La niebla cubre al bosque con su manto gris, húmedo y frío. Disfraza a los pinos y los abetos de matorrales. Diminutas gotitas se posan en los cristales de mis gafas. Las ardillas barren con sus colas la hojarasca del camino. En algún lugar del bosque se oye el cuco, que da una hora inexistente. La niebla ha paralizado al tiempo. Los cuervos: puntos suspensivos sobre los cables de la red eléctrica. Una ráfaga de luces mortecinas cruza el bosque al otro lado del camino: el cercanías, al que la niebla le ha puesto sordina. Las casitas con sus oblícuos tejados parecen naufragar sumergidas en la silenciosa humedad.
Un perro olfatea el suelo en busca de un hueso imaginario. Cuando nos cruzamos, sus ojos me miran tristes. Su piel mojada no invita a acariciarle. Me acompaña un trecho y después se adentra en el bosque, donde pronto desaparece en la niebla. Entretanto ha bajado la temperatura. Las gotitas de agua son ahora diminutas borlitas de algodón, que se adhieren a mi abrigo y mi gorro de astracán.
Llego a casa y me recibe el agradable calor del hogar. Margarita ha subido la calefacción adivinando mi regreso.
(Neuaubing/Munich).
miércoles, 25 de noviembre de 2009
martes, 24 de noviembre de 2009
El ateo y el creyente
El ateo no tiene la misión de convertir a nadie, de hacer proselitismo. Ateísmo es ilustración y racionalidad. El creyente sólo puede ilustrarse a sí mismo, por su propia voluntad, buscando el conocimiento mediante su propia inteligencia. El ateo no le quita la fe a nadie. Es el creyente, usando su razón y no poniendo trabas a su intelecto persistiendo en errores y embustes, que le han sido inculcados desde la niñez, quien ha de romper las amarras con lo irracional y lo absurdo. Por ejemplo, ¿ qué persona que utilice su inteligencia va a crer -a no ser como leyenda- que un hombre es dios y que ese hombre va a ascender por autopropulsión a "los cielos"? ¿Por qué no citan las crónicas de Judea y de Roma tamaño espectáculo "presenciado" por una multitud? ¿Cómo creer que Mahoma subió al paraíso montado en un blanco corcel? (En el mundo hay 1.200 millones de católicos y 1.300 millones de musulmanes. ¿Son todos creyentes?)
El ateo ha de reflexionar, ha de conversar y ha de escribir, pero sin buscar ni esperar conversos ni a quienes no han superado en lo religioso el nivel de infantilismo por miedo al "Coco", y por querer acceder a una ilusoria vida eterna en un inventado paraíso. Todas las religiones son creación humana, así como sus dioses. Todas las religiones son perecederas, son fagocitadas por otras creencias superiores; pensemos millares de años hacia atrás y tomemos como ejemplo las religiones de Babilonia, de los hetitas, de los persas (Mitra), de los egipcios (Isis), de los griegos (Dionisio) y de los romanos, de los cartagineses...Si lo estudiamos con lupa, encontraremos en el cristianismo (católico y protestante) muchos elementos retocados de las periclitadas religiones.
El ateo ha de reflexionar, ha de conversar y ha de escribir, pero sin buscar ni esperar conversos ni a quienes no han superado en lo religioso el nivel de infantilismo por miedo al "Coco", y por querer acceder a una ilusoria vida eterna en un inventado paraíso. Todas las religiones son creación humana, así como sus dioses. Todas las religiones son perecederas, son fagocitadas por otras creencias superiores; pensemos millares de años hacia atrás y tomemos como ejemplo las religiones de Babilonia, de los hetitas, de los persas (Mitra), de los egipcios (Isis), de los griegos (Dionisio) y de los romanos, de los cartagineses...Si lo estudiamos con lupa, encontraremos en el cristianismo (católico y protestante) muchos elementos retocados de las periclitadas religiones.
lunes, 23 de noviembre de 2009
Nuestra lengua: "Quien fue a Sevilla perdió su silla"
Todos los políticos se agarran a sus sillones como si estuviesen pegados a ellos, Pero sólo en español hay un dicho que describe ese miedo de los que ostentan un cargo a perder su sillón, es decir, a verse en la calle sin sus privilegios y prebendas: “el que fue a Sevilla perdió su silla”. Según los eruditos se trata de una expresión de trasfondo histórico. Allá por los tiempos del rey Enrique IV, a un sobrino del arzobispo de Sevilla, don Alfonso de Fonseca, se le concedió el arzobispado de Santiago de Compostela. El reino de Galicia estaba sacudido por revueltas e intrigas y el sobrino le pidió ayuda a su tío. Don Alfonso de Fonseca le prestó a su sobrino el arzobispado de Sevilla y marchó a Galicia a poner orden. Cuando pacificó aquel reino regresó a Sevilla, pero su sobrino, que según todas las apariencias tenía un morro que se lo pisaba, se negó a devolver a su tío el arzobispado sevillano y asumir el suyo, el compostelano. ¡Menuda diferencia entre el clima andaluz y el gallego! En fin, don Alonso tuvo que montar un cirio. Intervino el Papa, y el rey, y tuvieron que ser ahorcados algunos partidarios del sobrino de Fonseca. Por fin, el sobrino se marchó a Santiago de Compostela, pero a nosotros nos quedó el dicho de “quien fue a Sevilla perdió su silla”, que en realidad tendría que rezar: “el que se fue de Sevilla perdió su silla”. Pero ¡han pasado tantos siglos! Lo asombroso es que el dicho se haya conservado hasta nuestros días.
“Ya vendrá el tío Paco con la rebaja”.
Cuando era pequeño, oía decir a mi abuela o a mi madre: ya vendrá el tío Paco con la rebaja. Yo tenía un tío que se llamaba Paco –era mi tío preferido- y cada vez que nos visitaba, le preguntaba: “Oye, tío Paco, ¿dónde tienes la rebaja?” Mi tío se reía. La verdad es que mi tío en vez de rebajas siempre me traía alguna perra gorda para que me comprara pipas u otras golosinas. Siempre me había intrigado ese tío Paco con su rebaja y pasados los años llegué a asociarlo con algún comerciante. Con el tiempo, consultando diccionarios me enteré de que el tío Paco nunca existió, que es un personaje inventado, lo que se llama proverbial, en quien se representa la sobria realidad, esa que se encarga de poner sordina a nuestras exageradas ilusiones, pretensiones o nuestros sueños de grandeza. Por extensión, el dicho lo empleamos también cuando a alguien le va muy bien económicamente y presume de ello. Con un pelín de esa envidia tan española, solemos consolarnos diciendo: “Espera, espera, que ya vendrá el tío Paco con la rebaja
“Se ha salvado por los pelos”
Cuando alguien escapa a un peligro por chiripa, por pura casualidad o salva su vida en un trance sumamente apurado, solemos decir que se ha salvado por los pelos, un dicho que tratándose de un calvo raya naturalmente en el cachondeo. “Por los pelos” equivale a “de milagro”, “por poco”, “de pura chiripa”. Pero el origen de este dicho es bastante práctico. En 1809, el Gobierno decretó que también en la Marina tenían todos que cortarse el pelo al cero, como los demás soldados. Los marineros dirigieron un escrito al Gobierno pidiendo que retirase la orden. Adujeron con muy buenas razones que era una costumbre marinera, dictada por el instinto de supervivencia, que los marineros llevasen el pelo largo. En caso de naufragio tenían más posibilidades de salvar la vida, porque los hombres en los botes de salvamento les podrían sacar del agua agarrándoles por los cabellos.
“Ya vendrá el tío Paco con la rebaja”.
Cuando era pequeño, oía decir a mi abuela o a mi madre: ya vendrá el tío Paco con la rebaja. Yo tenía un tío que se llamaba Paco –era mi tío preferido- y cada vez que nos visitaba, le preguntaba: “Oye, tío Paco, ¿dónde tienes la rebaja?” Mi tío se reía. La verdad es que mi tío en vez de rebajas siempre me traía alguna perra gorda para que me comprara pipas u otras golosinas. Siempre me había intrigado ese tío Paco con su rebaja y pasados los años llegué a asociarlo con algún comerciante. Con el tiempo, consultando diccionarios me enteré de que el tío Paco nunca existió, que es un personaje inventado, lo que se llama proverbial, en quien se representa la sobria realidad, esa que se encarga de poner sordina a nuestras exageradas ilusiones, pretensiones o nuestros sueños de grandeza. Por extensión, el dicho lo empleamos también cuando a alguien le va muy bien económicamente y presume de ello. Con un pelín de esa envidia tan española, solemos consolarnos diciendo: “Espera, espera, que ya vendrá el tío Paco con la rebaja
“Se ha salvado por los pelos”
Cuando alguien escapa a un peligro por chiripa, por pura casualidad o salva su vida en un trance sumamente apurado, solemos decir que se ha salvado por los pelos, un dicho que tratándose de un calvo raya naturalmente en el cachondeo. “Por los pelos” equivale a “de milagro”, “por poco”, “de pura chiripa”. Pero el origen de este dicho es bastante práctico. En 1809, el Gobierno decretó que también en la Marina tenían todos que cortarse el pelo al cero, como los demás soldados. Los marineros dirigieron un escrito al Gobierno pidiendo que retirase la orden. Adujeron con muy buenas razones que era una costumbre marinera, dictada por el instinto de supervivencia, que los marineros llevasen el pelo largo. En caso de naufragio tenían más posibilidades de salvar la vida, porque los hombres en los botes de salvamento les podrían sacar del agua agarrándoles por los cabellos.
domingo, 22 de noviembre de 2009
Nuestra lengua: "La casa de Tócame Roque"
Recientemente, uno de los participantes en una tertulia radiofónica decía que la justicia española “no puede convertirse en la casa de Tócame Roque”. Me hizo gracia la expresión, que hacía mucho tiempo que no la oía, y la anoté. Me pregunté si el tertuliano, los demás asistentes a la discusión e incluso la mayoría de los oyentes sabrían el origen de este dicho, que todos comprendieron.
