El fin de las ideologías, en sí movimiento táctico frente al capitalismo en la nueva sociedad tras la II Guerra Mundial y el estallido de la siniestra Guerra Fría, ha venido a suponer el fin del auténtico socialismo. El partido socialista “obrero” alemán, SPD, dio el ejemplo más espectacular en su congreso extraordinario de Bad Godesberg (15.11.1959), del que salió el hasta ahora en su mayor parte válido programa de Godesberg. En dicho congreso, el SPD pasó a llamarse oficialmente “Partido Socialdemócrata alemán” y se declaró como “partido popular” (en vez de partido de los obreros), es decir, como partido abierto a todas las capas sociales y a todas las tendencias políticas, siempre que éstas fuesen democráticas. Los demás partidos socialistas europeos siguieron más o menos fielmente el camino del SPD, para evitar, por una parte, la confusión del socialismo democrático con ese monstruo totalitario de “socialismo” que habían construido los comunistas: el “socialismo real”. Para los socialistas democráticos, el “socialismo real” era un fascismo a la inversa. Muchas capas de la sociedad no derechistas temían elegir al socialismo porque lo identificaban con el socialismo real comunista.
En nuestro país, una vez iniciada la andadura democrática, Felipe González no necesitaba los consejos del SPD para seguir su camino. González lo tenía claro: un socialismo marxista como el PSOE de Pablo Iglesias correría el peligro de dejar el terreno electoral a otros partidos que se designasen como “demócratas” o incluso “centristas”. Si González, es decir su PSOE, quería gobernar era preciso renunciar al marxismo y convertir al PSOE en un partido en el que pudiesen convivir todas las tendencias presentes en la sociedad española. Hay que decir que González lo consiguió: ¿Quién iba a decir que un día estarían codo con codo en el partido el ex estalinista jefe del PCE, Santiago Carrillo, y el piadoso católico José Bono, ex presidente de Castilla-La Mancha y actual presidente del Congreso de los Diputados? Pero González tuvo que tirar valioso lastre izquierdista por el camino hacia su partido popular (no confundir con el Partido Popular de Rajoy, en el que también ha sido preciso desprenderse de derechistas de peso, aunque todavía queda un fondo ideológico derechista-posfranquista y algunos exponentes más bien de extrema derecha, como la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. Felipe González suprimió el marxismo del PSOE y marginó al sector izquierdista-marxista, los llamados guerristas, que desde entonces viven de la pura teoría, en el sentido literal de la palabra. Desde la fundación Pablo Iglesias y desde la fundación SISTEMA, el guerrismo cultiva con las publicaciones SISTEMA y TEMAS PARA EL DEBATE un izquierdismo marxista actualizado, puramente intelectual, con un excelente equipo de ideólogos, analistas, sociólogos, politólogos, etc. Pero su difusión es escasa por no ser los contenidos accesibles a todos los públicos. Así, todo queda dentro de los reducidos círculos intelectuales de izquierda.
Con la desideologización del socialismo, los socialistas se desarmaron ante un capitalismo camaleónico, pero que nunca cambia su ideología de obtener el máximo lucro posible explotando a los obreros (que insensatamente, y siguiendo el ejemplo de sus partidos de clase, ahora desclasados, habían creído lo más tarde hasta la crisis, que ya pertenecían a la clase media y se convirtieron en un no despreciable porcentaje de votantes de la derecha). Los gobiernos espanoles, por si ello fuera poco, han venido poniendo a disposición de los mimados empresarios, especialmente de la construcción, un ejército de reserva de mano de obra, sumisa y barata: los inmigrantes legales e ilegales. Éstos ocupaban los puestos de trabajo despreciados por su dureza por los espanoles, que preferían ir al paro. Ahora, con la crisis, los espanoles tendrán que competir con los extranjeros.
Sin embargo, con la crisis (la palabra más usada en 2009, seguida de Gripe A) el entretanto internacionalmente intrincado capitalismo ha dejado al descubierto sus puntos flacos (algunos de los cuales ya apuntaba Karl Marx en su obra “El Capital”) que un socialismo ideológicamente desarmado no ha sido capaz de aprovechar para imponer sustanciales reformas que también desideologicen a los amos de los medios de producción y del dinero.
El socialismo democrático está pasando también por una crisis de identidad. Un gobierno socialista en el poder no puede resolver nada, mientras que en los propios partidos socialistas no se lleven a cabo cambios fundamentales. Los líderes no surgen ni a dedo ni tampoco con enchufes, sino en los debates internos. Situar a un débil al frente del Gobierno sólo sirve para paralizar aún más al partido y darle a la oposición la oportunidad de ganar las elecciones sin ni siquiera tener un programa.
miércoles, 27 de enero de 2010
martes, 26 de enero de 2010
La farsa de Guadalupe
Recientemente apareció una noticia en la prensa internacional, que, curiosamente, ha sido después silenciada. Según la noticia, arqueólogos mexicanos habían descubierto que la Virgen de Guadalupe, patrona de México y muy venerada en todo el país, solamente era una silueta trazada en la roca por los aztecas.
Todos hemos visto alguna vez en la televisión a muchedumbres de peregrinos, algunos cruzando la plaza de la catedral de rodillas y con los brazos en cruz, que acuden a su Virgen para ser curados de graves enfermedades. Una vez más la autosugestión hace milagros. ¿Cómo decirles a los millones de fieles que la Virgen no es la Virgen? Y ¿cómo hacer dimitir a la Virgen de Guadalupe como patrona de México? Lo mejor, habrán pensado el Estado y la Iglesia católica, es no decir nada y que continúe la farsa. Mientras cure (o ayude a curar gracias a la fe convertida en poderosa energía autosugestiva) no hay nada que objetar. La Humanidad se rige por tantas mentiras, menos provechosas, ¿qué tiene de malo que la gente crea en su Virgen? Es lo mismo que ocurre con la “Sábana Santa” de Turín (Italia). Hace mucho tiempo que investigadores anglosajones demostraron en El Vaticano que la sábana es una falsificación. Incluso se especuló con que se tratara de una de las bromas del genial Leonardo da Vinci. Desde entonces, El Vaticano ha adoptado una actitud de prudencia ante la sábana, pero no ha desmentido nunca su autenticidad. Millones de peregrinos acuden a Turín en busca de curación. ¿Cómo decepcionarles? El actual papa, Benedicto XVI (alias Ratzinger) ha ido más lejos. Oró en público ante la sábana, en la que se supone fue envuelto el cadáver de Jesús, y proclamó a los cuatro vientos su autenticidad.
Otro ejemplo que ilustra la ingenuidad y capacidad de autosugestión de los seres humanos. Hace poco leí en una revista norteamericana que se había producido la mayor retención de su historia en el túnel principal de Nueva York. La causa: estaba lloviendo a mares. Una automovilista reparó de pronto que en la pared del túnel estaba la Virgen. Se bajó de su automóvil y acercándose a la pared se puso a rezar frente a la Virgen. Otros conductores, al principio furiosos por el atasco, vieron a la mujer rezando y a la Virgen en la pared. Se bajaron de sus coches (algunos portaban flores, otros lamparillas) y se congregaron ante la aparición mariana. Entretanto, el embotellamiento en el túnel y fuera del túnel era ya fenomenal. Apareció la policía, que dispersó a los piadosos congregados y se puso a rascar el muro con sus porras. Pronto, la Virgen se convirtió en una gran mancha de agua. Entretanto, los bomberos, que también habían sido llamados, constataron que todo se debía a un recalo del agua de la lluvia en la pared del túnel. Menos mal que acudieron la policía y los bomberos. ¡Imagínense qué hubiese pasado si la Virgen –como es corriente en estos casos de apariciones- hubiera pedido que se le construyera un templo en aquel lugar!
No crean que critico sólo a la religión católica. Es la única que conozco bien. En realidad rechazo todas las religiones por ser falsas, meras invenciones humanas, por sus mentiras y sus crueldades, con pocas excepciones. Las religiones cubren la irracional necesidad del ser humano de ser protegido y amado y, sobre todo, de disfrutar de la vida eterna. Una de las religiones más crueles, en manos de fanáticos, es el Islam, que según la sharia (ley islámica) permite las mayores barbaridades, como la lapidación de las mujeres adúlteras o supuestamente adúlteras, (enterradas hasta el cuello). Otra monstruosidad son los terroristas suicidas, que son enviados a la muerte por sus jefes con la promesa de entrar inmediatamente en el Paraíso, donde les esperan huríes y un sinnúmero de placeres. ¿No se preguntan los jóvenes kamikazes de ambos sexos por qué no se autoinmolan sus jefes terroristas si el final es tan maravilloso? Las religiones presuponen una gran dosis de ingenuidad y de ignorancia.
Todos hemos visto alguna vez en la televisión a muchedumbres de peregrinos, algunos cruzando la plaza de la catedral de rodillas y con los brazos en cruz, que acuden a su Virgen para ser curados de graves enfermedades. Una vez más la autosugestión hace milagros. ¿Cómo decirles a los millones de fieles que la Virgen no es la Virgen? Y ¿cómo hacer dimitir a la Virgen de Guadalupe como patrona de México? Lo mejor, habrán pensado el Estado y la Iglesia católica, es no decir nada y que continúe la farsa. Mientras cure (o ayude a curar gracias a la fe convertida en poderosa energía autosugestiva) no hay nada que objetar. La Humanidad se rige por tantas mentiras, menos provechosas, ¿qué tiene de malo que la gente crea en su Virgen? Es lo mismo que ocurre con la “Sábana Santa” de Turín (Italia). Hace mucho tiempo que investigadores anglosajones demostraron en El Vaticano que la sábana es una falsificación. Incluso se especuló con que se tratara de una de las bromas del genial Leonardo da Vinci. Desde entonces, El Vaticano ha adoptado una actitud de prudencia ante la sábana, pero no ha desmentido nunca su autenticidad. Millones de peregrinos acuden a Turín en busca de curación. ¿Cómo decepcionarles? El actual papa, Benedicto XVI (alias Ratzinger) ha ido más lejos. Oró en público ante la sábana, en la que se supone fue envuelto el cadáver de Jesús, y proclamó a los cuatro vientos su autenticidad.
Otro ejemplo que ilustra la ingenuidad y capacidad de autosugestión de los seres humanos. Hace poco leí en una revista norteamericana que se había producido la mayor retención de su historia en el túnel principal de Nueva York. La causa: estaba lloviendo a mares. Una automovilista reparó de pronto que en la pared del túnel estaba la Virgen. Se bajó de su automóvil y acercándose a la pared se puso a rezar frente a la Virgen. Otros conductores, al principio furiosos por el atasco, vieron a la mujer rezando y a la Virgen en la pared. Se bajaron de sus coches (algunos portaban flores, otros lamparillas) y se congregaron ante la aparición mariana. Entretanto, el embotellamiento en el túnel y fuera del túnel era ya fenomenal. Apareció la policía, que dispersó a los piadosos congregados y se puso a rascar el muro con sus porras. Pronto, la Virgen se convirtió en una gran mancha de agua. Entretanto, los bomberos, que también habían sido llamados, constataron que todo se debía a un recalo del agua de la lluvia en la pared del túnel. Menos mal que acudieron la policía y los bomberos. ¡Imagínense qué hubiese pasado si la Virgen –como es corriente en estos casos de apariciones- hubiera pedido que se le construyera un templo en aquel lugar!
No crean que critico sólo a la religión católica. Es la única que conozco bien. En realidad rechazo todas las religiones por ser falsas, meras invenciones humanas, por sus mentiras y sus crueldades, con pocas excepciones. Las religiones cubren la irracional necesidad del ser humano de ser protegido y amado y, sobre todo, de disfrutar de la vida eterna. Una de las religiones más crueles, en manos de fanáticos, es el Islam, que según la sharia (ley islámica) permite las mayores barbaridades, como la lapidación de las mujeres adúlteras o supuestamente adúlteras, (enterradas hasta el cuello). Otra monstruosidad son los terroristas suicidas, que son enviados a la muerte por sus jefes con la promesa de entrar inmediatamente en el Paraíso, donde les esperan huríes y un sinnúmero de placeres. ¿No se preguntan los jóvenes kamikazes de ambos sexos por qué no se autoinmolan sus jefes terroristas si el final es tan maravilloso? Las religiones presuponen una gran dosis de ingenuidad y de ignorancia.
sábado, 23 de enero de 2010
Haiti
Entre los estremecedores gritos que se oían en Haiti tras el terrible seísmo el 12 de enero, (más de 150.000 muertos), con 7,3 grados el más potente en la historia del Caribe, hubo una exclamación que me conmovió especialmente por su ingenuidad, pero también por su necesidad de ayuda por parte de quien es adorado como padre amantísimo: “Dios mío, ayúdanos!” El 60% de la población haitiana es católica; los protestantes forman la minoría religiosa. El voodoo lo practican casi todos los haitianos, pero no excluye que éstos sean católicos. En el caso del voodoo se trata de los espíritus familiares, que no entran en conflicto con el catolicismo.
