Carlos I merece este afecto por su manera de representar a España, dentro y fuera, y de respetar estrictamente su función. Don Juan Carlos y Doña Sofía son queridos en todo el mundo, no en último lugar por su sencillez y su proximidad a los ciudadanos.

Podría decirse que la corriente “democratizadora” de las monarquías reinantes en Europa se inició con el rey Gustavo de Suecia, que se casó en 1976 con la azafata y antigua estudiante de español en Múnich, Sylvia Sommerlath.

Nuestra lengua: "Capear el temporal"



“Capear el temporal“. = 1. Navegar en malas situaciones climáticas. 2. Enfrentarse a situaciones difíciles o complicadas y tratar de solucionarlas de la mejor manera posible. En el lenguaje taurino, "capear" significa hacer suertes con la capa al toro.

“Está que bufa”. = Está furioso(a).

“Jalar”. = (Coloquial): Comer mucho y casi con gula. “Él solo se jaló una pierna de cordero.

“Picar”. = Tomar pequeñas cantidades de guisos. Tomar tapas (picoteo).

“Es más raro que una gallina con trenzas. = Muy extravagante.

“Esquinarse”. = Irse, marcharse.

“Escabechar”. = (Coloquial ,lenguaje policial): Matar de manera sádica. “Una escabechina”: Una matanza.

“Hacerse el longuis”. = Hacerse el tonto, el sueco.

“Salir disparado como una bala”. = Abandonar (una estancia) velozmente.

“Salir como una exhalación”. = Salir como un rayo.

“Poner a caldo a alguien”. = Regañar a alguien, poner verde a alguien.

“Son habas contadas.= 1. Se dice cuando se quiere expresar que algo es muy claro. 2. Muy poca cosa, algo escaso.

“Dar carrete”. = 1. Soltar el sedal para que no lo rompa el pez que ha caído en el anzuelo. 2. Dar largas a alguien o a algo.

“Ser un primo”. = Ser un ingenuo que se deja fácilmente engañar. Ser un panoli.

“Sacar los pies del tiesto”. = Sobrepasarse, excederse, actuar con desvergüenza. Similar: “Sacar los pies del plato”.

“Abrirle el casco a alguien”. = Abrirle a alguien la cabeza.

Pincelada: Montserrat



Hoy tengo que entonar un “mea culpa” y pido sinceramente a los lectores de “Pinceladas” que me perdonen. Ayer se celebró el día de la Virgen de Montserrat, la patrona de Cataluña y, por consiguiente, la onomástica de todas las Montses, dentro y fuera del Principado. Seguramente, los cambios atmosféricos fueron la causa de ese olvido tan garrafal para una barcelonesa de nacimiento. Montserrat significa en catalán "monte serrado" y hace referencia al agreste aspecto de la montaña a 720 metros sobre el nivel del mar, que alberga el monasterio del mismo nombre y a su virgencita negra. Aunque no me cuente entre los católicos practicantes, ¿cómo podía yo olvidar a “la Moreneta” y su significado para mi tierra donde los bebés eran acunados con el “Virolai” (himno con letra del poeta Jacint Verdaguer, dedicado a la Virgen de Montserrat y considerado símbolo espiritual y patriótico de todos los catalanes)?

Empecemos por la leyenda. Según ella, la imagen fue tallada en madera en Jerusalén por San Lucas. Al parecer, San Pedro la llevó a Cataluña. Más tarde, ante el peligro árabe, los fieles la escondieron en una cueva de Montserrat, donde en el año 880 fue descubierta por unos pastores. Después de que el pueblo le atribuyese una serie de milagros, la cueva se convirtió en lugar de peregrinación, del que surgió una ermita y, después, un santuario. La devoción popular consiguió que en ese mismo emplazamiento se construyese más tarde un monasterio, del que se hizo cargo una comunicad de monjes benedictinos. Con el tiempo, hablamos ya del siglo XII, las donaciones de los peregrinos permitieron a los monjes construir una iglesia románica y constituirse en abadía.