“La casa de Tócame Roque” es, según el diccionario “aquella en la que vive mucha gente y hay mala dirección y el consiguiente desorden”. Un castizo lo diría con menos palabras: “un desmadre”, “un cachondeo”.
Yo me acordaba de que el dicho tenía que ver con una casa que hubo en Madrid y recordaba que esa casa salía a relucir en un sainete de don Ramón de la Cruz. Nada más. Picado por la curiosidad me puse a consultar diccionarios, libros y, cómo no, el Google. Por si les interesa, les diré el resultado de mis pesquisas: la mencionada casa de Tócame Roque (propiedad de dos hermanos Juan y Roque) estuvo en la madrileña calle del Barquillo hasta 1850, año en que fue derribada. En aquella casa habitaban muchos vecinos, que se llevaban muy mal, y por lo tanto surgían entre ellos muchas disputas y peleas, hasta el punto que tenía que acudir la policía, es decir, los alguaciles y corchetes. Don Ramón de la Cruz inmortalizó el inmueble y a sus inquilinos, conocidos ya en todo Madrid como “la casa de Tócame Roque”, en el sainete “La Petra y la Juana o un buen casero”.
En español ha infinidad de dichos y refranes con “casa”. Basta con que ustedes consulten los diccionarios (el de la Real Academia Española, DRAE, María Moliner, o las enciclopedias Salvat y Larousse, por citar sólo un par de ejemplos). Pero muchos de ellos ya apenas se usan. He seleccionado para ustedes algunos que sí siguen siendo de uso corriente y que yo oía frecuentemente en mi casa. Mi padre, que además de abogado era profesor de Letras y Ciencias, se enfadaba mucho conmigo si en el Bachillerato me suspendían alguna vez en matemáticas (hoy se dice: “si suspendía matemáticas”). Mi padre, al ver un suspenso, exclamaba: “En casa del herrero, cuchillo de palo” o ”cuchara de madera” (en mi casa también oí “azadón de palo”). Con esta expresión, como ustedes saben, se denuncia la carencia de algo allí donde menos debería producirse la carencia.
Un dicho que siempre me ha hecho mucha gracia es: “Entrar como Pedro por su casa”. Suele emplearse esta expresión cuando alguien tiene mucha confianza en otra casa ajena, en la que entra y sale con excesiva familiaridad; y, por extensión, cuando alguien se siente como en casa en algún lugar, nada cohibido, muy a sus anchas. La expresión “entrar como por su casa” para denotar facilidad de acceso de alguien o algo a un lugar, es muy antigua y puede hallarse también en la novela “Rinconete y Cortadillo” de Cervantes. Pedro -también podría llamarse Juan o José- es un personaje ficticio, inventado por el pueblo, aunque algunos eruditos creen que hace referencia a Pedro I de Aragón, que entró en Huesca, después de sitiarla, en el año 1094.
“La casa de Tócame Roque” es, según el diccionario “aquella en la que vive mucha gente y hay mala dirección y el consiguiente desorden”. Un castizo lo diría con menos palabras: “un desmadre”, “un cachondeo”.
Yo me acordaba de que el dicho tenía que ver con una casa que hubo en Madrid y recordaba que esa casa salía a relucir en un sainete de don Ramón de la Cruz. Nada más. Picado por la curiosidad me puse a consultar diccionarios, libros y, cómo no, el Google. Por si les interesa, les diré el resultado de mis pesquisas: la mencionada casa de Tócame Roque (propiedad de dos hermanos Juan y Roque) estuvo en la madrileña calle del Barquillo hasta 1850, año en que fue derribada. En aquella casa habitaban muchos vecinos, que se llevaban muy mal, y por lo tanto surgían entre ellos muchas disputas y peleas, hasta el punto que tenía que acudir la policía, es decir, los alguaciles y corchetes. Don Ramón de la Cruz inmortalizó el inmueble y a sus inquilinos, conocidos ya en todo Madrid como “la casa de Tócame Roque”, en el sainete “La Petra y la Juana o un buen casero”.
En español ha infinidad de dichos y refranes con “casa”. Basta con que ustedes consulten los diccionarios (el de la Real Academia Española, DRAE, María Moliner, o las enciclopedias Salvat y Larousse, por citar sólo un par de ejemplos). Pero muchos de ellos ya apenas se usan. He seleccionado para ustedes algunos que sí siguen siendo de uso corriente y que yo oía frecuentemente en mi casa. Mi padre, que además de abogado era profesor de Letras y Ciencias, se enfadaba mucho conmigo si en el Bachillerato me suspendían alguna vez en matemáticas (hoy se dice: “si suspendía matemáticas”). Mi padre, al ver un suspenso, exclamaba: “En casa del herrero, cuchillo de palo” o ”cuchara de madera” (en mi casa también oí “azadón de palo”). Con esta expresión, como ustedes saben, se denuncia la carencia de algo allí donde menos debería producirse la carencia.
Un dicho que siempre me ha hecho mucha gracia es: “Entrar como Pedro por su casa”. Suele emplearse esta expresión cuando alguien tiene mucha confianza en otra casa ajena, en la que entra y sale con excesiva familiaridad; y, por extensión, cuando alguien se siente como en casa en algún lugar, nada cohibido, muy a sus anchas. La expresión “entrar como por su casa” para denotar facilidad de acceso de alguien o algo a un lugar, es muy antigua y puede hallarse también en la novela “Rinconete y Cortadillo” de Cervantes. Pedro -también podría llamarse Juan o José- es un personaje ficticio, inventado por el pueblo, aunque algunos eruditos creen que hace referencia a Pedro I de Aragón, que entró en Huesca, después de sitiarla, en el año 1094.
lunes, 16 de noviembre de 2009
Hans Matthöfer
Ha fallecido Hans Matthöfer, el socialdemócrata alemán que más hizo por una España democrática y por la existencia de un PSOE que algún día pudiese asumir responsabilidad de gobierno, como ocurriría con Felipe González y, en la actualidad, con José Luis Rodríguez Zapatero.
Matthöfer, hombre de confianza de Willy Brandt y ex ministro de Hacienda (entre otros altos cargos ministeriales anteriores), convenció al líder de la socialdemocracia alemana (SPD) para que se ayudara económica e ideológicamente al Partido Socialista Obrero Español de Pablo Iglesias, con la condición de que el partido abandonara su triste existencia en el exilio de Toulouse, liderado por Rodolfo Llopis (envejecido al mismo tiempo que el PSOE) y se trasladara a España. Matthöfer formó un equipo de socialistas españoles que, desde Alemania, trabajaron en esta dirección. Finalmente, se hallaron dos socialistas en España, que podrían ser los futuros dirigentes de un PSOE en el interior: Felipe Gozález y Alfonso Guerra.
Cuando la transición, Matthöfer consiguió de Willy Brandt que el SPD ayudase financieramente a un partido débil, sin recursos económicos, pero que era la única alternativa a la derecha posfranquista, que había conservado su poder económico y ademas era apoyada por la CDU (Unión democristiana alemana) y la CSU (Unión socialcristiana bávara) a través de sus respectivas fundaciones "Konrad Adenauer" y "Hans-Seidel". La ayuda económica al PSOE se canalizó a través de la fundación del SPD "Friedrich Ebert", a cuyo frente estaba Dieter Konieski.
Cuando el PSOE llegó al poder tras ganar las elecciones del 28 de octubre de 1982, se inició un proceso de alejamiento del PSOE de su partido hermano alemán SPD. Al tiempo que florecía una íntima amistad de Felipe González con el ex canciller federal Helmut Kohl (CDU), se fueron enfriando las relaciones de González y del PSOE, renovado gracias al SPD, con Willy Brandt y el SPD. Paulatinamente, empezando por Matthöfer, fueron ignorados todos los socialistas españoles que trabajaron por la subsistencia y el renacer del Partido Socialista Obrero Español. Los dirigentes del PSOE querían dar la impresión de que su partido no tenía que deber nada a nadie, solamente al "entusiasmo" que el PSOE despertó entre los españoles. Así, al parecer era lo que creían los dirigentes del PSOE, el partido socialista español podría tratarse de tú a tú con la derecha. El sistemático olvido de la labor de Hans Matthöfer y de sus colaboradores españoles alcanza una cumbre de cinismo en las memorias amañadas de Alfonso Guerra, en las que el presidente de la Fundación Pablo Iglesias no menciona con una sola palabra al SPD, pero sí se deshace en elogios a los partidos socialistas francés e italiano, que muy poco hicieron por la democracia en España y por el resurgimiento del PSOE. Si hay que agradecer algo al partido socialista francés fue ayudar al PSOE para que pudiese sobrevivir en precarias circunstancias en Toulouse.
A los dirigentes del PSOE puede recordárseles el dicho castellano: "Es de bien nacidos, ser agradecidos"
Matthöfer, hombre de confianza de Willy Brandt y ex ministro de Hacienda (entre otros altos cargos ministeriales anteriores), convenció al líder de la socialdemocracia alemana (SPD) para que se ayudara económica e ideológicamente al Partido Socialista Obrero Español de Pablo Iglesias, con la condición de que el partido abandonara su triste existencia en el exilio de Toulouse, liderado por Rodolfo Llopis (envejecido al mismo tiempo que el PSOE) y se trasladara a España. Matthöfer formó un equipo de socialistas españoles que, desde Alemania, trabajaron en esta dirección. Finalmente, se hallaron dos socialistas en España, que podrían ser los futuros dirigentes de un PSOE en el interior: Felipe Gozález y Alfonso Guerra.