En el caso de las catástrofes naturales se pone de manifiesto la contradicción entre la realidad y las fantasías religiosas inculcadas a las personas desde la más tierna infancia. Ni “Dios” era culpable del desolador seísmo, ni podía ayudar a nadie, porque “Dios” es sólo una invención humana. El grito de aquella víctima del terremoto me recordó la visita, no hace mucho tiempo, del papa Benedicto XVI (Ratzinger) al campo de exterminio nazi, Auschwitz. El papa, conmovido, patético, exclamó: “?Dios mío, dónde estabas tú?” Pues en ninguna parte. Pero Herr Ratzinger, sí que sabe dónde estuvo él: hizo la mili de joven en el cuerpo de elite de Hitler, las terribles SS, encargadas, entre otras cosas, del exterminio de los judíos (el holocausto) y de las “razas inferiores", como los gitanos. Como el resto de los alemanes de su generación, parece ser que Herr Ratzinger (alias Benedicto XVI) tampoco se enteró de los horrores que estaban sucediendo en Alemania bajo la dictadura hitleriana.
Volviendo a la gran tragedia de Haiti: Cuando ocurren tales catástrofes surgen dudas y preguntas respecto a la existencia de "Dios". Los teólogos recurren a sus frases rabulísticas como: "Dios escribe derecho con renglones torcidos","los caminos de Dios son inescrutables" o esa otra explicación que es puro cinismo: "Dios los quería tanto que se los ha llevado a su Gloria".
No podemos culpar a la Naturaleza de las catástrofes que suceden en el planeta Tierra. La Naturaleza obedece a las leyes de la causa y el efecto. Si dos plataformas continentales chocan entre sí o se rozan, se produce un seísmo, cuya intensidad se mide por la escala Richter y depende de la fuerza del choque o del roce. Indirectamente, estas catástrofes, a su vez, inciden en la constante evolución natural en el planeta.
De alguna manera, todos vivimos sobre un volcán. Pensemos, por sólo citar un par de espeluznantes ejemplos, en el terremoto de Lisboa de 1755, el de San Francisco de 1906 o el tsunami que golpeó la costa de Ao Nang en Tailandia en 2004, exactamente 12 meses después del terremoto de 2003. En los últimos tiempos, centenares de millares de personas han perdido la vida en catástrofes naturales. También los humanos estamos sometidos, como todo lo que existe en la Tierra, a la ley de la causa y el efecto, Kismet lo llaman los turcos: el destino.
En el caso de las catástrofes naturales se pone de manifiesto la contradicción entre la realidad y las fantasías religiosas inculcadas a las personas desde la más tierna infancia. Ni “Dios” era culpable del desolador seísmo, ni podía ayudar a nadie, porque “Dios” es sólo una invención humana. El grito de aquella víctima del terremoto me recordó la visita, no hace mucho tiempo, del papa Benedicto XVI (Ratzinger) al campo de exterminio nazi, Auschwitz. El papa, conmovido, patético, exclamó: “?Dios mío, dónde estabas tú?” Pues en ninguna parte. Pero Herr Ratzinger, sí que sabe dónde estuvo él: hizo la mili de joven en el cuerpo de elite de Hitler, las terribles SS, encargadas, entre otras cosas, del exterminio de los judíos (el holocausto) y de las “razas inferiores", como los gitanos. Como el resto de los alemanes de su generación, parece ser que Herr Ratzinger (alias Benedicto XVI) tampoco se enteró de los horrores que estaban sucediendo en Alemania bajo la dictadura hitleriana.
Volviendo a la gran tragedia de Haiti: Cuando ocurren tales catástrofes surgen dudas y preguntas respecto a la existencia de "Dios". Los teólogos recurren a sus frases rabulísticas como: "Dios escribe derecho con renglones torcidos","los caminos de Dios son inescrutables" o esa otra explicación que es puro cinismo: "Dios los quería tanto que se los ha llevado a su Gloria".
No podemos culpar a la Naturaleza de las catástrofes que suceden en el planeta Tierra. La Naturaleza obedece a las leyes de la causa y el efecto. Si dos plataformas continentales chocan entre sí o se rozan, se produce un seísmo, cuya intensidad se mide por la escala Richter y depende de la fuerza del choque o del roce. Indirectamente, estas catástrofes, a su vez, inciden en la constante evolución natural en el planeta.
De alguna manera, todos vivimos sobre un volcán. Pensemos, por sólo citar un par de espeluznantes ejemplos, en el terremoto de Lisboa de 1755, el de San Francisco de 1906 o el tsunami que golpeó la costa de Ao Nang en Tailandia en 2004, exactamente 12 meses después del terremoto de 2003. En los últimos tiempos, centenares de millares de personas han perdido la vida en catástrofes naturales. También los humanos estamos sometidos, como todo lo que existe en la Tierra, a la ley de la causa y el efecto, Kismet lo llaman los turcos: el destino.
viernes, 15 de enero de 2010
NUESTRA LENGUA:"Porfa", "porfi"
Cuando pedimos algo a alguien o le expresamos un deseo, solemos adjuntar, por educación, la expresión “por favor”.
Desde hace ya cierto tiempo, a alguno parece habérsele ocurrido que “por favor” es demasiado largo; hay que economizarlo todo, también la lengua. Desde entonces, “por favor” se ha convertido en “porfa”, siendo lo curioso que la abreviatura parece no haber nacido en el pueblo, sino en círculos distinguidos de la sociedad. Oí decir “porfa” por primera vez a la esposa de un cónsul en Alemania.
Con “porfa” parece unirse la confianza entre amigos con la complicidad afectuosa de los socialmente iguales. Entretanto, “porfa” está siendo cada vez más usado en castellano, en una sociedad como la nuestra, con tendencias igualitarias, “amistosas-afectivas”, (la sociedad del tuteo), por encima de las diferencias económicas. Entretanto, como parece que "porfa" ya no es lo suficientemente moderno, se oye cada día más la expresión "porfi" que, proveniente de México y Argentina, comenzó siendo utilizada por adolescentes pijos, de clase media-alta, y ha traspasado ya las barreras clasistas para instalarse en el lenguaje coloquial del españolito de a pie.
De seguir el "porfa" y el "porfi" su marcha a través de nuestra lengua, los días de “por favor” estarán contados.
Manuel Moral
martes, 12 de enero de 2010
Nuestra lengua: "Por supuestísimo"
„Por supuesto“ es una expresión muy utilizada en castellano. Por eso algún periodista habrá pensado que con el uso ha perdido énfasis, fuerza de convicción, y que es preciso darle más relieve, acentuarla más. Y ni corto ni perezoso recurrió al superlativo: “por supuestísimo”. Se lo oí por primera vez a un reportero de Antena 3Pero la necia expresión ya ha hallado imitadores, no sólo en los medios de comunicación, sino también entre los políticos y en el hombre de la calle. “Por supuestísimo” así se destroza una lengua. Si encima existe una institución como la famosa Academia, que incluye estas estupideces en sus diccionarios, como “lenguaje popular”, el mal ya no hay quien lo remedie. Así, por citar otro caso, me entra un ataque de ira cuando oigo o leo “élite” en vez de lo correcto: “elite”. Y la Academia lo admite. “Élite" parece haberse formado tomando como ejemplo fonético “hélice”. Mi ordenador subraya en rojo como error “élite”, pero no lo hace con “elite”. Es lo mismo que “libido”. Cada vez se usa más la errónea líbido”, subrayada en rojo por mi ordenador.
Otra cosa que me produce enojo o hilaridad, según esté el patio, es el exagerado uso que hacen los periodistas del adjetivo “presunto”. Naturalmente que todo acusado tiene derecho a la presunción de inocencia mientras no haya sido juzgado y condenado. Así es correcto decir (o escribir): “el presunto asesino”. Pero cuando, por ejemplo, un hombre (A) mata a cuchilladas a su pareja (B) en presencia de testigos, raya en lo absurdo emplear la frase: “el presunto autor de los hechos”. De seguir así, también leeremos y oiremos: “la presunta muerta”, “el presunto cuchillo”. El colmo lo alcanzó el reportero de una televisión privada al informar sobre el suicidio de un (“presunto”) maltratador, que después de (“presuntamente”) enviar al otro mundo a su mujer, se quitó la vida colgándose de la rama de un árbol. El reportero dijo: “El presunto homicida se ahorcó presuntamente”. A eso se le llama nadar y guardar la ropa.
Quizás tendremos que prepararnos para el nacimiento de un nuevo superlativo: "presuntísimo".
Otra cosa que me produce enojo o hilaridad, según esté el patio, es el exagerado uso que hacen los periodistas del adjetivo “presunto”. Naturalmente que todo acusado tiene derecho a la presunción de inocencia mientras no haya sido juzgado y condenado. Así es correcto decir (o escribir): “el presunto asesino”. Pero cuando, por ejemplo, un hombre (A) mata a cuchilladas a su pareja (B) en presencia de testigos, raya en lo absurdo emplear la frase: “el presunto autor de los hechos”. De seguir así, también leeremos y oiremos: “la presunta muerta”, “el presunto cuchillo”. El colmo lo alcanzó el reportero de una televisión privada al informar sobre el suicidio de un (“presunto”) maltratador, que después de (“presuntamente”) enviar al otro mundo a su mujer, se quitó la vida colgándose de la rama de un árbol. El reportero dijo: “El presunto homicida se ahorcó presuntamente”. A eso se le llama nadar y guardar la ropa.
Quizás tendremos que prepararnos para el nacimiento de un nuevo superlativo: "presuntísimo".
lunes, 11 de enero de 2010
Nuestra lengua: "Amosanda"
Me pregunto cuántos aborígenes de Madrid recuerdan todavía nuestro lenguaje coloquial y nuestros juegos infantiles.
“Amosanda” (vamos anda) decíamos cuando alguien contaba una trola o expresaba pretensiones exageradas. Para los chiquillos no deseados en nuestro grupo teníamos la fórmula de repudio más contundente: “Amos pira (pirar=largarse) lavativa, amos vete salmonete a chupar la taza del retrete”.
En la calle aprendíamos toda clase de palabrotas, que, naturalmente, yo no repetía en casa para no llevarme un bofetón. Joder era una de esas palabras tabú. Pero teníamos a nuestra disposición palabras de camuflaje como: jolines, jolín y jopé. La palabra que más usábamos en la calle era “gilipollas”. La dejamos reducida a “gili” y así la convertimos en palabra permitida, aunque con el mismo significado. Los gitanos aparcados en nuestra calle de Raimundo Fernández Villaverde, cerca de la glorieta de Cuatro Caminos (nosotros pronunciábamos: Cuatrocamínos), con sus carritos y sus burros para hacer transportes poco importantes, discutían mucho. La palabra que más oíamos se refería al órgano sexual femenino (“co…”). Esta palabra estaba vedada completamente para los chiquillos del barrio. Sin embargo, podíamos decir “chocho” , ¡pero no en casa! Lo gracioso del caso es que los altramuces se llamaban chochos. Se los comprábamos a la pobre y anciana Isabel con su cestito: “Déme usted una perra gorda de chochos”. Para completar este campo de nuestra formación sexual diré que el pene de los nenes se llamaba “pilila”.
Mi barrio de Cuatro Caminos había sido en su mayoría rojo: mucha UGT, mucho PCE y PSOE, mucha CNT y no poca FAI. Al acabar la guerra civil, la represión se cebó en el barrio, donde hubo muchos fusilados y muchos encarcelados. En la posguerra, la pobreza era extrema en el barrio. Veíamos pasar a muchachos, cuchara al cinto, rapados al cero y casi andrajosos. Iban a comer caliente a Auxilio Social. También entre nosotros, los pobladores del barrio, existía la pobreza. Pero los chiquillos son crueles. Si veían a un muchacho con un siete en las posaderas del corto pantalón, le cantaban: “Culo roto se pasea por la calle la Montera”.