Pero, aparte de todos estos datos históricos, para los catalanes y españoles de mi generación, por muy jóvenes que entonces fuésemos, Montserrat se convirtió en un símbolo de la resistencia antifranquista. Yo era casi una niña cuando el Abad Escarré, prior del Monasterio, concedió una entrevista al diario francés “Le Monde”, que levantó ampollas en el régimen del “generalísimo”. Sobre todo porque, después de la guerra civil y debido al martirio y asesinato de una serie de monjes benedictinos pertenecientes al monasterio de Montserrat por elementos incontrolados de la República, Escarré se mostró más bien afín a la dictadura de Franco y el sistema le consideraba uno de los suyos. La escalada de enfrentamientos con el franquismo obligó a Escarré a exiliarse a Italia y renunciar a su cargo. Regresó a Cataluña, víctima de una enfermedad incurable y su entierro multitudinario se convirtió en una manifestación multitudinaria contra la represión y que el régimen consideró como una provocación subversiva.

El sucesor de Escarré, Cassiá María Just, tampoco fue un gran amigo de la dictadura. En los años posconciliares, su postura fue muy clara: Montserrat tenía que ser un centro de acogida de todas las tendencias de la sociedad de la época, fueran cuales fueren sus simpatías políticas. La autorización del famoso encierro de numerosos intelectuales demócratas en Montserrat, le valió la enemistad de todos los adláteres de un sistema casi en sus últimos estertores. Defensor de un catalanismo moderado, Cassiá María Just fue un representante del senyi (sentido común) catalán, que en los últimos años parecen haber perdido todos los partidos políticos de la Comunidad Autónoma de Cataluña.
Margarita Rey

miércoles, 27 de abril de 2011

Tema de hoy: La libertad


El don más preciado del hombre, por cuya consecución tanta sangre ha corrido, es la libertad. La libertad permite la evolución del ser humano, la felicidad de poder ser él mismo, pero también la obligación de estar al servicio ciudadano de la sociedad para su positivo desarrollo. No obstante, la libertad no puede ser ilimitada. En tal caso sería libertinaje, el enemigo de la libertad, sobre la que descansa nuestro sistema democrático. La libertad de uno termina donde comienzan los derechos de los demás.

Desde el más remoto pasado, el hombre ha aspirado a la libertad, que le era negada por poderosos, reyes nobles y ricos. En la desigual lucha siempre perdía el esclavo, que era un simple objeto, al igual que su familia, a quienes se podía matar impunemente. Por otra parte, la persona libre se moría de hambre, porque nadie quería alimentarla. Por eso, muchos esclavos se conformaban con su falta de libertad. Era éste también el caso de los esclavos negros en EE UU, siendo en el sur donde peor se les trataba.

En el siglo XVIII irrumpe en Europa, en Francia concretamente, la Libertad. La Revolución francesa tenía como lemas “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Para asegurarse el triunfo de la revolución, los revolucionarios, a los que se habían sumado nobles que habían olido el pastel, recurrieron a la guillotina. La libertad sola no podía garantizar a la igualdad y la fraternidad. Faltaba aún el concepto de democracia. Libertad no es volver la tortilla. Los “ciudadanos” franceses desembocaron en un régimen llamado de Terror. Con Napoleón, en Francia comenzó a perfilarse un destino, que uniría a todos los franceses: la Francia dueña del mundo, la Francia Imperial, derrotada en España (Guerra de la Independencia). Mientras se luchaba contra el francés, en España comenzó a aflorar un espíritu liberal (Cortes de Cádiz). Pero fue aplastado al regreso del gran villano y traidor Borbón, Fernando VII, que volvió a España a los tiempos de la Inquisición. La Iglesia católica estaba encantada. Para un español demócrata es vergonzoso que amplios sectores del pueblo halagaran al tirano con el grito de “¡Vivan las cadenas!”, mientras que los liberales tenían que esconderse.