Cuando la transición, Matthöfer consiguió de Willy Brandt que el SPD ayudase financieramente a un partido débil, sin recursos económicos, pero que era la única alternativa a la derecha posfranquista, que había conservado su poder económico y ademas era apoyada por la CDU (Unión democristiana alemana) y la CSU (Unión socialcristiana bávara) a través de sus respectivas fundaciones "Konrad Adenauer" y "Hans-Seidel". La ayuda económica al PSOE se canalizó a través de la fundación del SPD "Friedrich Ebert", a cuyo frente estaba Dieter Konieski.
Cuando el PSOE llegó al poder tras ganar las elecciones del 28 de octubre de 1982, se inició un proceso de alejamiento del PSOE de su partido hermano alemán SPD. Al tiempo que florecía una íntima amistad de Felipe González con el ex canciller federal Helmut Kohl (CDU), se fueron enfriando las relaciones de González y del PSOE, renovado gracias al SPD, con Willy Brandt y el SPD. Paulatinamente, empezando por Matthöfer, fueron ignorados todos los socialistas españoles que trabajaron por la subsistencia y el renacer del Partido Socialista Obrero Español. Los dirigentes del PSOE querían dar la impresión de que su partido no tenía que deber nada a nadie, solamente al "entusiasmo" que el PSOE despertó entre los españoles. Así, al parecer era lo que creían los dirigentes del PSOE, el partido socialista español podría tratarse de tú a tú con la derecha. El sistemático olvido de la labor de Hans Matthöfer y de sus colaboradores españoles alcanza una cumbre de cinismo en las memorias amañadas de Alfonso Guerra, en las que el presidente de la Fundación Pablo Iglesias no menciona con una sola palabra al SPD, pero sí se deshace en elogios a los partidos socialistas francés e italiano, que muy poco hicieron por la democracia en España y por el resurgimiento del PSOE. Si hay que agradecer algo al partido socialista francés fue ayudar al PSOE para que pudiese sobrevivir en precarias circunstancias en Toulouse.
A los dirigentes del PSOE puede recordárseles el dicho castellano: "Es de bien nacidos, ser agradecidos"
domingo, 15 de noviembre de 2009
Nuestra lengua: "álgido"/ "deleznable"
Los virus no sólo afectan a los organismos vivos. Por la informática sabemos que también los ordenadores, esos complicados aparatos o "cerebros electrónicos" con inteligencia virtual, también pueden ser atacados por virus que perturban o destruyen sus programas.
Pues bien, también el idioma, que es un sensible sistema de signos orales o escritos, que permiten la comunicación humana, se ve frecuentemente afectado por virus que distorsionan el sentido de las palabras y complican ese acto tan maravilloso que es la transmisión de los pensamietos entre un sujeto que emite y otro que recibe. Y ocurre que nuestro cerebro es un ordenador tan perfecto que incluso asimila los virus y los reconvierte, dándoles el significado adecuado para que funcione la comprensión, aunque estemos utilizando mal el lenguaje. Gracias a esa labor correctora de nuestro cerebro, una palabra puede significar una cosa y su contraria. Este es el caso del adjetivo "álgido", palabra proveniente del latín "algidus", que significa frío, helado, aterido, pero que hoy usualmente se emplea en el sentido de caliente o ardiente.
Álgido se usa en el lenguaje médico con el significado de "acompañado de frío glacial". Así: fiebre álgida, período álgido del cólera morbo. Pero en algún momento, alguien tuvo la idea de emplear este adjetivo para expresar todo lo contrario: el momento más ardiente, más caliente, más apasionado de un proceso o situación. No se sabe con exactitud cuándo se introdujo este virus en el castellano, pero el académico José María Iribarren ya nos daba una pista en 1956 al citar al escritor Mariano de la Cavia en su libro "Limpia y fija", publicado en Madrid en 1922. Criticaba Mariano de la Cavia: "Hay desatinos corrientes y molientes que caen bajo la censura, no de un "chico del instituto, sino de una niño de la escuela. "El martes, día que marca el período álgido del Carnaval..." "Al anochecer, el bullicio llegaba a su período álgido en la Castellana y Recoletos..." Se lamentaba el escritor: "Este inveterado despropósito ha arraigado de tal modo en escritos y conversaciones, que no hay medio de desterrarlo".
Efectivamente. Tan difícil ha sido desterrarlo que hasta la Real Academia de la Lengua se vio obligada a incluir el uso espurio del adjetivo "álgido" en su diccionario (DRAE 1992). Puede leerse bajo la cifra 3.: "Figurado. Dícese del momento o período crítico o culminante de algunos procesos orgánicos, físicos, políticos, sociales, etc..."
En los diarios, en la radio y en la televisión aparece este virus constantemente. Así, leemos o escuchamos: "en el punto álgido de la batalla"; "en el momento álgido de las conversaciones sobre el proceso de paz"; "la actriz se halla en el punto álgido de su carrera". No quieren decir estas frases, como dicen en realidad, que la batalla se libra con un frío glacial, sino que se halla en su fase más caliente, ni que las conversaciones sobre el proceso de paz hubiesen llegado a la fase más gélida, sino todo lo contrario, que estaban en el momento decisivo. Y la actriz no estaba a punto de congelarse por la indiferencia del público, sino que se hallaba estupendamente arropada por la más calurosa acogida de sus admiradores.
En fin, dímelo al revés para que te entienda. Así, sabiendo lo que realmente significa "álgido", que es algo que hace tiritar de frío, ¿no es grotesco que oigamos en TVE 1: "El incendio estaba en su punto álgido cuando llegaron los bomberos". Quienes saben el auténtico sentido de este adjetivo sólo pueden imaginarse el incendio apagado y el lugar cubierto de hielo. Vamos, ¡para que los bomberos cogieran una pulmonía!".
----------------------------------------O---------------------------------------------------
Cada vez que oigo a un locutor, a un político, incluso a un presidente del gobierno o a un ministro decir "deleznable" en este contexto: "Se trata de una conducta deleznable", o cuando lo leo en un periódico, que presume de tener un manual de estilo, me entra un ataque de cólera. "Deleznable" significa: que se rompe o deshace fácilmente//que se desliza con mucha facilidad//fig. Poco durable, fugaz//fig. Inestable//fig. De poca resistencia. Lo que en realidad quieren decir esos analfabetos funcionales es: "detestable", "abominable" o "execrable". Me imagino que la Real Academia, que ya hace tiempo que no limpia, pero sí fija los disparates lingüísticos, ya habrá aceptado o aceptará en sentido figurado este despropósito contra el castellano. Para la Academia tiene entrada en su diccionario (DRAE) cualquier dislate, siempre que se haya generalizado su uso. Recomiendo al lector el diccionario "Dudas" de Manuel Seco o el "Diccionario de dudas e irregularidades de la lengua española" de David Fernández.
Pues bien, también el idioma, que es un sensible sistema de signos orales o escritos, que permiten la comunicación humana, se ve frecuentemente afectado por virus que distorsionan el sentido de las palabras y complican ese acto tan maravilloso que es la transmisión de los pensamietos entre un sujeto que emite y otro que recibe. Y ocurre que nuestro cerebro es un ordenador tan perfecto que incluso asimila los virus y los reconvierte, dándoles el significado adecuado para que funcione la comprensión, aunque estemos utilizando mal el lenguaje. Gracias a esa labor correctora de nuestro cerebro, una palabra puede significar una cosa y su contraria. Este es el caso del adjetivo "álgido", palabra proveniente del latín "algidus", que significa frío, helado, aterido, pero que hoy usualmente se emplea en el sentido de caliente o ardiente.
Álgido se usa en el lenguaje médico con el significado de "acompañado de frío glacial". Así: fiebre álgida, período álgido del cólera morbo. Pero en algún momento, alguien tuvo la idea de emplear este adjetivo para expresar todo lo contrario: el momento más ardiente, más caliente, más apasionado de un proceso o situación. No se sabe con exactitud cuándo se introdujo este virus en el castellano, pero el académico José María Iribarren ya nos daba una pista en 1956 al citar al escritor Mariano de la Cavia en su libro "Limpia y fija", publicado en Madrid en 1922. Criticaba Mariano de la Cavia: "Hay desatinos corrientes y molientes que caen bajo la censura, no de un "chico del instituto, sino de una niño de la escuela. "El martes, día que marca el período álgido del Carnaval..." "Al anochecer, el bullicio llegaba a su período álgido en la Castellana y Recoletos..." Se lamentaba el escritor: "Este inveterado despropósito ha arraigado de tal modo en escritos y conversaciones, que no hay medio de desterrarlo".
Efectivamente. Tan difícil ha sido desterrarlo que hasta la Real Academia de la Lengua se vio obligada a incluir el uso espurio del adjetivo "álgido" en su diccionario (DRAE 1992). Puede leerse bajo la cifra 3.: "Figurado. Dícese del momento o período crítico o culminante de algunos procesos orgánicos, físicos, políticos, sociales, etc..."
En los diarios, en la radio y en la televisión aparece este virus constantemente. Así, leemos o escuchamos: "en el punto álgido de la batalla"; "en el momento álgido de las conversaciones sobre el proceso de paz"; "la actriz se halla en el punto álgido de su carrera". No quieren decir estas frases, como dicen en realidad, que la batalla se libra con un frío glacial, sino que se halla en su fase más caliente, ni que las conversaciones sobre el proceso de paz hubiesen llegado a la fase más gélida, sino todo lo contrario, que estaban en el momento decisivo. Y la actriz no estaba a punto de congelarse por la indiferencia del público, sino que se hallaba estupendamente arropada por la más calurosa acogida de sus admiradores.
En fin, dímelo al revés para que te entienda. Así, sabiendo lo que realmente significa "álgido", que es algo que hace tiritar de frío, ¿no es grotesco que oigamos en TVE 1: "El incendio estaba en su punto álgido cuando llegaron los bomberos". Quienes saben el auténtico sentido de este adjetivo sólo pueden imaginarse el incendio apagado y el lugar cubierto de hielo. Vamos, ¡para que los bomberos cogieran una pulmonía!".