Nuestros juegos eran muy simples, pero a veces no exentos de cierta violencia. Nos gustaba jugar a la piola: cada cual ocupaba su sitio por sorteo. El primero se agarraba a un farol y adoptaba la postura de un borrico. El segundo saltaba al lomo del primero y después se agarraba a él tomando también la postura de un jumento. El tercero lo hacia sobre el segundo y el primero y después se agarraba al segundo en la misma postura. Y así sucesivamente. Los últimos tenían que saltar por encima de las grupas de sus amigos sin caerse. Para conferir más emoción al juego estaba el espolique, un golpe con el tacón en el costado de la víctima. Algo así como clavar las espuelas. Teníamos en el barrio un cine llamado Astur Cinema, en el que los domingos proyectaban película del Oeste sin doblar. A nosotros nos gustaban mucho, aunque no entendíamos nada, pero veíamos la acción. Jugábamos a “los americanos” con nuestros revólveres de baquelita. El problema era que nadie quería ser el malo ni tampoco el siux o el apache. También existía el problema de que nadie quería morir, aunque le disparases (hacíamos el ruido del disparo con la boca): “¡Jopé, éste nunca muere!”
Las nenas jugaban a la comba y cantaban canciones como: “Popeye marino soy…”, “Date la vuelta Pepe, date la vuelta, que quiero ver el forro de tu chaqueta” o “Al subir a la barca, me dijo el barquero, las chicas bonitas no pagan dinero…”
Nuestro barrio se extendía desde la glorieta de Cuatro Caminos hasta los llamados nuevos Ministerios. Nuestra base de operaciones estaba al comienzo de Raimundo Fernández Villaverde hasta el Hospital Obrero. Pero cuando íbamos en busca de aventuras llegábamos hasta las empinadas escalerillas que conectaban la larga callejuela de Almagro con el Paseo de Ronda o a los terraplenes, donde hoy está enclavada una Telefónica. Los terraplenes nos servían de montes que escalar y hacíamos excavaciones con martillos y formones. Enfrente de los terraplenes –en la orilla derecha de la calle- se hallaban los hotelitos, un barrio muy curioso de gente con toda seguridad acomodada. Nos gustaba correr por aquel dédalo de callejuelas bien cuidadas.
Los barrios eran auténticos territorios con sus propias fronteras. Si una banda de un barrio rival penetraba en otro barrio, se desencadenaban batallas campales a pedrada limpia, también con tiradores o tirachinas, las llamadas "dreas" (pedreas). Frecuentemenete tenía que intervinir la policía armada. Nuestro barrio era generalmente pacífico. Nuestros aliados eran los muchachos de la avenida de Reina Victoria, con quienes intercambiabamos cromos de "Blanca Nieves" en los escalones del cine Metropolitano.
No quiero acabar estos recuerdos sin mencionar al edificio de la Telefónica, que todos los de Madrid hallábamos “chachi” y presumíamos de su altura –era por entonces el edificio más alto de nuestro país- delante de los “panolis”, esos catetos ingenuos que se dejaban esquilmar con el timo de la estampita. He mencionado la palabra “chachi”: con gran sorpresa me entero por mi esposa Margarita, catalana de Barcelona, que por aquellas fechas “chachi” (bonito/a, estupendo, guapo/a) también había llegado a la Ciudad Condal.
Antes de concluir apuntaré que la policía de Franco era especialmente temida y odiada por su brutalidad. Los más violentos eran los guardias civiles y los de la Policía Armada que en la década de los 50 ya eran llamados los grises. Para nosotros un guardia urbano o un municipal era “el guardia de la porra”. Los de la secreta eran los polis. Y un guardia en general: un guripa.
“Amosanda” (vamos anda) decíamos cuando alguien contaba una trola o expresaba pretensiones exageradas. Para los chiquillos no deseados en nuestro grupo teníamos la fórmula de repudio más contundente: “Amos pira (pirar=largarse) lavativa, amos vete salmonete a chupar la taza del retrete”.
En la calle aprendíamos toda clase de palabrotas, que, naturalmente, yo no repetía en casa para no llevarme un bofetón. Joder era una de esas palabras tabú. Pero teníamos a nuestra disposición palabras de camuflaje como: jolines, jolín y jopé. La palabra que más usábamos en la calle era “gilipollas”. La dejamos reducida a “gili” y así la convertimos en palabra permitida, aunque con el mismo significado. Los gitanos aparcados en nuestra calle de Raimundo Fernández Villaverde, cerca de la glorieta de Cuatro Caminos (nosotros pronunciábamos: Cuatrocamínos), con sus carritos y sus burros para hacer transportes poco importantes, discutían mucho. La palabra que más oíamos se refería al órgano sexual femenino (“co…”). Esta palabra estaba vedada completamente para los chiquillos del barrio. Sin embargo, podíamos decir “chocho” , ¡pero no en casa! Lo gracioso del caso es que los altramuces se llamaban chochos. Se los comprábamos a la pobre y anciana Isabel con su cestito: “Déme usted una perra gorda de chochos”. Para completar este campo de nuestra formación sexual diré que el pene de los nenes se llamaba “pilila”.
Mi barrio de Cuatro Caminos había sido en su mayoría rojo: mucha UGT, mucho PCE y PSOE, mucha CNT y no poca FAI. Al acabar la guerra civil, la represión se cebó en el barrio, donde hubo muchos fusilados y muchos encarcelados. En la posguerra, la pobreza era extrema en el barrio. Veíamos pasar a muchachos, cuchara al cinto, rapados al cero y casi andrajosos. Iban a comer caliente a Auxilio Social. También entre nosotros, los pobladores del barrio, existía la pobreza. Pero los chiquillos son crueles. Si veían a un muchacho con un siete en las posaderas del corto pantalón, le cantaban: “Culo roto se pasea por la calle la Montera”.
Nuestros juegos eran muy simples, pero a veces no exentos de cierta violencia. Nos gustaba jugar a la piola: cada cual ocupaba su sitio por sorteo. El primero se agarraba a un farol y adoptaba la postura de un borrico. El segundo saltaba al lomo del primero y después se agarraba a él tomando también la postura de un jumento. El tercero lo hacia sobre el segundo y el primero y después se agarraba al segundo en la misma postura. Y así sucesivamente. Los últimos tenían que saltar por encima de las grupas de sus amigos sin caerse. Para conferir más emoción al juego estaba el espolique, un golpe con el tacón en el costado de la víctima. Algo así como clavar las espuelas. Teníamos en el barrio un cine llamado Astur Cinema, en el que los domingos proyectaban película del Oeste sin doblar. A nosotros nos gustaban mucho, aunque no entendíamos nada, pero veíamos la acción. Jugábamos a “los americanos” con nuestros revólveres de baquelita. El problema era que nadie quería ser el malo ni tampoco el siux o el apache. También existía el problema de que nadie quería morir, aunque le disparases (hacíamos el ruido del disparo con la boca): “¡Jopé, éste nunca muere!”
Las nenas jugaban a la comba y cantaban canciones como: “Popeye marino soy…”, “Date la vuelta Pepe, date la vuelta, que quiero ver el forro de tu chaqueta” o “Al subir a la barca, me dijo el barquero, las chicas bonitas no pagan dinero…”
Nuestro barrio se extendía desde la glorieta de Cuatro Caminos hasta los llamados nuevos Ministerios. Nuestra base de operaciones estaba al comienzo de Raimundo Fernández Villaverde hasta el Hospital Obrero. Pero cuando íbamos en busca de aventuras llegábamos hasta las empinadas escalerillas que conectaban la larga callejuela de Almagro con el Paseo de Ronda o a los terraplenes, donde hoy está enclavada una Telefónica. Los terraplenes nos servían de montes que escalar y hacíamos excavaciones con martillos y formones. Enfrente de los terraplenes –en la orilla derecha de la calle- se hallaban los hotelitos, un barrio muy curioso de gente con toda seguridad acomodada. Nos gustaba correr por aquel dédalo de callejuelas bien cuidadas.
Los barrios eran auténticos territorios con sus propias fronteras. Si una banda de un barrio rival penetraba en otro barrio, se desencadenaban batallas campales a pedrada limpia, también con tiradores o tirachinas, las llamadas "dreas" (pedreas). Frecuentemenete tenía que intervinir la policía armada. Nuestro barrio era generalmente pacífico. Nuestros aliados eran los muchachos de la avenida de Reina Victoria, con quienes intercambiabamos cromos de "Blanca Nieves" en los escalones del cine Metropolitano.
No quiero acabar estos recuerdos sin mencionar al edificio de la Telefónica, que todos los de Madrid hallábamos “chachi” y presumíamos de su altura –era por entonces el edificio más alto de nuestro país- delante de los “panolis”, esos catetos ingenuos que se dejaban esquilmar con el timo de la estampita. He mencionado la palabra “chachi”: con gran sorpresa me entero por mi esposa Margarita, catalana de Barcelona, que por aquellas fechas “chachi” (bonito/a, estupendo, guapo/a) también había llegado a la Ciudad Condal.
Antes de concluir apuntaré que la policía de Franco era especialmente temida y odiada por su brutalidad. Los más violentos eran los guardias civiles y los de la Policía Armada que en la década de los 50 ya eran llamados los grises. Para nosotros un guardia urbano o un municipal era “el guardia de la porra”. Los de la secreta eran los polis. Y un guardia en general: un guripa.
domingo, 10 de enero de 2010
Reminiscencias de nuestro remoto pasado
En nuestro subconsciente colectivo perduran como débiles ecos reminiscencias de nuestro antiquísimo pasado, cuando, por ejemplo, era normal el canibalismo ritual o por hambre. Hace muchos siglos que las víctimas humanas, ofrecidas a dios o a los dioses para calmar su ira y conseguir de nuevo su benevolencia, fueron sustituidas por animales tan dóciles y poco agresivos como las ovejas, los corderos o los cabritos. Más tiempo, sin embargo, duró el ritual de que el jefe de una tribu se comiese al jefe de otra vencida para apoderarse de su fuerza y valor. Pero, como digo, todo esto pertenece al más remoto pasado. El canibalismo y la antropofagia no existen ya en ninguno de los países civilizados del mundo, (hay puntos en nuestro planeta donde existen tribus al margen de la civilización que practican la antropofagia, como los Korowai y Fore en Nueva Guinea) También pueden darse casos únicos y extremos (como hace tiempo), cuando pasajeros de un avión siniestrado en un lugar rocoso y desértico sobrevivieron comiendo los cadáveres de los viajeros fallecidos.
Una reminiscencia de los rituales caníbales de religiones arcaicas es, por ejemplo, la eucaristía, rito en el que simbólicamente se come el cuerpo de Cristo (oblea) y se bebe su sangre (vino). Pero la eucaristía no es de origen cristiano. Como ya he escrito, el rito principal católico está tomado de antiguas religiones paganas como el culto de Mitra (persa, griego), el culto a Dionisio (griego) o el de Osiris (egipcio), que también celebraban esta importante ceremonia simbólicamente con pan y vino.
Cuando una mujer ve a un bebé muy mono suele exclamar “¡Qué ricura! ¡Me lo voy a comer…!” y como si sonara una campanilla en su consciente especifica: "¡… a besos!" También los enamorados se comen con los ojos y con los labios y en el fragor de la batalla sexual incluso a “dentelladas”. Las mujeres en plena pasión parecen querer convertirse en mantas religiosas…algo gustosamente aceptado por el hombre. ¡Dulce muerte!
Los vegetarianos acusan a quienes comemos carne de estar en un estadio primitivo de la humanidad. Yo, francamente, si me gustase la verdura y pudiese tener la disciplina de los vegetarianos, no comería carne. La muerte de cualquier animal me parece como mínimo una ejecución. Pero hay que ser humildes. Somos criaturas de la Naturaleza y hemos de obedecer sus leyes. No hemos llegado a ser espíritus puros, por encima de la materia y sus leyes. No todo el mundo puede proveerse de proteínas comiendo pepinos asados. Si fuese tan fácil renunciar del todo a la carne quizá desaparecerían los matarifes y se dedicarían a la agricultura. Mi esperanza es que la ciencia invente alimentos completos y sabrosos. Me apuntaría. Pero más de uno echaría de menos un buen codillo. También una reminiscencia, aún vigente, de nuestros tiempos de depredadores carnívoros.