España ha vuelto a sufrir casi 40 años de falta de libertad. La libertad sustenta ahora a una democracia monárquica, y es en muchos aspectos muy amplia. Pero todo depende de cómo actuemos con la libertad. La principal condición sine qua non es el respeto al prójimo y a sus derechos, en primer lugar el derecho a su integridad física, a su propiedad, a sus derechos a informarse, a opinar y a elegir al partido con el que se sienta identificado.

Nuestra lengua: "Tabla de salvamento"



“Tabla (tablón) de salvamento”. = (Mar): tabla a la que pudieron asirse y salvarse las víctimas de un naufragio. En sentido figurado: un cabo que se nos lanza para sacarnos de un apuro o de una mala situación.

“Cárcel de papel“. = Simbólico para cárcel especialmente destinada a malos periodistas, escritores o poetas.

“Empapelar”. = Meter en la cárcel.

“En volandas”. = Llevar a alguien sujeto por las axilas, sin que toque el suelo.

“Hacer un papelón”. = Verse en una situación muy ridícula o embarazosa.

“Chincharse”. = Fastidiarse, aguantarse. Coloquial (vulgar): joderse.

“Una bola” = Una mentira.

“Quedarse en bolas”. =Totalmente desnudo, en cueros.

“Venir de perilla”. = Venir que ni de pintado, a pedir de boca.

“Quedarse pajarito”. = 1.- Quedarse fulminantemente muerto. Los pájaros pueden morir al rozar los tendidos eléctricos de alta tensión. 2.-Morir helado de frío. 3.- Morirse súbitamente.

“La constancia tiene un premio”. = Quien es constante puede conseguir los fines que se ha fijado.

“Poner en tela de juicio”. = Cuestionar.

“Chirucas”. = Alpargatas con suela de goma inyectada.

“A buen bocado, buen grito”. = Para evitar enfermedades, hay que ser parco en el comer.

“A éste se le ha hecho la boca un fraile”. = Se ha excedido en sus pretensiones (por ejemplo, de aumento de sueldo).

Pincelada: Alpargatas



Paseando por un mercadillo alicantino me llamó la atención la diversidad de alpargatas de verano que los vendedores ambulantes mostraban en sus puestos y que no tienen casi nada en común con el humilde y práctico calzado de mi niñez, que usábamos para ir de excursión o para bailar la sardana en la Plaza de la Catedral de Barcelona.

Movida por la curiosidad, busqué en Internet la etimología de la palabra “alpargata” que, como suponía, proviene de un vocablo árabe: “albargat” (abarcas). Sin embargo, el origen de este popular calzado de lona y suela de cáñamo o esparto parece ser egipcio. Pero el primer testimonio escrito de las “espardenyes” se encuentra en un registro gremial del año 1322, redactado en catalán, en el que se hace referencia a los artesanos alpargateros, por lo que muchos dan por hecho que su procedencia es pirenaica. Fue sin duda su asequible precio y su comodidad lo que hizo que pronto se convirtieran en el calzado favorito de las clases humildes e, incluso, de la infantería española, que las utilizaba preferentemente en sus duras marchas por terrenos inhóspitos en la Conquista de América, ya que no oprimían ni recalentaban los pies como las botas de cuero.

Poco a poco, esta singular zapatilla fue ganando más y más adeptos. Sobre todo en zonas rurales la alpargata pasó a ser el calzado típico del campesinado, potenciado por el hecho de que, en el ámbito doméstico, aquellos miembros de la familia que no podían salir a trabajar al campo (ancianos, mujeres e, incluso, niños), para ayudar a la economía familiar, se dedicaban en casa a coser sobre las suelas (que fabricaban los alpargateros) la parte superior de la alpargata, hecha de loneta o tejido fuerte, y las cintas que sirven para sujetarlas al tobillo. También los obreros, tan mal remunerados por aquel entonces, descubrieron las bonanzas de las esparteñas, que serían durante mucho tiempo la única posibilidad que tendrían de mantener los pies mínimamente cubiertos. Incluso durante la Guerra Civil, los soldados republicanos fueron mandados al frente calzados con alpargatas (declaradas “de interés militar”), por lo que las medianas y grandes empresas alpargateras fueron nacionalizadas.