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Cada vez que oigo a un locutor, a un político, incluso a un presidente del gobierno o a un ministro decir "deleznable" en este contexto: "Se trata de una conducta deleznable", o cuando lo leo en un periódico, que presume de tener un manual de estilo, me entra un ataque de cólera. "Deleznable" significa: que se rompe o deshace fácilmente//que se desliza con mucha facilidad//fig. Poco durable, fugaz//fig. Inestable//fig. De poca resistencia. Lo que en realidad quieren decir esos analfabetos funcionales es: "detestable", "abominable" o "execrable". Me imagino que la Real Academia, que ya hace tiempo que no limpia, pero sí fija los disparates lingüísticos, ya habrá aceptado o aceptará en sentido figurado este despropósito contra el castellano. Para la Academia tiene entrada en su diccionario (DRAE) cualquier dislate, siempre que se haya generalizado su uso. Recomiendo al lector el diccionario "Dudas" de Manuel Seco o el "Diccionario de dudas e irregularidades de la lengua española" de David Fernández.
La Eucaristía
La Eucaristía, el rito central de la Iglesia (católica y protestante), no es de origen cristiano. Ya en el viejo Egipto, 3.000 años antes de la era cristiana, los fieles del culto de Isis, Osiris y Horus se reunían para comer trozos de una hogaza de pan y beber vino. El pan representaba el cuerpo de Osiris (el Dios-Sol) y el vino, su sangre. Con esta ceremonia, los adeptos creían ingerir el poder de Osiris, participar en la deidad. Un rito similar es conocido también de la antigua Babilonia y muy posteriormente aparece en el culto grecorromano de Dionisio.
Jesús, en la supuesta Última Cena, debió de haberse inspirado en el rito egipcio, que, al parecer, conocía muy bien. Desde la escena de la Última Cena, descrita en los Evangelios, hasta nuestros días, el rito en versión cristiana de la Eucaristía ha experimentado numerosas simplificaciones, hasta convertirse en la comunión que conocemos hoy. Los protestantes tienen otra forma de comulgar que los católicos.
Jesús, en la supuesta Última Cena, debió de haberse inspirado en el rito egipcio, que, al parecer, conocía muy bien. Desde la escena de la Última Cena, descrita en los Evangelios, hasta nuestros días, el rito en versión cristiana de la Eucaristía ha experimentado numerosas simplificaciones, hasta convertirse en la comunión que conocemos hoy. Los protestantes tienen otra forma de comulgar que los católicos.
sábado, 14 de noviembre de 2009
"¿Por qué se siente usted español?"
La Presidencia francesa ha lanzado una encuesta hasta febrero con la pregunta de "¿por qué se siente usted francés?" Salta a la vista que en el punto de mira está la cuestión de la integración de los inmigrantes. Me pregunto, ¿qué respuesta darían los españoles a una pregunta similar? Por lo que tengo oído a lo largo de los años, creo que algunas respuestas serían:
* Porque he nacido en España.
* Porque hablo español.
* Porque estoy orgulloso de haber nacido en España.
* Porque mis antepasados y mis padres son españoles.
* Porque como en España no hay nada.
* Porque España es lo mejor del mundo. Por eso nos envidian los extranjeros.
* Porque aquí he nacido, aquí me he criado y aquí vivo.
* Porque España es mi patria.
De algunos catalanes y vascos se recibirían respuestas como:
* Yo no soy español. Soy catalán (soy vasco).
Un periodista, cuyo nombre he olvidado, escribió en su columna:
"Soy español porque no puedo ser otra cosa"
* Porque he nacido en España.
* Porque hablo español.
* Porque estoy orgulloso de haber nacido en España.
* Porque mis antepasados y mis padres son españoles.
* Porque como en España no hay nada.
* Porque España es lo mejor del mundo. Por eso nos envidian los extranjeros.
* Porque aquí he nacido, aquí me he criado y aquí vivo.
* Porque España es mi patria.
De algunos catalanes y vascos se recibirían respuestas como:
* Yo no soy español. Soy catalán (soy vasco).
Un periodista, cuyo nombre he olvidado, escribió en su columna:
"Soy español porque no puedo ser otra cosa"
jueves, 12 de noviembre de 2009
La cruz
...Otro hecho poco conocido es que la cruz del cristianismo no era popular ni usada como un símbolo cristiano por los primeros cristianos. Exhibir a Cristo sufriendo en la cruz era considerado como humillante e inapropiado. Un padre de la Iglesia del siglo III prohibió el uso de la cruz declarándolo como paganismo. En las catacumbas romanas no hay dibujos de Cristo clavado en la cruz. El emperador Constantino desterró la crucifixión como castigo en el siglo IV, debido a su supuesta visión de la cruz que le condujo a su victoriosa unificación del imperio.
Incluso siglos más tarde, ningún artista se atrevió a pintar a Cristo y su humillación en la cruz. Las primeras pinturas de Cristo crucificado fueron condenadas por el Papa como blasfemia.
En el "Concilio de Trullo" (692), celebrado en Costantinopla (Estambul), la Iglesia permitió que se representase a Cristo crucificado (hoy, los crucifijos muestran un Cristo sufriendo en la cruz). Durante el Renacimiento y la Reforma se puso de moda pintar a Cristo crucificado. Usado raramente por los cristianos, hicieron falta siglos antes de que la imagen de un Cristo atormentado en la cruz se convirtiera en un símbolo cristiano. (Robert W. Stace)
Incluso siglos más tarde, ningún artista se atrevió a pintar a Cristo y su humillación en la cruz. Las primeras pinturas de Cristo crucificado fueron condenadas por el Papa como blasfemia.
En el "Concilio de Trullo" (692), celebrado en Costantinopla (Estambul), la Iglesia permitió que se representase a Cristo crucificado (hoy, los crucifijos muestran un Cristo sufriendo en la cruz). Durante el Renacimiento y la Reforma se puso de moda pintar a Cristo crucificado. Usado raramente por los cristianos, hicieron falta siglos antes de que la imagen de un Cristo atormentado en la cruz se convirtiera en un símbolo cristiano. (Robert W. Stace)
Nuestra lengua: "Los mismos perros con distintos collares"
Hoy va de perros. Siendo el perro el más antiguo y fiel amigo del hombre, parece mentira el mal concepto que tenemos de este cuadrúpedo tan casero. Casi todos los dichos y refranes en las lenguas europeas hacen referencia muy negativa al perro, can o chucho. La realidad, en la mayoría de los países europeos, es bien distinta. Cada vez se trata mejor a los perros, también en España donde la crueldad para con los animales desgraciadamente no está aún del todo erradicada. Quizá uno de los países donde se trata a los perros con más mimo sea en Alemania, donde un can a veces suscita cariños como si fuera un niño.
Cuando alguno sufre muchas calamidades, dificultades o desdichas se lamentará de su "perra vida". Cuando el tiempo es muy malo, con lluvia, granizo, nieve, viento...decimos que "hace un tiempo de perros", aunque los perros bajo tales condiciones meteorológicas son los primeros en buscar el calor de la lumbre en el hogar.
"Tratar a uno como a un perrro" o "tratarlo como perro por Carnestolendas" es una forma de comportarse muy mal con el prójimo. En siglos pasados se manteaba en España a los perros en Carnaval para divertirse con ellos. Nos imaginamos el mosqueo que cogerían los pobres animales y tal vez más de una pantorrilla de aquellos juerguistas recibiría un buen y merecido mordisco. También en tiempos pasados, durante el Carnaval solía atarse a los rabos de los perros cencerros y cacerolas. Los pobres animales salían de estampida como alma en pena, perseguidos por el infernal ruido.
Vamos a recordar ahora algunos refranes con perro:
"Muerto el perro, se acabó la rabia". Es decir: suprimida la causa, se suprimen también los efectos.
"Ser el perro del hortelano, que ni come ni deja comer". Un refrán muy español, que como ustedes saben significa no aprovecharse de algo e impedir al propio tiempo que otros se aprovechen de ello. Pero en realidad, el perro del hortelano sólo cumple con su deber: impedir que otros se le coman las berzas, las lechugas o la fruta a su amo, el hortelano.
"A perro flaco todos son pulgas". En el lenguaje coloquial también decimos: "Al perro flaco todo se le vuelve pulgas". Aplicamos este refrán a aquellas personas que sufren una calamidad o desgracia tras otra, como si la desdicha se cebase con tales desafortunados.
"Los mismos perros con distintos collares". Un dicho que sigue aplicándose a los políticos que, según una opinión bastante extendida, son una especie humana que cambia poco con el tiempo o con las circunstancias. Una vez en el poder, apenas se diferencian de los otros. Según el gran novelista don Benito Pérez Galdós, autor (entre otras obras) de los "Episodios nacionales", este dicho nació entre los madrileños cuando Fernando VII cambió el gobierno, sustituyendo a Argüelles por Valdemoro-Feliú. En el fondo, todo siguió igual.
"En ninguna parte atan los perros con longaniza", es decir que en todas partes hay que contar con estrecheces y que cuesta ganarse la vida. Por el contrario, los antiguos romanos hablaban de un país donde ataban los perros con longaniza, una versión antigua de aquel El Dorado que buscaban los conquistadores españoles en América y de la leyenda más moderna de Jauja.
Cuando alguno sufre muchas calamidades, dificultades o desdichas se lamentará de su "perra vida". Cuando el tiempo es muy malo, con lluvia, granizo, nieve, viento...decimos que "hace un tiempo de perros", aunque los perros bajo tales condiciones meteorológicas son los primeros en buscar el calor de la lumbre en el hogar.