Una reminiscencia de los rituales caníbales de religiones arcaicas es, por ejemplo, la eucaristía, rito en el que simbólicamente se come el cuerpo de Cristo (oblea) y se bebe su sangre (vino). Pero la eucaristía no es de origen cristiano. Como ya he escrito, el rito principal católico está tomado de antiguas religiones paganas como el culto de Mitra (persa, griego), el culto a Dionisio (griego) o el de Osiris (egipcio), que también celebraban esta importante ceremonia simbólicamente con pan y vino.
Cuando una mujer ve a un bebé muy mono suele exclamar “¡Qué ricura! ¡Me lo voy a comer…!” y como si sonara una campanilla en su consciente especifica: "¡… a besos!" También los enamorados se comen con los ojos y con los labios y en el fragor de la batalla sexual incluso a “dentelladas”. Las mujeres en plena pasión parecen querer convertirse en mantas religiosas…algo gustosamente aceptado por el hombre. ¡Dulce muerte!
Los vegetarianos acusan a quienes comemos carne de estar en un estadio primitivo de la humanidad. Yo, francamente, si me gustase la verdura y pudiese tener la disciplina de los vegetarianos, no comería carne. La muerte de cualquier animal me parece como mínimo una ejecución. Pero hay que ser humildes. Somos criaturas de la Naturaleza y hemos de obedecer sus leyes. No hemos llegado a ser espíritus puros, por encima de la materia y sus leyes. No todo el mundo puede proveerse de proteínas comiendo pepinos asados. Si fuese tan fácil renunciar del todo a la carne quizá desaparecerían los matarifes y se dedicarían a la agricultura. Mi esperanza es que la ciencia invente alimentos completos y sabrosos. Me apuntaría. Pero más de uno echaría de menos un buen codillo. También una reminiscencia, aún vigente, de nuestros tiempos de depredadores carnívoros.
sábado, 9 de enero de 2010
Las "revelaciones": una farsa
Apoyándose en sus antecedentes judíos, especialmente en la Biblia, el catolicismo gusta de hablar de “revelación” y de “revelaciones” para probar la existencia de “Dios”. Se trata de una farsa. “Dios” jamás ha hablado a los hombres y ningún hombre ha podido oír “la palabra de Dios”. Los dioses (“Yahvé” –Jeová-, “Dios”, “Allah” en las religiones monoteístas) fueron inventados por los seres humanos, a su imagen y semejanza, con sus mismos defectos y virtudes, hace más de 30.000 anos, cuando el homo sapiens, sapiens comienza a hacer uso de la luz de su inteligencia, que le diferencia definitivamente de los animales. El hombre se da cuenta de que es frágil, que ha de sobrevivir en un entorno hostil, su cerebro ha captado la realidad de la muerte, se halla rodeado de peligros. Inventa ritos y rituales, para contentar a dios o los dioses, ofrendas, incluso sacrificios humanos. (El momento en que la especie humana se separa definitivamente de los simios, es decir de los animales, hace más de un millón de anos , podría identificarse bíblicamente con la pérdida del Paraíso, simbolizada en morder la manzana del árbol del saber: puede interpretarse como el despertar paulatino de la actividad cerebral, que transcurridas millares de décadas convertiría al hombre en una especie de “dios” en relación con los demás animales, pero pobre criatura en medio de las fuerzas de la Naturaleza). Como ya he escrito en otro lugar, el hombre aterrorizado por erupciones volcánicas, por seísmos, tsunamis o por terribles tempestades con sobrecogedor aparato eléctrico, busca un ser superior que le proteja: primero se fija en el sol, el que trae la luz y el que hace brotar la vida, supremo bien de la Humanidad. Ninguna voz se oye desde los cielos, despertando ecos en los cuatro puntos cardinales: “Yo soy tu Dios. Yo soy el que soy”. Todo esto es pura literatura fantástica de la Biblia. En el transcurso de los siglos, surgen más dioses, aunque siempre sometidos a un Dios supremo, como Zeus, el Dios de los dioses. A partir de los primeros siglos de nuestra era surgen, por último las religiones monoteístas, la más antigua de las cuales es el judaísmo, nodriza, por decirlo así, del cristianismo, de origen también semita, acaparado en los primeros siglos por judíos helenizantes y latinizantes.
La Biblia, con sus múltiples “revelaciones”, no es un libro histórico, como tampoco lo son los Evangelios, que hacia el siglo IV fueron adjuntados a la Biblia como un pegote (el “Nuevo Testamento”). La Biblia es una recopilación de antiquísimos mitos (Gilgamesch) y leyendas que paulatinamente, según historiadores judíos como Finkelstein y Neil A. Silbermann, se van convirtiendo en la “epopeya judía.”
Es absurdo creer que el “caudillo” judío Moisés dialogó en el monte Sinaí con el mismísimo Yahvé, que le entregó las tablas de los diez mandamientos para que se las llevase y leyera a los judíos, “el pueblo elegido”. Según la Biblia, Moisés cogió un gran mosqueo cuando halló a su pueblo adorando al becerro de oro y entregado a desenfrenadas orgías. Rompió las tablas, pero las volvió después a escribir una vez que sus judíos hubieron de escuchar una tremenda bronca. Que el mismísimo Yahvé (o Jehová) hablase desde una zarza ardiendo es algo muy poético, pero que normalmente sólo podrá creer una criatura de cinco primaveras. Historiadores judíos están investigando muy a fondo la Biblia, y en especial en lo que pueda tener de “historia fiable del pueblo judío”. Se cuestiona el éxodo de los judíos de Egipto, se afirma que la travesía del desierto es mera ficción, y pura fantasía la separación de las aguas del río Jordán e incluso se pone en duda la existencia del propio Moisés. Al respecto es muy interesante leer el artículo “Los cascotes de la Biblia”, publicado por “La Verdad” el 16. 12. 2004.
Quienes afirmen en nuestros días que “Dios” habla con ellos son psicópatas, místicos epilépticos (como “San” Pablo o “Santa” Teresa de Jesús) y, en el peor de los casos farsantes, mentirosos, taimados demagogos (Bush) y estafadores.
La Biblia, con sus múltiples “revelaciones”, no es un libro histórico, como tampoco lo son los Evangelios, que hacia el siglo IV fueron adjuntados a la Biblia como un pegote (el “Nuevo Testamento”). La Biblia es una recopilación de antiquísimos mitos (Gilgamesch) y leyendas que paulatinamente, según historiadores judíos como Finkelstein y Neil A. Silbermann, se van convirtiendo en la “epopeya judía.”
Es absurdo creer que el “caudillo” judío Moisés dialogó en el monte Sinaí con el mismísimo Yahvé, que le entregó las tablas de los diez mandamientos para que se las llevase y leyera a los judíos, “el pueblo elegido”. Según la Biblia, Moisés cogió un gran mosqueo cuando halló a su pueblo adorando al becerro de oro y entregado a desenfrenadas orgías. Rompió las tablas, pero las volvió después a escribir una vez que sus judíos hubieron de escuchar una tremenda bronca. Que el mismísimo Yahvé (o Jehová) hablase desde una zarza ardiendo es algo muy poético, pero que normalmente sólo podrá creer una criatura de cinco primaveras. Historiadores judíos están investigando muy a fondo la Biblia, y en especial en lo que pueda tener de “historia fiable del pueblo judío”. Se cuestiona el éxodo de los judíos de Egipto, se afirma que la travesía del desierto es mera ficción, y pura fantasía la separación de las aguas del río Jordán e incluso se pone en duda la existencia del propio Moisés. Al respecto es muy interesante leer el artículo “Los cascotes de la Biblia”, publicado por “La Verdad” el 16. 12. 2004.
Quienes afirmen en nuestros días que “Dios” habla con ellos son psicópatas, místicos epilépticos (como “San” Pablo o “Santa” Teresa de Jesús) y, en el peor de los casos farsantes, mentirosos, taimados demagogos (Bush) y estafadores.
"Los misterios de Jesús"
Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión cristiana
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión cristiana es un libro de Timothy Freke y Peter Gandy publicado en 1999. El libro plantea la hipótesis de que Jesús de Nazaret no existió realmente, sino que fue un mito de origen judío, al modo de Dionisio en la mitología griega.
Freke y Gandy basan la tésis de los Misterios de Jesús en parte en una serie de paralelismos entre la biografía de Osiris-Dioniso y la biografía de Jesús deducida de los cuatro evangelios canónicos. La reconstrucción del mito de Osiris-Dioniso, compilado de los mitos antiguos de muerte y resurrección de los "Hombres de Dios" llevan un parecido llamativo a los relatos del evangelio. Los autores dan una corta lista de paralelismos en el principio del libro:
Osiris-Dioniso es Dios que se hizo carne, el salvador y "el Hijo de Dios."
Su padre es Dios y su madre es una virgen mortal.
Nace en una cueva o el retablo humilde el 25 de diciembre delante de tres pastores.
Ofrece a sus seguidores la oportunidad de nacer de nuevo por los ritos del bautismo.
Convierte milagrosamente el agua en el vino en una boda.
Entra triunfalmente al pueblo montado en un asno mientras las personas ondean las hojas de palmera para honrarlo.
Muere en Pascua como un sacrificio para los pecados del mundo.
Después de su muerte, desciende al infierno, entonces en el tercer día, sube desde la muerte y asciende al cielo en la gloria.
Sus seguidores esperan su retorno como el juez durante los Últimos Días.
Su muerte y resurrección son famosas por una comida ritual de pan y vino que simbolizan su cuerpo y sangre. [1]
Después los capítulos agregan más paralelos. Según Los Misterios de Jesús, la Cristiandad originada como una versión de judaizada de los misterios de las religiones paganas. Los judíos helenizados escribieron una versión del mito del "Hombre Dios" que incorpora los elementos judíos. Los iniciados aprendieron el mito y sus significados alegóricos a través de los Misterios Exteriores e Interiores (un modelo similar de Misterios Mayores y Menores, eran parte de los misterios paganos eleusianos; el mitraísmo fue estructurado alrededor de siete iniciaciones). En algún punto, los grupos de cristianos que había experimentado sólo los Misterios Exteriores fueron separados de los Mayores de la religión y se olvidaron que hubo una segunda iniciación. Después, cuando ellos encontraron grupos que habían retenido los Misterios Internos, los "cristianos literalistas" atacaron a los "gnósticos" por clamar que los literalistas vieron como falso conocimiento y falsa iniciación. Los literalistas ganaron, casi exterminando a los gnósticos y llegando a ser la Iglesia Católica y sus descendientes modernos.
Extracto de Wikipedia
Nota de Manuel Moral: Las coincidencias entre los Evangelios y los mitos consignados pueden también deberse a que los autores anónimos de los Evangelios copiaron o incluyeron tales mitos paganos. Que existió un Jesús histórico no puede descartarse sin más. Jesús pudo ser un personaje "insignificante", de ahí el silencio en las crónicas. Pero, en cualquier caso, el "Jesús histórico" no fue el mismo que describen los Evangelios, escritos por autores con mucha fantasía.
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión cristiana es un libro de Timothy Freke y Peter Gandy publicado en 1999. El libro plantea la hipótesis de que Jesús de Nazaret no existió realmente, sino que fue un mito de origen judío, al modo de Dionisio en la mitología griega.
Freke y Gandy basan la tésis de los Misterios de Jesús en parte en una serie de paralelismos entre la biografía de Osiris-Dioniso y la biografía de Jesús deducida de los cuatro evangelios canónicos. La reconstrucción del mito de Osiris-Dioniso, compilado de los mitos antiguos de muerte y resurrección de los "Hombres de Dios" llevan un parecido llamativo a los relatos del evangelio. Los autores dan una corta lista de paralelismos en el principio del libro:
Osiris-Dioniso es Dios que se hizo carne, el salvador y "el Hijo de Dios."
Su padre es Dios y su madre es una virgen mortal.
Nace en una cueva o el retablo humilde el 25 de diciembre delante de tres pastores.
Ofrece a sus seguidores la oportunidad de nacer de nuevo por los ritos del bautismo.
Convierte milagrosamente el agua en el vino en una boda.