Finalizada la posguerra, los pequeños avances de la Economía permitieron al pueblo llano y a los campesinos el acceso al, hasta entonces, lujo de calzar zapatos. La sufrida alpargata quedó relegada así a un segundo plano, siendo utilizada únicamente como elemento de los trajes regionales en eventos de carácter folklórico. Y todo hubiese seguido así de no ser por Yves de Saint Laurent. En 1968, al genial modisto francés se le ocurrió diseñar lo nunca visto: una alpargata con tacón de cuña, a la que bautizó con el nombre de “campesina”. Si hasta entonces todas las alpargatas habían sido uniformes (se confeccionaban únicamente en los colores negro, blanco y azul), a partir de ese momento el panorama cambió. Las “campesinas” eran ahora un artículo exclusivo, que todas las grandes marcas de moda adoptaron como complemento veraniego y al que cada una dio su toque personal de sofisticación. Conservando las ventajas anatómicas de siempre, la alpargata se convertía así en un calzado chic, adorado por todas las damas más “fashion” del papel cuché. Lo que pocos saben, es que Saint Laurent encargó a una pequeña, pero conocida empresa alpargatera catalana la fabricación de sus “campesinas”. Sin saberlo, salvaba así de la ruina a la familia Castañer de Banyoles (Gerona), que por diversos motivos estaba a punto de cerrar su fábrica. Este golpe de suerte permitió a los Castañer vender hasta el día de hoy más de 6 millones de esa nueva versión de la espardenya (su producción total se sitúa en 450.000 pares anuales), cuyas copias, más o menos logradas, se pueden comprar hoy en cualquier mercadillo de España como el que yo visité el otro día.
Margarita Rey


Foto: Luís Calle
 

martes, 26 de abril de 2011

Tema de hoy: Lesa humanidad



Pasó la „Semana Santa“, una festividad que no debiera ser sólo para que las beatas y los beatos den rienda suelta a su ingenua espiritualidad religiosa.

La “Semana Santa” de este año estuvo aguada en casi toda España, también en Andalucía, incluso en Sevilla Lágrimas entre las cofrades y los cofrades, que miraban al cielo desesperados. Un año de duro trabajo preparando las procesiones en alabanza a lo divino, y ahora esto. ¿Quién manda en los elementos, por encima de la Naturaleza? ¿Por qué “desde arriba” dar al traste con la devoción?

No sé. Mientras ustedes meditan, enfocaré la “Semana Santa” desde otro ángulo. Para mí en la “Semana Santa” ocupa el lugar primordial el ser humano en su fragilidad, en su capacidad de sufrimiento, hasta la muerte, por el prójimo; en su generosidad y saber perdonar, no odiando al enemigo, porque el odio destruye al que odia. Jesús, puede concebirse como alegoría, y está presente en diversas religiones a través de los milenios, aunque con otros nombres e imágenes. Desde hace miles de años es la fiel imagen de la suerte de los humanos sobre la tierra, de su felicidad y, las más de las veces, de sus sufrimientos, infligidos por el hombre (los poderosos) a los humildes. También la mujer tiene en “Semana Santa” su simbolismo terrenal, aunque muchos sólo admiren las bellísimas tallas.

Se me ocurren estos pensamientos con la vista puesta en el Japón, en Fukushima. Aún no ha pasado el horror de la catástrofe nuclear, que afecta, de momento, a miles de personas en el Japón, cuando ya se oyen voces oficiales, precedidas por las de los científicos, asegurando que no existe peligro de radiactividad en la zona y que los habitantes de los pueblecitos de los alrededores pueden comer lo que quieran, que ningún producto está contaminado. ¿Irresponsabilidad? Me parece que muchos científicos y gobernantes, por encima de los 60 siguen el principio de “detrás de mí el diluvio”. También los recién nacidos corren el peligro de la radiactividad, véase si no el aumento de la leucemia y otros cánceres en niños(as) y en jóvenes.
Al par del Nobel deberíamos fundar otro contrapremio: “Premio a la Cínica Ceguera Nuclear”.