"Tratar a uno como a un perrro" o "tratarlo como perro por Carnestolendas" es una forma de comportarse muy mal con el prójimo. En siglos pasados se manteaba en España a los perros en Carnaval para divertirse con ellos. Nos imaginamos el mosqueo que cogerían los pobres animales y tal vez más de una pantorrilla de aquellos juerguistas recibiría un buen y merecido mordisco. También en tiempos pasados, durante el Carnaval solía atarse a los rabos de los perros cencerros y cacerolas. Los pobres animales salían de estampida como alma en pena, perseguidos por el infernal ruido.
Vamos a recordar ahora algunos refranes con perro:
"Muerto el perro, se acabó la rabia". Es decir: suprimida la causa, se suprimen también los efectos.
"Ser el perro del hortelano, que ni come ni deja comer". Un refrán muy español, que como ustedes saben significa no aprovecharse de algo e impedir al propio tiempo que otros se aprovechen de ello. Pero en realidad, el perro del hortelano sólo cumple con su deber: impedir que otros se le coman las berzas, las lechugas o la fruta a su amo, el hortelano.
"A perro flaco todos son pulgas". En el lenguaje coloquial también decimos: "Al perro flaco todo se le vuelve pulgas". Aplicamos este refrán a aquellas personas que sufren una calamidad o desgracia tras otra, como si la desdicha se cebase con tales desafortunados.
"Los mismos perros con distintos collares". Un dicho que sigue aplicándose a los políticos que, según una opinión bastante extendida, son una especie humana que cambia poco con el tiempo o con las circunstancias. Una vez en el poder, apenas se diferencian de los otros. Según el gran novelista don Benito Pérez Galdós, autor (entre otras obras) de los "Episodios nacionales", este dicho nació entre los madrileños cuando Fernando VII cambió el gobierno, sustituyendo a Argüelles por Valdemoro-Feliú. En el fondo, todo siguió igual.
"En ninguna parte atan los perros con longaniza", es decir que en todas partes hay que contar con estrecheces y que cuesta ganarse la vida. Por el contrario, los antiguos romanos hablaban de un país donde ataban los perros con longaniza, una versión antigua de aquel El Dorado que buscaban los conquistadores españoles en América y de la leyenda más moderna de Jauja.
miércoles, 11 de noviembre de 2009
Nuestra lengua: "Más feo que Picio"
Hay una serie de personajes que, desde la niñez, siempre me han intrigado. Y supongo que también a muchos de ustedes. Uno de estos personajes es Picio, que tuvo que ser horrible pues hasta nuestros días ha llegado el dicho de que "es más feo que Picio". Y ¿"Carracuca"? con el tiempo se ha ido olvidando eso de feo, y Carracuca ha pasado a ser el símbolo de la longevidad: "más viejo que Carracuca". Los filólogos están de acuerdo en que Carracuca es un personaje imaginario. Yo creo que inventado por los andaluces. Andaluz era Picio, al igual que el legendario sargento de Utrera, que, por lo que parece, tampoco era un dechado de belleza. El académico José María Iribarren hace referencia a don José María Sbarbi, un estudioso de nuestros refranes y dichos, el cual afirmaba que Picio existió y que era andaluz, granadino por más señas. Era un zapatero del siglo XIX que por error fue condenado a muerte. Tuvo suerte y la sentencia no llegó a ejecutarse. Al ser indultado, del susto que pasó se le deformó la cara de tal manera que daba espanto a quien le veía.
Otro feo, además de cruel, de mucho cuidado tuvo que ser el moro Muza, con quien mi madre me asustaba cuando era malo: "que viene el moro Muza". Creo haber leído en algún lugar que el moro Muza era una reminiscencia popular de Almanzor, aquel horrible guerrero árabe de cuando la Reconqúista.
Otros nombres misteriosos se relacionan con la poca inteligencia, la estulticia. Ustedes habrán oído decir "es más tonto que Perico, el de los palotes". Unos dicen que ese Perico era hace más de un siglo el tonto de un pueblo que andaba por las calles tocando el tambor con dos palillos o palotes. Otros dicen que Perico se refiere al niño que aprende a escribir y hace palotes. Por otra parte, en "El diablo cojuelo" de Luis Vélez de Guevara (colección Austral, página 158) aparece un Perico, el de los Palotes como protodemonio. Los diablos hasta que aprenden su oficio pueden ser torpones.
Tan poco despabilado como Perico hubo de ser un tal Abundio, que, era como mínimo tan tonto como "el que asó la manteca". No he conseguido descubrir quién sería ese Abundio que, según el dicho, "vendió el coche para comprar gasolina", pero demuestra que hasta los tontos pueden hacerse famosos.
Y ya que estamos escribiendo de tontos, supongo que todos ustedes se acordarán de la expresión "ser tonto de capirote". El capirote es, entre otras cosas, un cucurucho de cartón cubierto de seda blanca, que se ponía en la cabeza de los disciplinantes en las procesiones de cuaresma. También era una especie de gorro puntiagudo que se colocaban los bufones para divertir a la gente en las calles. En el fondo, los bufones siguen existiendo, aunque ahora, en vez de salir a la calle con un capirote, aparecen en la televisión. No son, en realidad, tontos de capirote, sino tíos (y tías) muy listos que ganan muchos millones diciendo chorradas.
Con los tontos los españoles, que somos todos muy listos, tenemos poca compasión. Sólo hay que ver la de expresiones de que dispone nuestra lengua para llamar tonto a alguien. Prescindo aquí de todas aquellas locuciones con tonto relacionadas con partes poco presentables de nuestra anatomía y que son de dominio común. Las podemos oír incluso en boca de delicadas chicas y de muchachos. He aquí una pequeña selección más o menos castiza: Tonto de las narices, tonto (d)el bote, aloba(d)o, gili, panoli, pringa(d)o y percebe.
Por cierto, al percebe lo define el diccionario como "un crustáceo cirrópodo, que tiene un caparazón compuesto de cinco piezas y un pedúnculo carnoso con el cual se adhiere a los peñascos de las costas". ¡Ahí queda eso!
Otro feo, además de cruel, de mucho cuidado tuvo que ser el moro Muza, con quien mi madre me asustaba cuando era malo: "que viene el moro Muza". Creo haber leído en algún lugar que el moro Muza era una reminiscencia popular de Almanzor, aquel horrible guerrero árabe de cuando la Reconqúista.
Otros nombres misteriosos se relacionan con la poca inteligencia, la estulticia. Ustedes habrán oído decir "es más tonto que Perico, el de los palotes". Unos dicen que ese Perico era hace más de un siglo el tonto de un pueblo que andaba por las calles tocando el tambor con dos palillos o palotes. Otros dicen que Perico se refiere al niño que aprende a escribir y hace palotes. Por otra parte, en "El diablo cojuelo" de Luis Vélez de Guevara (colección Austral, página 158) aparece un Perico, el de los Palotes como protodemonio. Los diablos hasta que aprenden su oficio pueden ser torpones.
Tan poco despabilado como Perico hubo de ser un tal Abundio, que, era como mínimo tan tonto como "el que asó la manteca". No he conseguido descubrir quién sería ese Abundio que, según el dicho, "vendió el coche para comprar gasolina", pero demuestra que hasta los tontos pueden hacerse famosos.
Y ya que estamos escribiendo de tontos, supongo que todos ustedes se acordarán de la expresión "ser tonto de capirote". El capirote es, entre otras cosas, un cucurucho de cartón cubierto de seda blanca, que se ponía en la cabeza de los disciplinantes en las procesiones de cuaresma. También era una especie de gorro puntiagudo que se colocaban los bufones para divertir a la gente en las calles. En el fondo, los bufones siguen existiendo, aunque ahora, en vez de salir a la calle con un capirote, aparecen en la televisión. No son, en realidad, tontos de capirote, sino tíos (y tías) muy listos que ganan muchos millones diciendo chorradas.
Con los tontos los españoles, que somos todos muy listos, tenemos poca compasión. Sólo hay que ver la de expresiones de que dispone nuestra lengua para llamar tonto a alguien. Prescindo aquí de todas aquellas locuciones con tonto relacionadas con partes poco presentables de nuestra anatomía y que son de dominio común. Las podemos oír incluso en boca de delicadas chicas y de muchachos. He aquí una pequeña selección más o menos castiza: Tonto de las narices, tonto (d)el bote, aloba(d)o, gili, panoli, pringa(d)o y percebe.
Por cierto, al percebe lo define el diccionario como "un crustáceo cirrópodo, que tiene un caparazón compuesto de cinco piezas y un pedúnculo carnoso con el cual se adhiere a los peñascos de las costas". ¡Ahí queda eso!
martes, 10 de noviembre de 2009
El miedo a la muerte
Una de las religiones más longevas y poderosas, con más de 1.200 millones de adeptos, es el catolicismo (con sus sectas protestantes), sólo superado por el Islam (1.300 millones de fieles). El catolicismo, en sus orígenes cristianismo, no podrá ser erradicado por ningún gobierno, que, a lo sumo lo que conseguirá es introducir algunas limitaciones, como el laicismo. El catolicismo se basa en una de las fuerzas psíquicas más fuertes que dominan al hombre: el miedo a la muerte. En torno a ese miedo, el catolicismo ha ido creando una simbología, unos rituales (liturgia), con los que se identifica la gran mayoría de los católicos practicantes y que son considerados por los musulmanes (que han tomado también mucho del cristianismo, además del Corán, los Evangelios son libros sagrados; existe el Arcángel San Gabriel y entre los profetas, los musulmanes también incluyen a Jesús), como idolatría. Como los musulmanes, los católicos también tienen su Cielo o Paraíso y su Dios, que para los musulmanes es Alá. Digamos aquí que el Islam nació en 622 con la predicación de Mahoma en La Meca (Arabia Saudí).
Para el catolicismo, los buenos cristianos se salvarán y las personas malas se condenarán. La mayoría de los católicos practicantes llevan en su cerebro la idea de que después de la muerte hay otra vida, la vida eterna, en el Cielo, junto a Dios. Para ellos es terrible el pensamiento de condenarse, de ir al infierno, que Juan Pablo II abolió como lugar espacial, lo mismo que el actual papa Benedicto XVI (alias Ratzinger) ha definido ahora al Cielo como lugar espiritual. Para Ratzinger la Gloria, el Paraíso es poder contemplar a Dios.