Entra triunfalmente al pueblo montado en un asno mientras las personas ondean las hojas de palmera para honrarlo.
Muere en Pascua como un sacrificio para los pecados del mundo.
Después de su muerte, desciende al infierno, entonces en el tercer día, sube desde la muerte y asciende al cielo en la gloria.
Sus seguidores esperan su retorno como el juez durante los Últimos Días.
Su muerte y resurrección son famosas por una comida ritual de pan y vino que simbolizan su cuerpo y sangre. [1]
Después los capítulos agregan más paralelos. Según Los Misterios de Jesús, la Cristiandad originada como una versión de judaizada de los misterios de las religiones paganas. Los judíos helenizados escribieron una versión del mito del "Hombre Dios" que incorpora los elementos judíos. Los iniciados aprendieron el mito y sus significados alegóricos a través de los Misterios Exteriores e Interiores (un modelo similar de Misterios Mayores y Menores, eran parte de los misterios paganos eleusianos; el mitraísmo fue estructurado alrededor de siete iniciaciones). En algún punto, los grupos de cristianos que había experimentado sólo los Misterios Exteriores fueron separados de los Mayores de la religión y se olvidaron que hubo una segunda iniciación. Después, cuando ellos encontraron grupos que habían retenido los Misterios Internos, los "cristianos literalistas" atacaron a los "gnósticos" por clamar que los literalistas vieron como falso conocimiento y falsa iniciación. Los literalistas ganaron, casi exterminando a los gnósticos y llegando a ser la Iglesia Católica y sus descendientes modernos.
Extracto de Wikipedia
Nota de Manuel Moral: Las coincidencias entre los Evangelios y los mitos consignados pueden también deberse a que los autores anónimos de los Evangelios copiaron o incluyeron tales mitos paganos. Que existió un Jesús histórico no puede descartarse sin más. Jesús pudo ser un personaje "insignificante", de ahí el silencio en las crónicas. Pero, en cualquier caso, el "Jesús histórico" no fue el mismo que describen los Evangelios, escritos por autores con mucha fantasía.
No al racismo. Sí a la Ley.
Hace ya un tiempo, a propuesta hispana, los “grandes” de Schengen, Alemania, Inglaterra, Francia e Italia, acordaron coordinar en transportes conjuntos aéreos la devolución a sus países de los inmigrantes ilegales, tal como lo venían haciendo ya nuestro país y Francia. En aquella ocasión, mucha tinta ha corrido entretanto sobre el tema, también se convino en ofrecer a los gobiernos subsaharianos una serie de créditos y donativos económicos para que éstos permitieran la entrada en la patria de sus ciudadanos emigrados, que al emigrar pierden su ciudadanía. Esto ocurre no por motivos patrióticos, sino por el sencillo hecho de que los ineptos y corruptos gobiernos africanos se libran de bocas que alimentar y se lucran de las divisas de las ayudas económicas que envían los emigrantes a sus familias.
El plan estaba muy bien concebido, pero para su éxito requería la eficaz cooperación de las autoridades, en nuestro caso, de los ayuntamientos y de los delegados y subdelegados del Gobierno. Hasta la fecha se percibe una especial dejadez en la puesta en práctica de medidas, que algunos grupos de idealistas humanistas, que parecen ignorar las más elementales leyes de la sociología y de la economía, podrían tachar de “racistas”. Curiosamente, los vocablos “racista” y “racismo” son las únicas palabras en español que sabe la mayoría de los inmigrantes ilegales que desconocen nuestra lengua. Los sindicatos, las asociaciones de inmigrantes legalizados y otras organizaciones en defensa de los derechos de los trabajadores extranjeros llevan a cabo una labor muy meritoria, pero deberían tener en cuenta que la devolución a sus países de origen de extranjeros indocumentados (algunos ni siquiera tienen un pasaporte) y que se mueven en el terreno de la delincuencia, redunda en bien de los honrados trabajadores extranjeros, que merecen toda la ayuda de la sociedad para su integración. Esas organizaciones ponen equivocadamente como ejemplo a nuestros emigrantes de los 60 a Europa. La comparación ofende. Ningún emigrante español salía sin papeles a Europa y no había ningún delincuente entre ellos.
En la ciudad en la que resido me llama la atención el nutrido número de subsaharianos que se ven por sus calles. Por la noche, grupos de subsaharianos están apostados en el Paseo de La Feria con grandes bolsas (todas de la misma marca). Aún no he visto ni a un solo policía que se acerque a ellos y controle su documentación (y, si existe fundada sospecha, el contenido de las bolsas). Delante de los innumerables locutorios, grupos de subsaharianos ocupan la acera y no dejan pasar a la gente, que tiene que bajarse a la calzada. He notado en ellos una actitud agresiva (tal vez para compensar sus propios complejos de inferioridad) y he captado miradas de mal disimulado odio o de arrogancia. No puede afirmarse que el ciudadano español tenga la culpa de la desesperada situación de marginación que padecen estas personas lejos de sus casas.
Otra cuestión que me choca es el elevado número de individuos de etnia gitana rumana, que mendigan por las calles y locales con inusitada insistencia. Delante de los supermercados, estas personas pordiosean para que se les regale el euro del carrito. Y en los mercadillos, los gitanos rumanos molestan a compradores y vendedores. Cuando la gente no les hace caso, insultan y maldicen en su lengua. También en este caso se echa de menos controles de la policía. No creo tampoco que sea racista combatir la creciente delincuencia organizada de grupos de violentos e indeseables extranjeros, que atracan en la calle por la noche o roban en domicilios, siendo igual que los propietarios estén o no estén en sus casas. Les torturan y amenazan de muerte si no delatan dónde tienen guardados el dinero y las joyas. En la Costa Blanca y Costa del Sol han sido asesinadas por estos criminales personas extranjeras que estaban tan tranquilas en sus casas, En ambas zonas del Mediterráneo residen muchos jubilados, sobre todo británicos y alemanes.
Dadas nuestras permisivas y suaves leyes con respecto a los menores, ha aparecido en la actualidad una nueva modalidad de delinquir. Los padres –en un considerable porcentaje gitanos rumanos- envían a sus hijos a robar. Los muchachos y muchachas forman pandillas que entran en establecimientos armados de navajas, de barras de hierro o de palos, amenazan o agraden a los propietarios, roban la caja o mercancías y huyen. Si son detenidos por la policía, pronto estarán de nuevo en la calle. Los padres de los jóvenes bandidos saben muy bien que en este país no se juzga a un menor. Así estos delincuentes menores de edad estarán al día siguiente saqueando a otro local o a peatones. Todo el peso de la ley tendría que caer sobre los padres, culpables de los delitos a los que inducen a sus hijos menores de edad. Parece ser como si el Estado temiese ser acusado de racista.
El problema de los inmigrantes ilegales en Europa es un problema de la Unión Europea. Es un problema muy delicado, en el que es preciso tener muy en cuenta cada caso particular. No todos los ilegales son delincuentes. Pero no podemos tolerar que en Europa, y, dentro de Europa, en nuestro país proliferen las mafias extranjeras de la trata de seres humanos, de la prostitución importada, de la droga y de la mendicidad. No al racismo, pero sí al compromiso de las autoridades y a la sensatez de la sociedad al afrontar este grave problema.
El plan estaba muy bien concebido, pero para su éxito requería la eficaz cooperación de las autoridades, en nuestro caso, de los ayuntamientos y de los delegados y subdelegados del Gobierno. Hasta la fecha se percibe una especial dejadez en la puesta en práctica de medidas, que algunos grupos de idealistas humanistas, que parecen ignorar las más elementales leyes de la sociología y de la economía, podrían tachar de “racistas”. Curiosamente, los vocablos “racista” y “racismo” son las únicas palabras en español que sabe la mayoría de los inmigrantes ilegales que desconocen nuestra lengua. Los sindicatos, las asociaciones de inmigrantes legalizados y otras organizaciones en defensa de los derechos de los trabajadores extranjeros llevan a cabo una labor muy meritoria, pero deberían tener en cuenta que la devolución a sus países de origen de extranjeros indocumentados (algunos ni siquiera tienen un pasaporte) y que se mueven en el terreno de la delincuencia, redunda en bien de los honrados trabajadores extranjeros, que merecen toda la ayuda de la sociedad para su integración. Esas organizaciones ponen equivocadamente como ejemplo a nuestros emigrantes de los 60 a Europa. La comparación ofende. Ningún emigrante español salía sin papeles a Europa y no había ningún delincuente entre ellos.
En la ciudad en la que resido me llama la atención el nutrido número de subsaharianos que se ven por sus calles. Por la noche, grupos de subsaharianos están apostados en el Paseo de La Feria con grandes bolsas (todas de la misma marca). Aún no he visto ni a un solo policía que se acerque a ellos y controle su documentación (y, si existe fundada sospecha, el contenido de las bolsas). Delante de los innumerables locutorios, grupos de subsaharianos ocupan la acera y no dejan pasar a la gente, que tiene que bajarse a la calzada. He notado en ellos una actitud agresiva (tal vez para compensar sus propios complejos de inferioridad) y he captado miradas de mal disimulado odio o de arrogancia. No puede afirmarse que el ciudadano español tenga la culpa de la desesperada situación de marginación que padecen estas personas lejos de sus casas.
Otra cuestión que me choca es el elevado número de individuos de etnia gitana rumana, que mendigan por las calles y locales con inusitada insistencia. Delante de los supermercados, estas personas pordiosean para que se les regale el euro del carrito. Y en los mercadillos, los gitanos rumanos molestan a compradores y vendedores. Cuando la gente no les hace caso, insultan y maldicen en su lengua. También en este caso se echa de menos controles de la policía. No creo tampoco que sea racista combatir la creciente delincuencia organizada de grupos de violentos e indeseables extranjeros, que atracan en la calle por la noche o roban en domicilios, siendo igual que los propietarios estén o no estén en sus casas. Les torturan y amenazan de muerte si no delatan dónde tienen guardados el dinero y las joyas. En la Costa Blanca y Costa del Sol han sido asesinadas por estos criminales personas extranjeras que estaban tan tranquilas en sus casas, En ambas zonas del Mediterráneo residen muchos jubilados, sobre todo británicos y alemanes.
Dadas nuestras permisivas y suaves leyes con respecto a los menores, ha aparecido en la actualidad una nueva modalidad de delinquir. Los padres –en un considerable porcentaje gitanos rumanos- envían a sus hijos a robar. Los muchachos y muchachas forman pandillas que entran en establecimientos armados de navajas, de barras de hierro o de palos, amenazan o agraden a los propietarios, roban la caja o mercancías y huyen. Si son detenidos por la policía, pronto estarán de nuevo en la calle. Los padres de los jóvenes bandidos saben muy bien que en este país no se juzga a un menor. Así estos delincuentes menores de edad estarán al día siguiente saqueando a otro local o a peatones. Todo el peso de la ley tendría que caer sobre los padres, culpables de los delitos a los que inducen a sus hijos menores de edad. Parece ser como si el Estado temiese ser acusado de racista.
El problema de los inmigrantes ilegales en Europa es un problema de la Unión Europea. Es un problema muy delicado, en el que es preciso tener muy en cuenta cada caso particular. No todos los ilegales son delincuentes. Pero no podemos tolerar que en Europa, y, dentro de Europa, en nuestro país proliferen las mafias extranjeras de la trata de seres humanos, de la prostitución importada, de la droga y de la mendicidad. No al racismo, pero sí al compromiso de las autoridades y a la sensatez de la sociedad al afrontar este grave problema.
jueves, 7 de enero de 2010
Juan Eslava Galán: "El catolicismo explicado a las ovejas"
Divertido y sarcástico, el historiador Juan Eslava Galán hace un recorrido por los orígenes del cristianismo, los Evangelios y otros dogmas para desmontar mitos, mentiras y falsificaciones mantenidas por la Iglesia católica. Acaba de publicar 'El catolicismo explicado a las ovejas' (Planeta).
El escritor andaluz se declara católico y apostólico, y explica con ironía que viene observando con gran preocupación y “creciente desasosiego, que muchas ovejas de la grey cristiana abandonan el aprisco, prescinden del director espiritual y descuidan los sacramentos para limitarse a practicar un catolicismo tibio y acomodaticio o directamente no practican nada”. En otras palabras, “somos cristianos por pura rutina, por mero acomodo social, porque hemos nacido aquí, en la católica España, en la nación predilecta del Sagrado Corazón de Jesús y de la Inmaculada...” Sin abandonar la sonrisa, vayamos por partes.