Nuestra lengua: "Enfundarse el buzo"


“Enfundarse el buzo”. = Ponerse el traje de faena (por ejemplo, el mono).

“Ser un huelebraguetas”. = Calificación despectiva para un detective privado especializado en seguimientos por supuesta infidelidad.

“Quedó a la altura de una zapatilla”= Quedó muy mal, en una situación muy humillante.

“¡Arreando que es gerundio!= Arrear significa aquí “darse prisa”. “Gerundio hace de amentativo: “Vamos, hay que darse mucha prisa”. Pueden formarse muchas frases de modo similar: “Comiendo, que es gerundio”: (“¡A comer!”).

“Hacerse cruces”. = Quedarse pasmado, atónito, perplejo.

“Se le ha aparecido la Virgen”. = 1.- Se ha quedado como transpuesto, con cara de místico. 2.- Ha tenido mucha suerte.

“Vamos a tenerla”. = Vamos a reñir.

“Chuchurrío”. = Pequeño y arrugado.

“Dar rienda suelta a (su gozo)”. = Expresar sin impedimentos su alegría u otros sentimientos.

“Alunizaje”. = Método usado por los delincuentes para robar en establecimientos de noche. Estrellar frontalmente un coche robado contra la luna de es escaparate. Algunos comerciantes se protegen ahora plantando bolardos enfrente del escaparate.

“Tijereta”. = Insecto ortóptero de color negro y cabeza colorada. El abdomen termina en dos piezas córneas móviles. Es fitófago (come plantas). (De RAE).

“Vuelta de campana”. = Vuelta total, en el sentido de una noria de feria.

“Mirar a alguien de arriba abajo”. = Mirar con desprecio.

“Un lámparón”. = Una mancha (generalmente de aceite) en la ropa.

“Pillar (coger) un globo”= Un gran enfado, un cabreo.

“Vivir a todo tren”.= Sin privarse de nada. Casi con lujo.

“Venir a todo tren”. = A toda velocidad.

Pincelada: Una de "romanos"



La Semana Santa ha terminado. Como todos los años, las cadenas de televisión se han ensañado con nosotros, sufridos telespectadores, y nos han ofrecido un recorrido por todos los rollos pseudohistóricos habidos y por haber. Ha habido muchos cambios de programación debido a las inclemencias del tiempo en Andalucia, donde la lluvia torrencial ha impedido la retransmisión en directo de las procesiones más multitudinarias y tradicionales, Así pues, aprovechando las fechas y para rellenar huecos, han salido a relucir todas las antiguallas de pelis que tanto las públicas como las privadas tienen almacenadas desde el año catapún para estas ocasiones, algunas de ellas tan viejas y rancias que daba hasta vergüenza verlas. Lo peor del caso es que la mayor parte de esos peplums no tenía ni la más remota conexión con los inicios del cristianismo.