El cristianismo, después catolicismo, pudo con el Imperio Romano, que se hizo cristiano con el emperador Constantino. Este aconsejaba a los padres de la Iglesia que introdujeran más dioses en su religión y sobre todo, que hubiese por lo menos una diosa, para que la gente aceptara la nueva creencia. Los padres de la Iglesia hicieron como si escucharan a Constantino e introdujeron la figura de la Virgen, pero sin hacerla diosa, más bien intermediaria con la deidad y nada menos que madre de Dios. Los padres de la Iglesia fueron suprimiendo las fiestas paganas, como las bacanales en Roma del 24 al 25 de diciembre: solsticio de invierno. En su lugar situaron el nacimiento de Jesús, que siglos más tarde desplazaría a la fiesta pagana, aunque conservando una nota pagana en los festejos con buenas comidas y abundantes bebidas, regalos y demás tradiciones, hasta nuestros días. Otro caso de desplazamiento de una festividad pagana es la Noche de San Juan: solsticio de verano, que conserva todo su vigor pagano en las famosas hogueras de San Juan de la Comunidad Valenciana. Hay en España otros (numerosos) ejemplos: la Semana Santa de Sevilla o la romería de El Rocío. Pero una fiesta pagana que la Iglesia católica no ha podido tapar es el Carnaval, prohibido en España durante el franquismo-nacionalcatolicismo. Pero también aquí la Iglesia católica (cristiana) ha sabido empalmar lo pagano con lo religioso introduciendo el miércoles de ceniza, comienzo de la cuaresma.
La Iglesia católica es poderosa. El Vaticano tiene más poder que la Casa Blanca, porque su poder se basa en lo irracional-espiritual, en el miedo que siempre ha sentido la humanidad a la muerte, a dejar de existir, a no ser y contra el que el ser humano moviliza toda su fantasía convertida en fe.
Para el catolicismo, los buenos cristianos se salvarán y las personas malas se condenarán. La mayoría de los católicos practicantes llevan en su cerebro la idea de que después de la muerte hay otra vida, la vida eterna, en el Cielo, junto a Dios. Para ellos es terrible el pensamiento de condenarse, de ir al infierno, que Juan Pablo II abolió como lugar espacial, lo mismo que el actual papa Benedicto XVI (alias Ratzinger) ha definido ahora al Cielo como lugar espiritual. Para Ratzinger la Gloria, el Paraíso es poder contemplar a Dios.
El cristianismo, después catolicismo, pudo con el Imperio Romano, que se hizo cristiano con el emperador Constantino. Este aconsejaba a los padres de la Iglesia que introdujeran más dioses en su religión y sobre todo, que hubiese por lo menos una diosa, para que la gente aceptara la nueva creencia. Los padres de la Iglesia hicieron como si escucharan a Constantino e introdujeron la figura de la Virgen, pero sin hacerla diosa, más bien intermediaria con la deidad y nada menos que madre de Dios. Los padres de la Iglesia fueron suprimiendo las fiestas paganas, como las bacanales en Roma del 24 al 25 de diciembre: solsticio de invierno. En su lugar situaron el nacimiento de Jesús, que siglos más tarde desplazaría a la fiesta pagana, aunque conservando una nota pagana en los festejos con buenas comidas y abundantes bebidas, regalos y demás tradiciones, hasta nuestros días. Otro caso de desplazamiento de una festividad pagana es la Noche de San Juan: solsticio de verano, que conserva todo su vigor pagano en las famosas hogueras de San Juan de la Comunidad Valenciana. Hay en España otros (numerosos) ejemplos: la Semana Santa de Sevilla o la romería de El Rocío. Pero una fiesta pagana que la Iglesia católica no ha podido tapar es el Carnaval, prohibido en España durante el franquismo-nacionalcatolicismo. Pero también aquí la Iglesia católica (cristiana) ha sabido empalmar lo pagano con lo religioso introduciendo el miércoles de ceniza, comienzo de la cuaresma.
La Iglesia católica es poderosa. El Vaticano tiene más poder que la Casa Blanca, porque su poder se basa en lo irracional-espiritual, en el miedo que siempre ha sentido la humanidad a la muerte, a dejar de existir, a no ser y contra el que el ser humano moviliza toda su fantasía convertida en fe.
Nuestra lengua: "Que si quieres arroz, Catalina"
Cuando me ponía pesado, que quería algo y mi abuela decía que no, y yo insistía, y mi abuela que no, y yo, que sí, ésta exclamaba "¡Que si quieres arroz, Catalina!"
Esta expresión se utiliza (o utilizaba) en castellano para denotar que alguien se ponía pesado ("y dale que te pego"), para rechazar una pretensión, recriminar una impertinente insistencia o para exigir que alguien desista de su actitud terca. Como siempre he sido muy curioso con las cosas del lenguaje, pregunté a mi abuela qué significaba eso del arroz y la Catalina. Me contó que en un pueblo de Granada se casaba una señorita llamada Catalina con un señor llamado Roz. La Catalina era un poco sorda. El cura preguntaba: "¿Quieres a Roz?" Y Catalina, que no oía, sin contestar. Hasta que a las tres veces, el sacerdote ya mosqueado le gritó: "¡Que si quieres a Roz, Catalina!"
Por lo que he leído posteriormente, la explicación del dicho es otra, aunque tampoco se ponen de acuerdo los eruditos. El académico José María Iribarren en su "El por qué de los dichos" cita una explicación culta que se remonta a los tiempos de Juan II (1406-1454) y se refiere a un judío converso casado con una mujer a la que le gustaba mucho el arroz. Creía que el arroz servía para curar toda clase de enfermedades. La mujer cayó un día enferma, para morirse, y como rechazaba todas las medicinas, el pobre esposo le preguntaba si quería arroz. Ella no contestaba y el esposo repetía: "Que si quieres arroz, Catalina". La pobre Catalina falleció sin responder.
¿Qué quieren que les diga? Tal vez el erudito Iribarren tenga razón, pero a mí me sigue gustando más la explicación que me dio mi abuela granadina.
Y para concluir por hoy: un dicho que todos ustedes habrán escuchado o empleado: "el chocolate del loro". Significa ahorrar en lo insignificante. Se dice de unos marqueses venidos a menos que tenían que ahorrar para evitar ser embargados. Estaban acostumbrados al lujo y no sabían de qué prescindir. La marquesa exclamó finalmente: "¡Ya sé lo que vamos a ahorrar. El chocolate del loro!"
Esta expresión se utiliza (o utilizaba) en castellano para denotar que alguien se ponía pesado ("y dale que te pego"), para rechazar una pretensión, recriminar una impertinente insistencia o para exigir que alguien desista de su actitud terca. Como siempre he sido muy curioso con las cosas del lenguaje, pregunté a mi abuela qué significaba eso del arroz y la Catalina. Me contó que en un pueblo de Granada se casaba una señorita llamada Catalina con un señor llamado Roz. La Catalina era un poco sorda. El cura preguntaba: "¿Quieres a Roz?" Y Catalina, que no oía, sin contestar. Hasta que a las tres veces, el sacerdote ya mosqueado le gritó: "¡Que si quieres a Roz, Catalina!"
Por lo que he leído posteriormente, la explicación del dicho es otra, aunque tampoco se ponen de acuerdo los eruditos. El académico José María Iribarren en su "El por qué de los dichos" cita una explicación culta que se remonta a los tiempos de Juan II (1406-1454) y se refiere a un judío converso casado con una mujer a la que le gustaba mucho el arroz. Creía que el arroz servía para curar toda clase de enfermedades. La mujer cayó un día enferma, para morirse, y como rechazaba todas las medicinas, el pobre esposo le preguntaba si quería arroz. Ella no contestaba y el esposo repetía: "Que si quieres arroz, Catalina". La pobre Catalina falleció sin responder.
¿Qué quieren que les diga? Tal vez el erudito Iribarren tenga razón, pero a mí me sigue gustando más la explicación que me dio mi abuela granadina.
Y para concluir por hoy: un dicho que todos ustedes habrán escuchado o empleado: "el chocolate del loro". Significa ahorrar en lo insignificante. Se dice de unos marqueses venidos a menos que tenían que ahorrar para evitar ser embargados. Estaban acostumbrados al lujo y no sabían de qué prescindir. La marquesa exclamó finalmente: "¡Ya sé lo que vamos a ahorrar. El chocolate del loro!"
domingo, 8 de noviembre de 2009
¿Vida inteligente?
La superstición no es sólo religiosa. Existe otro tipo de superstición, que podríamos llamar "científica". En esta categoría cabe incluir la creencia de numerosas personas, entre ellas astrofísicos de la NASA, de que podría ser posible que en cualquier otro lugar del Universo exista vida inteligente. Habría primero que explicar qué se entiende aquí por inteligente. En la tierra no sólo los humanos son inteligentes. Existen otras inteligencias, que en el plano que ocupan en la Naturaleza, no pueden despreciarse, aunque simplifiquemos el asunto y hablemos de "instinto". Las hormigas pertenecen a los seres más inteligentes de nuestro planeta, al igual que las abejas, por sólo mencionar dos ejemplos extremos.