-“El catolicismo explicado a las ovejas” es todo un desafío. Sus reflexiones, preguntas, ironías, y toda la documentación que aporta, creo que no va a dejar a nadie indiferente. ¿Cómo surgió la idea del libro?
-Fue hace un par de años y me puse a la tarea inmediatamente. Lo que ocurre es que el tema me ha interesado toda la vida y bien podemos decir que llevo al menos cuarenta años acumulando lecturas, reflexiones y notas.
-En los últimos tiempos proliferan libros críticos con las religiones o sobre el tema del ateísmo. ¿A qué cree que es debido?
-Considero que esa proliferación de libros se debe a la elevación del nivel cultural de la gente y, sobre todo, a la ausencia de esa censura que hasta ahora mantenía amordazadas a las voces críticas. De pronto los católicos se plantean preguntas acerca de la sensatez de los mitos que les han inculcado desde la infancia. Eso es saludable.
“Los católicos que se hacen preguntas acaban abandonando el redil. Quedan los que aceptan ese compendio de patrañas y se aferran a él porque necesitan creer en que la vida no termina con la muerte”.
-“La iglesia católica vive del saqueo: saquean las religiones del entorno...” comenta en su libro. ¿De dónde proceden los principales dogmas de la religión católica?
-Los dogmas son producto del confuso desarrollo del corpus cristiano en los primeros siglos de su andadura. Por una parte plagian mitos de las religiones mistéricas del siglo I y, por otra, intentan legitimarse con las profecías mesiánicas de la Biblia. La imposibilidad de armonizar ideas de tan opuestos orígenes los lleva a incurrir en absurdos y contradicciones que ellos resuelven del modo más burdo: proclamando esos dogmas y misterios que el cristiano está obligado a creer si quiere salvar su alma, aunque repugnen a la razón y al sentido común.
-¿Cree usted que un análisis crítico -en profundidad-, hecho hoy en día acabaría con cualquier religión? ¿Para qué fueron creadas?
-No creo que un análisis crítico pueda acabar con ninguna religión. De hecho, el análisis de los textos de la Biblia y del Nuevo Testamento ha demostrado sobradamente, incluso para estudiosos católicos, que todo es una patraña mantenida por la Iglesia y sus secuaces -o sea, las clases privilegiadas- a lo largo de la Historia. Sin embargo muchas personas aterradas por la idea de la muerte necesitan de ese asidero para consolarse con la idea de una vida de ultratumba mejor que ésta.
-¿Qué se esconde tras la fe? ¿Para qué se ha utilizado?
-La fe se ha utilizado para mantener a los fieles resignados con las injusticias del mundo. Es un instrumento en manos de las clases privilegiadas y de una institución, la Iglesia, que vive de vender humo. Esto es aplicable a las distintas religiones, claro.
-¿De dónde han salido los Evangelios?
-Los Evangelios son compilaciones de anécdotas tocantes a la vida de Jesús. Se compusieron años después de su muerte y recibieron añadidos y supresiones según los intereses doctrinales de cada momento. Por eso están trufados de contradicciones y patrañas que no se sostienen.
-Asegura que el Jesús histórico no tiene nada que ver con el Cristo inventado por la Iglesia. ¿Por qué siempre han negado la parte humana de Jesús, el luchador, el que recorría los caminos a pie y tenía tentaciones? ¿Qué Cristo nos han presentado?
-El Jesús histórico es radicalmente diferente al Cristo inventado por San Pablo, que fue el verdadero fundador del cristianismo. La Iglesia nos ha presentado ese Cristo, legitimándolo con un barniz de Jesús. Cuando se estudia un poco su formación, enseguida se advierten las incoherencias. La Iglesia, lo sabe, por supuesto, pero sigue viviendo de su mentira.
“La Iglesia vive del Pecado Original y del concepto de culpa, o sea, de la administración y venta del perdón que nos libra del Infierno. Es lo que ha hecho a lo largo de la Historia”.
-Son muchos -incluso católicos- los que dicen que Jesús nunca creó una Iglesia, que su mensaje era universal. ¿Qué piensa al respecto?
-Jesús nunca creó una Iglesia. Era solamente un judío preocupado por la independencia de su pueblo sojuzgado por Roma y por la pureza del judaísmo. Él nunca dejó de ser judío, ni hubiera soñado con ser otra cosa, ni mucho menos con redimir de nada a la humanidad. Esas preocupaciones universalistas pertenecen al Cristo inventado por San Pablo.
-¿Sigue siendo España católica?
-En España hay, quizá, un veinte por ciento de católicos conscientes y practicantes, y quizá otro sesenta o setenta por ciento de fieles que se bautizan, casan y entierran por la iglesia y que celebran la Semana Santa, la Navidad o la fiesta del santo patrón del pueblo por lo que tiene de jolgorio y divertimento, o de emoción estética como sucede con la Semana Santa. El resto, una minoría creciente, ignora a la Iglesia y hace su vida al margen de ella. Cabe añadir que según la Constitución, que debería informar nuestras leyes, España es un Estado laico aconfesional, pero debido a que el gobierno socialista no se impuso en su momento porque temía que lo tacharan de “comecuras” -el espectro de la Guerra Civil-, la Iglesia se ha subido nuevamente a las barbas del Estado y aquí estamos todos, manteniéndola con nuestros impuestos de una manera absolutamente inconstitucional.
-Las encuestas revelan que la mayoría de católicos lo son por rutina, por acomodo social. ¿Dónde han quedado las convicciones? ¿Existieron algún día?
-Esas convicciones existieron en su día y muy arraigadas, pero eran fruto del adoctrinamiento temprano, antes de que las criaturas tuvieran uso de razón, y de la notable incultura en que la inmensa mayoría de los españoles ha vivido hasta tiempos recientes.
-Tenemos en estos momentos a la Conferencia Episcopal en plena campaña. Ahora es con el tema del aborto, antes con la Educación para la Ciudadanía, asignatura de religión, símbolos religiosos en lugares públicos... ¿Cómo debe entender un Estado aconfesional este tipo de “presiones”?
-El Estado debería dejar de costearlos, debería suprimir sus privilegios y debería aplicarles la ley vigente como a cualquier otra asociación autorizada. La Iglesia podría hacer propaganda contra el aborto, contra el matrimonio homosexual, contra la pederastia clerical y contra lo que quiera, del mismo modo y con la misma libertad con que los ecologistas y otras asociaciones se oponen a la deforestación y a la matanza de focas.
“En España hay, quizá, un veinte por ciento de católicos conscientes y practicantes, y quizá otro sesenta o setenta que se bautiza, casa y entierra por la iglesia y que celebra la Semana Santa, la Navidad o la fiesta del santo patrón del pueblo por lo que tiene de jolgorio y divertimento, o de emoción estética, como sucede con la Semana Santa”.
- ¿Cómo ha dibujado a la mujer la religión católica y con qué resultados?
-La Iglesia se ha servido de la mujer y se sigue sirviendo de ella. Les parece que es una criatura limitada que no puede parangonarse con el hombre, una consideración que quizá hunde sus raíces en la propia represión sexual a la que los condena el celibato.
-¿Qué réditos le ha supuesto a la Iglesia católica el famoso pecado original?
-La Iglesia vive del Pecado Original y del concepto de culpa, o sea, de la administración y venta del perdón que nos libra del Infierno. Es lo que ha hecho a lo largo de la Historia. Hoy esto se disimula para adaptarse a los nuevos tiempos en que la gente ya no es tan crédula. La estupenda invención del Purgatorio, esa variante del Infierno, les produjo muy saneados ingresos durante siglos.
- Una buena pregunta que usted mismo formula en el libro... ¿Por qué Dios nos dotó de orgasmos si luego resulta que copular es pecado, o sea mal? ¿Por qué esa obsesión con el sexo como mal?
-La obsesión de la Iglesia por el sexo es consecuencia de la absurda norma que los condena al celibato. Los reprimidos sexuales no piensan en otra cosa. Es curioso que la Iglesia se presente como defensora de la familia cuando prohíbe a sus profesionales casarse y tener hijos contrariando la ley natural y la supuesta ley divina (“Creced y multiplicaos”).
- Dice usted que no hay más ciego que quien no quiere ver. Después de todo lo expuesto en el libro, ¿ante qué cosas giran la cabeza los católicos y evitan formularse preguntas? ¿Existe miedo?
-Los católicos que se hacen preguntas acaban abandonando el redil. Quedan los que aceptan ese compendio de patrañas y se aferran a él porque necesitan creer que la vida no termina con la muerte. Personalmente no me parece censurable, allá cada cual. Lo que es intolerable es que intenten imponer sus ideas, normas y prejuicios a la sociedad laica y que intenten imponer sus prejuicios a las leyes del Estado aprobadas por un parlamento democrático.
-Dígame qué sensación personal le quedó cuando escribió la última línea del libro. ¿En qué situación quedó su espíritu?
-Sentí una inmensa paz interior, una paz evangélica porque estoy convencido de que su lectura puede iluminar a alguna oveja que no haya tenido acceso a una segunda opinión. El contraste de pareceres es siempre bueno y la búsqueda de la verdad, necesaria: la verdad os liberará, que dice el Evangelio. Δ
(De la revista FUSIÓN)
El escritor andaluz se declara católico y apostólico, y explica con ironía que viene observando con gran preocupación y “creciente desasosiego, que muchas ovejas de la grey cristiana abandonan el aprisco, prescinden del director espiritual y descuidan los sacramentos para limitarse a practicar un catolicismo tibio y acomodaticio o directamente no practican nada”. En otras palabras, “somos cristianos por pura rutina, por mero acomodo social, porque hemos nacido aquí, en la católica España, en la nación predilecta del Sagrado Corazón de Jesús y de la Inmaculada...” Sin abandonar la sonrisa, vayamos por partes.
-“El catolicismo explicado a las ovejas” es todo un desafío. Sus reflexiones, preguntas, ironías, y toda la documentación que aporta, creo que no va a dejar a nadie indiferente. ¿Cómo surgió la idea del libro?
-Fue hace un par de años y me puse a la tarea inmediatamente. Lo que ocurre es que el tema me ha interesado toda la vida y bien podemos decir que llevo al menos cuarenta años acumulando lecturas, reflexiones y notas.
-En los últimos tiempos proliferan libros críticos con las religiones o sobre el tema del ateísmo. ¿A qué cree que es debido?
-Considero que esa proliferación de libros se debe a la elevación del nivel cultural de la gente y, sobre todo, a la ausencia de esa censura que hasta ahora mantenía amordazadas a las voces críticas. De pronto los católicos se plantean preguntas acerca de la sensatez de los mitos que les han inculcado desde la infancia. Eso es saludable.
“Los católicos que se hacen preguntas acaban abandonando el redil. Quedan los que aceptan ese compendio de patrañas y se aferran a él porque necesitan creer en que la vida no termina con la muerte”.
-“La iglesia católica vive del saqueo: saquean las religiones del entorno...” comenta en su libro. ¿De dónde proceden los principales dogmas de la religión católica?
-Los dogmas son producto del confuso desarrollo del corpus cristiano en los primeros siglos de su andadura. Por una parte plagian mitos de las religiones mistéricas del siglo I y, por otra, intentan legitimarse con las profecías mesiánicas de la Biblia. La imposibilidad de armonizar ideas de tan opuestos orígenes los lleva a incurrir en absurdos y contradicciones que ellos resuelven del modo más burdo: proclamando esos dogmas y misterios que el cristiano está obligado a creer si quiere salvar su alma, aunque repugnen a la razón y al sentido común.
-¿Cree usted que un análisis crítico -en profundidad-, hecho hoy en día acabaría con cualquier religión? ¿Para qué fueron creadas?
-No creo que un análisis crítico pueda acabar con ninguna religión. De hecho, el análisis de los textos de la Biblia y del Nuevo Testamento ha demostrado sobradamente, incluso para estudiosos católicos, que todo es una patraña mantenida por la Iglesia y sus secuaces -o sea, las clases privilegiadas- a lo largo de la Historia. Sin embargo muchas personas aterradas por la idea de la muerte necesitan de ese asidero para consolarse con la idea de una vida de ultratumba mejor que ésta.