Por si no saben lo que es un peplum, voy a intentar explicárselo. La palabra peplum (en castellano “peplo”) viene del latín, aunque su verdadero origen es griego. Según la RAE, el “peplo” es una “vestidura exterior, amplia y suelta, sin mangas, que bajaba de los hombros formando caídas en punta por delante, usada por las mujeres en la Grecia antigua”. Esta indumentaria, que se sujetaba a los hombros por medio de broches y se ceñía a la cintura con un cinturón, ha dado nombre a este tipo de películas de acción ambientadas en la Antigüedad (en Alemania se las denomina irónicamente “Sandalenwestern” porque sus protagonistas suelen calzar sandalias). El guión se basa generalmente en leyendas y tiene como telón de fondo el Imperio Romano (también Grecia o el antiguo Egipto). El término peplum nace en los años 60 para denominar de alguna manera a ese género fílmico potenciado por la industria cinematográfica americana del momento. Son filmes de entretenimiento, en los que prima la acción y en los que el protagonista es bueno, buenísimo y el villano, malo como el sebo. Sus chicas, más de lo mismo. Además, la novia del bueno suele ser siempre rubia, mientras que la del malo es mayormente morena o pelirroja oscura. El boom del peplum tuvo como consecuencia negativa que, a la sombra de películas de calidad, proliferasen como los champiñones un sinfín de pelis, carentes en su mayoría de rigor histórico, rodadas en su día en Italia y en España con gran profusión de extras, gracias al favorable curso del dólar frente a la lira o la peseta. Después de una época de declive, debida a unos bodrios protagonizados por antiguos Mr. Universo enseñando sus musculitos, el peplum vivió un “come back” hace pocos años con excelentes relatos cinematográficos como “Gladiator”. También la magnífica serie de la BBC, “Roma”, ha sabido captar el interés del televidente.

Pero volvamos a la parrilla de televisión de estos últimos días. A los responsables de las cadenas habría que correrles a boinazos. Y si no, ya me dirán que pintaban Atila y Rómulo y Remo en todo este batiburrillo de programación festiva. Aunque, del fondo del armario han salido también algunas películas memorables, como “La túnica sagrada” o “Quo Vadis”, con buenos argumentos y actorazos de esos que ya no existen, entre los que cabe destacar al genial Peter Ustinov encarnando a Nerón en “Quo Vadis”. Y, aunque no tenga nada que ver con Semana Santa, también he disfrutado un montón viendo por enésima vez “El nombre de la rosa” y a Sean Connery, que borda su papel de fraile franciscano Guillermo de Baskerville.
Margarita Rey

miércoles, 20 de abril de 2011

Tema de hoy: Semana Santa


La festividad más importante e imponente de España, muy por encima de las corridas de toros, es, sin duda, la Semana Santa, en la que junto a la idolatría pagana, aflora una profunda religiosidad, un gran recogimiento y una irracional devoción. En la Semana Santa se conmemora la pasión y la muerte del Jesús recogido por los anónimos autores de los Evangelios. Millones de españoles participan en este drama, que tiene también como protagonista a la Virgen, a la que, desde los padres de la Iglesia, el catolicismo tiene un tanto marginada, convertida en auxiliadora, milagrera y curandera, cuando se da el caso.

Existen otras lecturas de la Semana Santa, en la que los españoles convierten en símbolos muy concretos, y no sólo religiosos a la figura de Jesús, como el hombre que murió en nombre de todos, que, según la alegoría, trajo la esperanza en la eternidad resucitando a los tres días. La Virgen María simboliza a la mujer y su gran importancia para la Humanidad, y encarna a los millares de mujeres maltratadas o asesinadas. La mujer se merece ese homenaje.

Muy interesantes son todas las procesiones en España, pero por su gran monumentalidad destacan las procesiones de Sevilla, que asombran y sobrecogen a los turistas, llegados a la ciudad del Guadalquivir atraídos por sus fantásticos pasos, obra de grandes escultores de tallas religiosas. Pero es difícil elegir en Andalucía entre las tallas más bellas: toda Andalucía es un monumento a la Humanidad.

La Semana Santa no está sólo para adorar la belleza. En todas las procesiones existen los penitentes que, descalzos, arrastran cadenas o una gran cruz de madera para cumplir una promesa o pedir perdón por un gran pecado. En su ingenuidad, a la vez, se sienten escuchados. Hay una tradición en la España profunda: los empalados, que caminan atados con sogas a una cruz y los que se flagelan la espalda hasta saltar la sangre. Esa costumbre también existe entre los musulmanes suníes de Irak. España también fue musulmana. Las huellas del Islam afloran cuando menos se espera.