No puede descartarse que en otros mundos exista vida, aunque nunca podrá ser igual que la de los seres humanos, ni siquiera la de nuestros animales y plantas, todos ellos producto de la evolución no lineal durante unos cuatro mil millones de años. La vida surgió casual y causalmente por la incidencia del sol sobre los océanos. La famosa "protobacteria". Es muy improbable que la misma casualidad y causalidad se hubiese dado en otros planetas, donde, tal vez, también puede haber habido otra evolución durante millones y millones de años con otros resultados. Pero, y me baso en la opinión de otros astrofísicos, es infinitamente improbable que existan seres como el hombre en otros mundos. El "homo faber" es irrepetible. Lo absurdo de esta creencia se pone de manifiesto en las películas de ciencia-ficción, donde los alienígenas -como hace años, los famosos marcianos- tienen cuerpos tan deformes que sería imposible que pudiesen fabricar nada con esa estructura física. Han hecho falta más de 200 millones de años hasta que el hombre ha ido desarrollando sus órganos y sus miembros, así como su cerebro, hasta convertirse en el homo faber -el hombre creador.
La creencia en la existencia de vida inteligente en otros planetas es una superstición tan arraigada que incluso llega a la categoría de creencia religiosa. Son muchas las personas que creen a pie juntillas que existen los platillos volantes, a bordo de los cuales viajan los alienígenas. Donde esta superstición/superchería está más arraigada es en Estados Unidos; allí mucha gente afirma haber visto aterrizar un platillo volante y salir de él extraterrestres. La sociedad norteamericana es bastante histérica. Recordemos el pánico y el caos que causó Orson Welles a mediados del siglo pasado con su emisión radiofónica sobre la invasión de los marcianos. Otros, no sólo en EE UU, afirman haber sido secuestrados por alienígenas y otros, incluso, dicen haber conversado con ellos. Hay quien afirma en serio que en el Pentágono están los cuerpos de extraterrestres capturados y que la Casa Blanca no dice nada para no alarmar a ls población. Todo esto pertenece a lo que, dentro de la superstición, se denomina "leyendas urbanas".
Las señales de radio, tomadas al principio por la NASA como intento de otros seres de comunicarse con nosotros, han resultado tener origen en la tierra o son emitidas por otros astros, como las pulsares. El hombre jamás desvelará el secreto del Universo, por mucho que avance la investigación espacial. Todo son teorías o hipótesis, que no pueden ser contrastadas con la realidad. La interpretación de una fotografía del cosmos puede interpretarse mañana de otra manera. La ciencia sólo puede investigar nuestro sistema solar, en parte. Las distancias son demasiado grandes. La luna es una excepción relativa: comparada con los demás planetas la tenemos a la vuelta de la esquina. Y ¡hay que ver los preparativos que hacen falta para otra excusión a nuestro satélite! Imagínense ustedes cómo explorar un planeta que éste "sólo" a ocho años luz de la tierra. Quiere esto decir que para llegar a ese planeta estaríamos ocho años de camino viajando a la velocidad de la luz, que es de 300.000 m/s. Sería de nuevo ciencia-ficcción si especulásemos con que con el tiempo los científicos resolverán el problema. Jamás un objeto, como una nave espacial, podrá ser trasladado por el espacio a esa velocidad. Esto vale tanto para nosotros como para los "extraterrestres" con sus OVNIS (objetos volantes no identificados), que, hasta ahora, han tenido casi todos una explicación natural (reflejos de la luz, experimentos con nuevos aviones, globos meteorológicos o globos sonda e incluso cohetes espaciales).
No puede descartarse que en otros mundos exista vida, aunque nunca podrá ser igual que la de los seres humanos, ni siquiera la de nuestros animales y plantas, todos ellos producto de la evolución no lineal durante unos cuatro mil millones de años. La vida surgió casual y causalmente por la incidencia del sol sobre los océanos. La famosa "protobacteria". Es muy improbable que la misma casualidad y causalidad se hubiese dado en otros planetas, donde, tal vez, también puede haber habido otra evolución durante millones y millones de años con otros resultados. Pero, y me baso en la opinión de otros astrofísicos, es infinitamente improbable que existan seres como el hombre en otros mundos. El "homo faber" es irrepetible. Lo absurdo de esta creencia se pone de manifiesto en las películas de ciencia-ficción, donde los alienígenas -como hace años, los famosos marcianos- tienen cuerpos tan deformes que sería imposible que pudiesen fabricar nada con esa estructura física. Han hecho falta más de 200 millones de años hasta que el hombre ha ido desarrollando sus órganos y sus miembros, así como su cerebro, hasta convertirse en el homo faber -el hombre creador.
La creencia en la existencia de vida inteligente en otros planetas es una superstición tan arraigada que incluso llega a la categoría de creencia religiosa. Son muchas las personas que creen a pie juntillas que existen los platillos volantes, a bordo de los cuales viajan los alienígenas. Donde esta superstición/superchería está más arraigada es en Estados Unidos; allí mucha gente afirma haber visto aterrizar un platillo volante y salir de él extraterrestres. La sociedad norteamericana es bastante histérica. Recordemos el pánico y el caos que causó Orson Welles a mediados del siglo pasado con su emisión radiofónica sobre la invasión de los marcianos. Otros, no sólo en EE UU, afirman haber sido secuestrados por alienígenas y otros, incluso, dicen haber conversado con ellos. Hay quien afirma en serio que en el Pentágono están los cuerpos de extraterrestres capturados y que la Casa Blanca no dice nada para no alarmar a ls población. Todo esto pertenece a lo que, dentro de la superstición, se denomina "leyendas urbanas".
Las señales de radio, tomadas al principio por la NASA como intento de otros seres de comunicarse con nosotros, han resultado tener origen en la tierra o son emitidas por otros astros, como las pulsares. El hombre jamás desvelará el secreto del Universo, por mucho que avance la investigación espacial. Todo son teorías o hipótesis, que no pueden ser contrastadas con la realidad. La interpretación de una fotografía del cosmos puede interpretarse mañana de otra manera. La ciencia sólo puede investigar nuestro sistema solar, en parte. Las distancias son demasiado grandes. La luna es una excepción relativa: comparada con los demás planetas la tenemos a la vuelta de la esquina. Y ¡hay que ver los preparativos que hacen falta para otra excusión a nuestro satélite! Imagínense ustedes cómo explorar un planeta que éste "sólo" a ocho años luz de la tierra. Quiere esto decir que para llegar a ese planeta estaríamos ocho años de camino viajando a la velocidad de la luz, que es de 300.000 m/s. Sería de nuevo ciencia-ficcción si especulásemos con que con el tiempo los científicos resolverán el problema. Jamás un objeto, como una nave espacial, podrá ser trasladado por el espacio a esa velocidad. Esto vale tanto para nosotros como para los "extraterrestres" con sus OVNIS (objetos volantes no identificados), que, hasta ahora, han tenido casi todos una explicación natural (reflejos de la luz, experimentos con nuevos aviones, globos meteorológicos o globos sonda e incluso cohetes espaciales).
Nuestra lengua: "Pasar una noche toledana"
Mi padre, cuando alguna noche no podía dormir por algún motivo o alguna molestia, solía decirnos por la mañana: "He pasado una noche toledana". Naturalmente, yo entendía que quería decir que había pasado la noche en claro, en blanco, sin poder pegar un ojo. Pero eso de "la noche toledana" despertaba en mí románticas asociaciones relacionadas con el Toledo que había aprendido en los libros de texto. Sabía que Toledo había sido la capital de los visigodos y luego una ciudad en la que habían convivido las tres culturas: la cristiana, la judía y la musulmana. En mi fantasía de niño estudiante de Bachillerato, Toledo era una ciudad legendaria, de tortuosos callejones, apenas iluminado con antorchas por las noches, en las que jóvenes caballeros enfundados en sus capas y armados de las famosas dagas y espadas toledanas, iban a cortejar en la rejas de las ventanas a bellísimas damas cristianas, moras o judías, de ojos tan negros como las noches de Toledo. Para mí, por eso, "una noche toledana" era una noche llena de aventuras, de sobresaltos, de caballeros que se batían con sus aceros bajo el resplandor de las estrellas. Me preguntaba: y "¿qué tiene todo esto que ver con la mala noche pasada por mi padre?" Pensaba que el dicho se refería a una noche tan agitada como las que se vivían en Toledo en los siglos pasados.
Posteriormente he descubierto, leyendo en diccionarios, que el origen de este dicho es mucho más prosaico de lo que yo me imaginaba. Tiene que ver con las legiones de mosquitos en la ciudad de Toledo, circundada por el Tajo, que forma a sus pies una especie de fosa u hoz semiempantanada. Antiguamente, cuando aún no se habían inventado las armas antimosquitos químicas como los sprays, y más sofisticadas y medioambientales como los modernos aparatos eléctricos con y sin pastilla (estos últimos, al parecer, emiten un sonido no audible por nosotros, pero tan molesto para los pequeños vampiros, que éstos huyen de él) el sufrido viajero tenía que defenderse en las posadas de los molestos insectos a zapatillazos, unos con tino y los más fallidos. Y así, escuchando el zumbido de las voraces hembras dípteras -como ustedes saben los mosquitos que chupan la sangre son las hembras- y tratando de acabar con ellas, la víctima se pasaba toda la noche sin dormir, en vela. De ahí: "pasar una noche toledana".
Hace algún tiempo que no he visitado la ahora capital de Castilla-La Mancha, pero me imagino un Toledo moderno, libre ya de esta plaga.
Posteriormente he descubierto, leyendo en diccionarios, que el origen de este dicho es mucho más prosaico de lo que yo me imaginaba. Tiene que ver con las legiones de mosquitos en la ciudad de Toledo, circundada por el Tajo, que forma a sus pies una especie de fosa u hoz semiempantanada. Antiguamente, cuando aún no se habían inventado las armas antimosquitos químicas como los sprays, y más sofisticadas y medioambientales como los modernos aparatos eléctricos con y sin pastilla (estos últimos, al parecer, emiten un sonido no audible por nosotros, pero tan molesto para los pequeños vampiros, que éstos huyen de él) el sufrido viajero tenía que defenderse en las posadas de los molestos insectos a zapatillazos, unos con tino y los más fallidos. Y así, escuchando el zumbido de las voraces hembras dípteras -como ustedes saben los mosquitos que chupan la sangre son las hembras- y tratando de acabar con ellas, la víctima se pasaba toda la noche sin dormir, en vela. De ahí: "pasar una noche toledana".