-¿Qué se esconde tras la fe? ¿Para qué se ha utilizado?
-La fe se ha utilizado para mantener a los fieles resignados con las injusticias del mundo. Es un instrumento en manos de las clases privilegiadas y de una institución, la Iglesia, que vive de vender humo. Esto es aplicable a las distintas religiones, claro.
-¿De dónde han salido los Evangelios?
-Los Evangelios son compilaciones de anécdotas tocantes a la vida de Jesús. Se compusieron años después de su muerte y recibieron añadidos y supresiones según los intereses doctrinales de cada momento. Por eso están trufados de contradicciones y patrañas que no se sostienen.
-Asegura que el Jesús histórico no tiene nada que ver con el Cristo inventado por la Iglesia. ¿Por qué siempre han negado la parte humana de Jesús, el luchador, el que recorría los caminos a pie y tenía tentaciones? ¿Qué Cristo nos han presentado?
-El Jesús histórico es radicalmente diferente al Cristo inventado por San Pablo, que fue el verdadero fundador del cristianismo. La Iglesia nos ha presentado ese Cristo, legitimándolo con un barniz de Jesús. Cuando se estudia un poco su formación, enseguida se advierten las incoherencias. La Iglesia, lo sabe, por supuesto, pero sigue viviendo de su mentira.
“La Iglesia vive del Pecado Original y del concepto de culpa, o sea, de la administración y venta del perdón que nos libra del Infierno. Es lo que ha hecho a lo largo de la Historia”.
-Son muchos -incluso católicos- los que dicen que Jesús nunca creó una Iglesia, que su mensaje era universal. ¿Qué piensa al respecto?
-Jesús nunca creó una Iglesia. Era solamente un judío preocupado por la independencia de su pueblo sojuzgado por Roma y por la pureza del judaísmo. Él nunca dejó de ser judío, ni hubiera soñado con ser otra cosa, ni mucho menos con redimir de nada a la humanidad. Esas preocupaciones universalistas pertenecen al Cristo inventado por San Pablo.
-¿Sigue siendo España católica?
-En España hay, quizá, un veinte por ciento de católicos conscientes y practicantes, y quizá otro sesenta o setenta por ciento de fieles que se bautizan, casan y entierran por la iglesia y que celebran la Semana Santa, la Navidad o la fiesta del santo patrón del pueblo por lo que tiene de jolgorio y divertimento, o de emoción estética como sucede con la Semana Santa. El resto, una minoría creciente, ignora a la Iglesia y hace su vida al margen de ella. Cabe añadir que según la Constitución, que debería informar nuestras leyes, España es un Estado laico aconfesional, pero debido a que el gobierno socialista no se impuso en su momento porque temía que lo tacharan de “comecuras” -el espectro de la Guerra Civil-, la Iglesia se ha subido nuevamente a las barbas del Estado y aquí estamos todos, manteniéndola con nuestros impuestos de una manera absolutamente inconstitucional.
-Las encuestas revelan que la mayoría de católicos lo son por rutina, por acomodo social. ¿Dónde han quedado las convicciones? ¿Existieron algún día?
-Esas convicciones existieron en su día y muy arraigadas, pero eran fruto del adoctrinamiento temprano, antes de que las criaturas tuvieran uso de razón, y de la notable incultura en que la inmensa mayoría de los españoles ha vivido hasta tiempos recientes.
-Tenemos en estos momentos a la Conferencia Episcopal en plena campaña. Ahora es con el tema del aborto, antes con la Educación para la Ciudadanía, asignatura de religión, símbolos religiosos en lugares públicos... ¿Cómo debe entender un Estado aconfesional este tipo de “presiones”?
-El Estado debería dejar de costearlos, debería suprimir sus privilegios y debería aplicarles la ley vigente como a cualquier otra asociación autorizada. La Iglesia podría hacer propaganda contra el aborto, contra el matrimonio homosexual, contra la pederastia clerical y contra lo que quiera, del mismo modo y con la misma libertad con que los ecologistas y otras asociaciones se oponen a la deforestación y a la matanza de focas.
“En España hay, quizá, un veinte por ciento de católicos conscientes y practicantes, y quizá otro sesenta o setenta que se bautiza, casa y entierra por la iglesia y que celebra la Semana Santa, la Navidad o la fiesta del santo patrón del pueblo por lo que tiene de jolgorio y divertimento, o de emoción estética, como sucede con la Semana Santa”.
- ¿Cómo ha dibujado a la mujer la religión católica y con qué resultados?
-La Iglesia se ha servido de la mujer y se sigue sirviendo de ella. Les parece que es una criatura limitada que no puede parangonarse con el hombre, una consideración que quizá hunde sus raíces en la propia represión sexual a la que los condena el celibato.
-¿Qué réditos le ha supuesto a la Iglesia católica el famoso pecado original?
-La Iglesia vive del Pecado Original y del concepto de culpa, o sea, de la administración y venta del perdón que nos libra del Infierno. Es lo que ha hecho a lo largo de la Historia. Hoy esto se disimula para adaptarse a los nuevos tiempos en que la gente ya no es tan crédula. La estupenda invención del Purgatorio, esa variante del Infierno, les produjo muy saneados ingresos durante siglos.
- Una buena pregunta que usted mismo formula en el libro... ¿Por qué Dios nos dotó de orgasmos si luego resulta que copular es pecado, o sea mal? ¿Por qué esa obsesión con el sexo como mal?
-La obsesión de la Iglesia por el sexo es consecuencia de la absurda norma que los condena al celibato. Los reprimidos sexuales no piensan en otra cosa. Es curioso que la Iglesia se presente como defensora de la familia cuando prohíbe a sus profesionales casarse y tener hijos contrariando la ley natural y la supuesta ley divina (“Creced y multiplicaos”).
- Dice usted que no hay más ciego que quien no quiere ver. Después de todo lo expuesto en el libro, ¿ante qué cosas giran la cabeza los católicos y evitan formularse preguntas? ¿Existe miedo?
-Los católicos que se hacen preguntas acaban abandonando el redil. Quedan los que aceptan ese compendio de patrañas y se aferran a él porque necesitan creer que la vida no termina con la muerte. Personalmente no me parece censurable, allá cada cual. Lo que es intolerable es que intenten imponer sus ideas, normas y prejuicios a la sociedad laica y que intenten imponer sus prejuicios a las leyes del Estado aprobadas por un parlamento democrático.
-Dígame qué sensación personal le quedó cuando escribió la última línea del libro. ¿En qué situación quedó su espíritu?
-Sentí una inmensa paz interior, una paz evangélica porque estoy convencido de que su lectura puede iluminar a alguna oveja que no haya tenido acceso a una segunda opinión. El contraste de pareceres es siempre bueno y la búsqueda de la verdad, necesaria: la verdad os liberará, que dice el Evangelio. Δ
(De la revista FUSIÓN)
miércoles, 6 de enero de 2010
Los Reyes Magos
Hoy he celebrado con mi esposa Margarita el día de los Reyes Magos con un riquísimo roscón alicantino. A ella le ha tocado la sorpresa de una especie de camarero con un imancito en la espalda y para mí ha sido un anillo como el que lleva el papa.
Me gusta mucho la festividad de los Reyes Magos, con su frescor pagano, sin olor a rancias sotanas. Los Reyes Magos (para unos eran cuatro, para otros, tres) son una tradición que se remonta a antiquísimas culturas y que, en forma de leyenda, unos tres siglos después del comienzo de nuestra era, fue puesta en circulación por los autores de los Evangelios: también figuraban en el nacimiento de Jesús, algo que no pudo ser verdad, porque incluso El Vaticano reconoce ahora que Jesús no nació en un pesebre de Belén, sino en casa de sus padres José y María en Nazaret. Y nos imaginamos que el bebé Jesús tendría una cunita de alto standing, dado lo buen carpintero que era su padre. O los reyes vieron su error y se desviaron hacia Nazaret, llevando al recién nacido incienso, oro y mirra.
Dejo las cosas como están y repito que a mí me gusta el Día de los Reyes Magos por su sabor nada clerical, por ser el día cumbre de nuestra infancia (aunque en nuestra posguerra había Reyes para los franquistas ricos y reyes raídos, pero muy amados, pobres, pero portadores de ilusiones, para los chavalines y las chavalinas rojos, y más, si sus padres habían sido fusilados o estaban en la cárcel. Mi rey mago Melchor era mi vecinita Emilita, hija de un taxista comunista. Yo heredaba de Emilita sus juguetes de los Reyes anteriores. Mi juguete más preciado, heredado de Emilita, era un cine-nic. Pero también mi tío Paco y el hermano menor de su esposa, Cheche, que era mecánico, entregaron a los Reyes Magos para mí un triciclo, reconstruido por Cheche, que fue mi juguete más querido durante bastante tiempo, hasta que sus ruedas y su manillar no pudieron más.
Todavía recuerdo las carreras con mi triciclo por el Paseo de Ronda.
Yo creo que está muy bien que en las fiestas de los Reyes Magos se recuerde a esos millones de muchachitas y muchachitos que mueren de hambre y por enfermedades infecciosas, que no conocen la alegría en sus jóvenes corazones y que, como se ha hecho en algunas ciudades, se apele a la solidaridad (no a la caridad) y se despierte el interés por ayudar a esos pueblos arrasados por la miseria y esquilmados por jefezuelos corruptos, que dejan morir de inanición a sus ciudadanos, mientras ellos atesoran riquezas, que en gran parte van a parar a bancos extranjeros, como en Suiza. El organismo para la infancia de la ONU, UNICEF, debería estar presente en las celebraciones multitudinarias de las cabalgatas de los Reyes Magos, de Oriente. Sí, de allí vinieron estas figuras legendarias hace ahora más de cinco mil aniversarios para traer la ilusión y la fantasía a un mundo cada vez más deshumanizado.
Me gusta mucho la festividad de los Reyes Magos, con su frescor pagano, sin olor a rancias sotanas. Los Reyes Magos (para unos eran cuatro, para otros, tres) son una tradición que se remonta a antiquísimas culturas y que, en forma de leyenda, unos tres siglos después del comienzo de nuestra era, fue puesta en circulación por los autores de los Evangelios: también figuraban en el nacimiento de Jesús, algo que no pudo ser verdad, porque incluso El Vaticano reconoce ahora que Jesús no nació en un pesebre de Belén, sino en casa de sus padres José y María en Nazaret. Y nos imaginamos que el bebé Jesús tendría una cunita de alto standing, dado lo buen carpintero que era su padre. O los reyes vieron su error y se desviaron hacia Nazaret, llevando al recién nacido incienso, oro y mirra.
Dejo las cosas como están y repito que a mí me gusta el Día de los Reyes Magos por su sabor nada clerical, por ser el día cumbre de nuestra infancia (aunque en nuestra posguerra había Reyes para los franquistas ricos y reyes raídos, pero muy amados, pobres, pero portadores de ilusiones, para los chavalines y las chavalinas rojos, y más, si sus padres habían sido fusilados o estaban en la cárcel. Mi rey mago Melchor era mi vecinita Emilita, hija de un taxista comunista. Yo heredaba de Emilita sus juguetes de los Reyes anteriores. Mi juguete más preciado, heredado de Emilita, era un cine-nic. Pero también mi tío Paco y el hermano menor de su esposa, Cheche, que era mecánico, entregaron a los Reyes Magos para mí un triciclo, reconstruido por Cheche, que fue mi juguete más querido durante bastante tiempo, hasta que sus ruedas y su manillar no pudieron más.
Todavía recuerdo las carreras con mi triciclo por el Paseo de Ronda.
Yo creo que está muy bien que en las fiestas de los Reyes Magos se recuerde a esos millones de muchachitas y muchachitos que mueren de hambre y por enfermedades infecciosas, que no conocen la alegría en sus jóvenes corazones y que, como se ha hecho en algunas ciudades, se apele a la solidaridad (no a la caridad) y se despierte el interés por ayudar a esos pueblos arrasados por la miseria y esquilmados por jefezuelos corruptos, que dejan morir de inanición a sus ciudadanos, mientras ellos atesoran riquezas, que en gran parte van a parar a bancos extranjeros, como en Suiza. El organismo para la infancia de la ONU, UNICEF, debería estar presente en las celebraciones multitudinarias de las cabalgatas de los Reyes Magos, de Oriente. Sí, de allí vinieron estas figuras legendarias hace ahora más de cinco mil aniversarios para traer la ilusión y la fantasía a un mundo cada vez más deshumanizado.
Nuestra lengua: "...chulo de mi corazón".
Las lenguas son como organismos vivos, sujetos a evoluciones y mutaciones. El insigne filólogo Ramón Menéndez Pidal nos introdujo magistralmente en la metamorfosis lexicográfíca que había experimentado el castellano en los pasados siglos, partiendo de la época romana y germánica. No me voy a remontar a alturas científicas. Para demostrar esas mutaciones me he fijado en un par de ejemplos.
En mis tiempos, “mosquearse” significaba “abrigar la sospecha”, “sospechar”, “desconfiar”. Hoy, mosquearse se emplea en el sentido de enfadarse, cabrearse. Agarrar un mosqueo es llevarse un gran disgusto, agarrar un fenomenal cabreo. A nosotros, los de mi generación, cuando no estudiábamos lo suficiente, nuestros profesores nos daban un cate o nos suspendían. Nuestros padres cogían un gran mosqueo cuando les decíamos: “Me han suspendido en matemáticas”. Hoy, ya no son los profesores quienes suspenden, sino los propios alumnos, que dicen, por ejemplo: he suspendido Historia. Es una forma de decisión democrática, que ya no compete al profesor (antes: dictador en su aula), sino al estudiante (ciudadano incluso con la libertad de suspender). Curiosamente, esta forma la utilizan también los propios profesores e incluso la ministra del ramo.
Me he fijado en un vocablo que durante el pasado siglo ha experimentado una gran transformación: de lo positivo ha pasado a lo negativo. Se trata de la palabra “chulo”. En las zarzuelas, el chulo (chuleta) era un típico personaje de Madrid, apuesto, con buena planta o bien plantao, un tanto fresco (un poco sinvergüenza) y con innegable éxito con las mujeres. La contrapartida femenina del chulo era la chula o la chulapa. (Escuchen la zarzuela “La Verbena de la Paloma” de Ricardo de la Vega (libreto) y el maestro Tomás Bretón (música). Pues bien, desde la mitad del siglo XX “chulo” se ha ido envileciendo para convertirse en uno de los vocablos más despectivos de la actualidad. Un chulo es quien vive de una mujer. Si la mujer es una prostituta, se llamará “chulo (de) putas” (proxeneta). Un chulo es también un personaje violento, provocador, agresivo, fanfarrón. Adjetivo de chulo es chulesco. Las acciones de un chulo son chulerías o chuladas.
Como verán ustedes, las lenguas no permanecen inalterables. Lo que hoy es positivo, simpático o atractivo, pasado el tiempo puede convertirse en abominable. Todo es relativo.
En mis tiempos, “mosquearse” significaba “abrigar la sospecha”, “sospechar”, “desconfiar”. Hoy, mosquearse se emplea en el sentido de enfadarse, cabrearse. Agarrar un mosqueo es llevarse un gran disgusto, agarrar un fenomenal cabreo. A nosotros, los de mi generación, cuando no estudiábamos lo suficiente, nuestros profesores nos daban un cate o nos suspendían. Nuestros padres cogían un gran mosqueo cuando les decíamos: “Me han suspendido en matemáticas”. Hoy, ya no son los profesores quienes suspenden, sino los propios alumnos, que dicen, por ejemplo: he suspendido Historia. Es una forma de decisión democrática, que ya no compete al profesor (antes: dictador en su aula), sino al estudiante (ciudadano incluso con la libertad de suspender). Curiosamente, esta forma la utilizan también los propios profesores e incluso la ministra del ramo.
Me he fijado en un vocablo que durante el pasado siglo ha experimentado una gran transformación: de lo positivo ha pasado a lo negativo. Se trata de la palabra “chulo”. En las zarzuelas, el chulo (chuleta) era un típico personaje de Madrid, apuesto, con buena planta o bien plantao, un tanto fresco (un poco sinvergüenza) y con innegable éxito con las mujeres. La contrapartida femenina del chulo era la chula o la chulapa. (Escuchen la zarzuela “La Verbena de la Paloma” de Ricardo de la Vega (libreto) y el maestro Tomás Bretón (música). Pues bien, desde la mitad del siglo XX “chulo” se ha ido envileciendo para convertirse en uno de los vocablos más despectivos de la actualidad. Un chulo es quien vive de una mujer. Si la mujer es una prostituta, se llamará “chulo (de) putas” (proxeneta). Un chulo es también un personaje violento, provocador, agresivo, fanfarrón. Adjetivo de chulo es chulesco. Las acciones de un chulo son chulerías o chuladas.
Como verán ustedes, las lenguas no permanecen inalterables. Lo que hoy es positivo, simpático o atractivo, pasado el tiempo puede convertirse en abominable. Todo es relativo.
martes, 5 de enero de 2010
Las mentiras de la Iglesia católica
En el libro "Mentiras fundamentales de la Iglesia católica" su autor, Pepe Rodríguez, analiza con rigor los textos bíblicos para extraer de ellos sus conclusiones implícitas y explícitas más importantes, evidenciando así unos hechos fundamentales que, a pesar de que siempre estuvieron allí, nos han sido celosamente ocultados a todos.
Por sorprendentes que puedan parecer las afirmaciones que se hacen en este polémico libro de Pepe Rodríguez, bastará que cualquier lector las contraste con una Biblia para darse cuenta de su veracidad.
EN LA BIBLIA, ENTRE OTRAS MUCHAS COSAS,
SE MUESTRA, DE MODO CLARO E IRREFUTABLE, QUE:
• Dios no cree en la supervivencia postmortem de los humanos, ni en el infierno
• Moisés no fundó el monoteísmo, ya que él y su pueblo fueron monólatras
• Los Diez mandamientos originales no son los mismos que afirma la Iglesia
• El culto a las imágenes está absolutamente prohibido y se las califica de "espantajos de melonar"
• Los apóstoles no creyeron en la "Inmaculada Concepción" de María (dogma que no fue impuesto hasta 1854) ni en la personalidad divina de Jesús (decretada el año 325)
• María, tras alumbrar a Jesús, ofreció un sacrificio expiatorio porque era impura según la Ley de Dios.
• María, la madre de Jesús, tuvo como mínimo siete hijos
• Jesús fue un judío, fiel cumplidor de la Ley hebrea, que jamás instituyó, ni quiso, ninguna nueva religión ni Iglesia. Jesús nunca fue cristiano ni, menos aún, católico
• Jesús predicó que el "fin de los tiempos" era inminente, pero se equivocó
• Jesús prohibió explícitamente el sacerdocio profesional
• Jesús elevó a la mujer al rango de igualdad con el hombre y la hizo protagonista de algunos de los pasajes más fundamentales de su vida
• Jesús no habló jamás de la doctrina de la "Santísima Trinidad"
• Jesús fue ejecutado cuando tenía entre 41 y 45 años, no a los 33
• Jesús no pasó tres días y tres noches en su sepulcro, sino ¡un día y medio!, incumpliendo así su profecía más famosa
• Los apóstoles no creyeron en la resurrección de Jesús (y sus relatos son muy incoherentes entre sí)
• Jesús negó toda posibilidad de que pudiera volver al mundo tras su muerte (siendo imposible, por tanto, su presencia "real y verdadera" en el "sacrificio de la misa")
• La figura del Papa es contraria a lo que predicó Jesús y Pedro jamás fue obispo de Roma
• San Pablo afirmó que "Dios no habita en templos hechos por la mano del hombre"
• Los sacerdotes deben ser "maridos de una sola mujer"
MEDIANTE EL ANALISIS HISTORICO Y CIENTIFICO DE
LOS TEXTOS BIBLICOS SE MUESTRA, POR EJEMPLO, QUE:
• Moisés no es el autor de ninguno de los cinco libros básicos de la Biblia
• Los libros de los profetas fueron redactados por otros y las "profecías" o no eran tales o fueron incluidas una vez sucedidos los hechos anunciados
• La imagen del Dios judeocristiano actual fue creada por Esdras
• Tres de los cuatro Evangelios no son obra de apóstoles sino de autores que jamás conocieron a Jesús
• Los Evangelios, escritos en fechas y regiones distintas, se contradicen en casi todo lo fundamental
• La mitad de las influyentes Epístolas de San Pablo no fueron escritas por él
• Los aspectos míticos de la figura del Jesús-Cristo, así como los hechos prodigiosos de su nacimiento, fueron adoptados tardíamente y copiados de la leyenda de dioses "hijo" paganos anteriores a Jesús
• El contenido y fecha de celebración de fiestas como la Pascua de resurrección, Navidad o Reyes es una evidente apropiación de celebraciones paganas anteriores que tenían el mismo significado.
(Información tomada de Google)
Por sorprendentes que puedan parecer las afirmaciones que se hacen en este polémico libro de Pepe Rodríguez, bastará que cualquier lector las contraste con una Biblia para darse cuenta de su veracidad.
EN LA BIBLIA, ENTRE OTRAS MUCHAS COSAS,
SE MUESTRA, DE MODO CLARO E IRREFUTABLE, QUE:
• Dios no cree en la supervivencia postmortem de los humanos, ni en el infierno
• Moisés no fundó el monoteísmo, ya que él y su pueblo fueron monólatras
• Los Diez mandamientos originales no son los mismos que afirma la Iglesia
• El culto a las imágenes está absolutamente prohibido y se las califica de "espantajos de melonar"
• Los apóstoles no creyeron en la "Inmaculada Concepción" de María (dogma que no fue impuesto hasta 1854) ni en la personalidad divina de Jesús (decretada el año 325)
• María, tras alumbrar a Jesús, ofreció un sacrificio expiatorio porque era impura según la Ley de Dios.
• María, la madre de Jesús, tuvo como mínimo siete hijos
• Jesús fue un judío, fiel cumplidor de la Ley hebrea, que jamás instituyó, ni quiso, ninguna nueva religión ni Iglesia. Jesús nunca fue cristiano ni, menos aún, católico
• Jesús predicó que el "fin de los tiempos" era inminente, pero se equivocó
• Jesús prohibió explícitamente el sacerdocio profesional
• Jesús elevó a la mujer al rango de igualdad con el hombre y la hizo protagonista de algunos de los pasajes más fundamentales de su vida
• Jesús no habló jamás de la doctrina de la "Santísima Trinidad"
• Jesús fue ejecutado cuando tenía entre 41 y 45 años, no a los 33
• Jesús no pasó tres días y tres noches en su sepulcro, sino ¡un día y medio!, incumpliendo así su profecía más famosa
• Los apóstoles no creyeron en la resurrección de Jesús (y sus relatos son muy incoherentes entre sí)
• Jesús negó toda posibilidad de que pudiera volver al mundo tras su muerte (siendo imposible, por tanto, su presencia "real y verdadera" en el "sacrificio de la misa")
• La figura del Papa es contraria a lo que predicó Jesús y Pedro jamás fue obispo de Roma
• San Pablo afirmó que "Dios no habita en templos hechos por la mano del hombre"
• Los sacerdotes deben ser "maridos de una sola mujer"
MEDIANTE EL ANALISIS HISTORICO Y CIENTIFICO DE
LOS TEXTOS BIBLICOS SE MUESTRA, POR EJEMPLO, QUE:
• Moisés no es el autor de ninguno de los cinco libros básicos de la Biblia
• Los libros de los profetas fueron redactados por otros y las "profecías" o no eran tales o fueron incluidas una vez sucedidos los hechos anunciados
• La imagen del Dios judeocristiano actual fue creada por Esdras
• Tres de los cuatro Evangelios no son obra de apóstoles sino de autores que jamás conocieron a Jesús
• Los Evangelios, escritos en fechas y regiones distintas, se contradicen en casi todo lo fundamental
• La mitad de las influyentes Epístolas de San Pablo no fueron escritas por él
• Los aspectos míticos de la figura del Jesús-Cristo, así como los hechos prodigiosos de su nacimiento, fueron adoptados tardíamente y copiados de la leyenda de dioses "hijo" paganos anteriores a Jesús
• El contenido y fecha de celebración de fiestas como la Pascua de resurrección, Navidad o Reyes es una evidente apropiación de celebraciones paganas anteriores que tenían el mismo significado.
(Información tomada de Google)