Hace algún tiempo que no he visitado la ahora capital de Castilla-La Mancha, pero me imagino un Toledo moderno, libre ya de esta plaga.
sábado, 7 de noviembre de 2009
Nuestra lengua: "Andar de picos pardos"
En uno de esos programas de la televisión española, tan abominable como toda esa especie de bodrios de cualquier televisión del mundo, en los que se combina el entretenimiento musical con juegos, concursos y entrevistas a "famosas" y "famosos" del mundillo nacional e internacional del cotilleo, la presentadora preguntó a uno de los invitados, un poquito entrado ya en años, a qué se debía que en los últimos tiempos viviera tan retirado. Apenas se le veía ya en fiestas y saraos de la gente guapa, "beautiful people", añadió la presentadora para que nos enterásemos mejor.
El famoso contestó: "Hombre es que a uno ya no le apetece mucho andar de picos pardos. Aunque el invitado estaba muy bien conservado, la expresión ya delataba que pertenecía a la generación por encima de los cincuenta, un ejemplar de lo que los jóvenes hasta hace poco llamaban un "carroza" o "una antigüedad.
Estaba yo pensando escribir algo sobre esa expresión que podía oírse con frecuencia en mis tiempos de juventud -aunque con un cierto tono de censura-, y me preguntaba por qué había desaparecido casi por completo su uso en la actualidad, cuando otra entrevista en el mismo programa, esta vez con un joven enfundado en unos angostos y descoloridos tejanos, con aspiraciones de rockero, me sacó de dudas. El joven decía a la presentadora: "Yo es que soy muy marchoso. Me va la marcha. Siempre estoy de botellón con los amigos y amigas".
Naturalmente, "andar de picos pardos" y "estar de marcha" no son expresiones idénticas, pero tienen un punto de coincidencia. Ambas son dos formas de divertirse, correspondientes a distintas generaciones y mentalidades. Nuestros padres y nuestros abuelos, en sus años mozos, andaban o se iban de picos pardos, es decir, de juerga o diversión, en lo cual también podía intervenir algún rollo (hoy sin importancia) con chavalas. A este respecto añade pudibundo el DRAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española) que la expresión también significa "ir a sitios de mala nota". En nuestros días la marcha puede consistir en irse a bailar a la discoteca, darle a la litrona o montar un botellón (con gran alegría del vecindario), meterle mano a la jai entusiasmado con sus bufas y, en el peor de los casos, hacerse la ruta del bakalao para ponerse morado de drogas (lo cual ocurre también con las pastillitas del botellón), que eso sí que es una pésima nota.
Volviendo a la expresión "andar de picos pardos": estoy seguro de que los españoles a partir de los 3o años nunca la han oído, y los que sí la conocen ignoran en absoluto su auténtico sentido. Confieso que yo conocía el dicho, pero tampco sabía su origen. Picado por la curiosidad investigué el asunto y hallé que en el siglo XIX, unas ordenanzas disponían que las mujeres públicas -las putas, dicho en lenguaje cervantino y para que todos nos enteremos- tenían que indicar su condición u oficio portando unos jubones o chales con los picos pardos. De esta manera se distinguía a "las mujeres de vida airada" (hoy diríamos "las trabajadoras del sexo") de las demás mujeres, con lo cual se evitaba que cualquier caballero, acometido por alguna incontenible necesidad de entrepierna, metiese la pata (ya que no otra cosa), confundiendo a una recatada doncella con una "lumi". En un principio, la expresión significaba, pues, acudir a prostíbulos, es decir, sin rodeos, echar un polvo. Después, con el uso se generalizó su significado en la acepción (también ya arcaica) de "echar una cana al aire", es decir, irse de ligue.
El famoso contestó: "Hombre es que a uno ya no le apetece mucho andar de picos pardos. Aunque el invitado estaba muy bien conservado, la expresión ya delataba que pertenecía a la generación por encima de los cincuenta, un ejemplar de lo que los jóvenes hasta hace poco llamaban un "carroza" o "una antigüedad.
Estaba yo pensando escribir algo sobre esa expresión que podía oírse con frecuencia en mis tiempos de juventud -aunque con un cierto tono de censura-, y me preguntaba por qué había desaparecido casi por completo su uso en la actualidad, cuando otra entrevista en el mismo programa, esta vez con un joven enfundado en unos angostos y descoloridos tejanos, con aspiraciones de rockero, me sacó de dudas. El joven decía a la presentadora: "Yo es que soy muy marchoso. Me va la marcha. Siempre estoy de botellón con los amigos y amigas".
Naturalmente, "andar de picos pardos" y "estar de marcha" no son expresiones idénticas, pero tienen un punto de coincidencia. Ambas son dos formas de divertirse, correspondientes a distintas generaciones y mentalidades. Nuestros padres y nuestros abuelos, en sus años mozos, andaban o se iban de picos pardos, es decir, de juerga o diversión, en lo cual también podía intervenir algún rollo (hoy sin importancia) con chavalas. A este respecto añade pudibundo el DRAE (Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española) que la expresión también significa "ir a sitios de mala nota". En nuestros días la marcha puede consistir en irse a bailar a la discoteca, darle a la litrona o montar un botellón (con gran alegría del vecindario), meterle mano a la jai entusiasmado con sus bufas y, en el peor de los casos, hacerse la ruta del bakalao para ponerse morado de drogas (lo cual ocurre también con las pastillitas del botellón), que eso sí que es una pésima nota.
Volviendo a la expresión "andar de picos pardos": estoy seguro de que los españoles a partir de los 3o años nunca la han oído, y los que sí la conocen ignoran en absoluto su auténtico sentido. Confieso que yo conocía el dicho, pero tampco sabía su origen. Picado por la curiosidad investigué el asunto y hallé que en el siglo XIX, unas ordenanzas disponían que las mujeres públicas -las putas, dicho en lenguaje cervantino y para que todos nos enteremos- tenían que indicar su condición u oficio portando unos jubones o chales con los picos pardos. De esta manera se distinguía a "las mujeres de vida airada" (hoy diríamos "las trabajadoras del sexo") de las demás mujeres, con lo cual se evitaba que cualquier caballero, acometido por alguna incontenible necesidad de entrepierna, metiese la pata (ya que no otra cosa), confundiendo a una recatada doncella con una "lumi". En un principio, la expresión significaba, pues, acudir a prostíbulos, es decir, sin rodeos, echar un polvo. Después, con el uso se generalizó su significado en la acepción (también ya arcaica) de "echar una cana al aire", es decir, irse de ligue.
jueves, 5 de noviembre de 2009
El cielo
Recientemente, el conocido astrofísico británico Stephen Hawking declaraba que según avanza la ciencia va quedando menos espacio para Dios. Como si fuese una respuesta, el papa Ratzinger decía hace poco tiempo que el cielo no es un concepto espacial, sino espiritual. Muchas cosas caben dentro de la gaseosa palabra "espiritual". "Espíritu" significa también, en todos los idioma europeos, incluído el español, "fantasma", "espectro". Lo espiritual es muy utilizado en los círculos esotéricos.
El anterior papa Juan Pablo II suprimió el infierno y al diablo. El papa Ratzinger, ex jefe de la Inquisición vaticana y "martillo de teólogos herejes", ha vuelto a introducir ambos conceptos por la puerta de atrás. Como corresponde a un papa, cuya ilusión es la iglesia de la Edad Media, Ratzinger apoya al exorcismo, aunque éste está penado, al menos como homicidio, en caso de que los resultados de esas prácticas diabólicas sean la muerte del poseído o poseso. Los posesos son enfermos mentales, como esquizofrénicos o epilépticos. Que pudieran estar poseídos por algún demonio es una idea que sólo se les ocurre a ignorantes y a mentes religiosamente calenturientas. Esta absurda idea forma parte o de la superchería o de la superstición. Uno se pregunta, ¿cómo puede un hombre tan culto como Ratzinger "fomentar" tales prácticas? Pero qué se va a esperar de un papa medieval que también venera reliquias, como la sábana de Turín, aunque hace tiempo que la ciencia ha puesto de manifiesto su falsedad? La cuestión es no perder adeptos. ¿Que hará ahora el papa Ratzinger con la milagrera virgen mexicana de Guadalupe, después de que arqueólogos han descubierto que se trata de una figura esculpida en la roca por los aztecas?
El anterior papa Juan Pablo II suprimió el infierno y al diablo. El papa Ratzinger, ex jefe de la Inquisición vaticana y "martillo de teólogos herejes", ha vuelto a introducir ambos conceptos por la puerta de atrás. Como corresponde a un papa, cuya ilusión es la iglesia de la Edad Media, Ratzinger apoya al exorcismo, aunque éste está penado, al menos como homicidio, en caso de que los resultados de esas prácticas diabólicas sean la muerte del poseído o poseso. Los posesos son enfermos mentales, como esquizofrénicos o epilépticos. Que pudieran estar poseídos por algún demonio es una idea que sólo se les ocurre a ignorantes y a mentes religiosamente calenturientas. Esta absurda idea forma parte o de la superchería o de la superstición. Uno se pregunta, ¿cómo puede un hombre tan culto como Ratzinger "fomentar" tales prácticas? Pero qué se va a esperar de un papa medieval que también venera reliquias, como la sábana de Turín, aunque hace tiempo que la ciencia ha puesto de manifiesto su falsedad? La cuestión es no perder adeptos. ¿Que hará ahora el papa Ratzinger con la milagrera virgen mexicana de Guadalupe, después de que arqueólogos han descubierto que se trata de una figura esculpida en la roca por los aztecas?
miércoles, 4 de noviembre de 2009
El racismo y la xenofobia
Racismo y xenofobia no significan lo mismo, aunque tengan elementos y reacciones en común. En términos generales, racismo es odiar o rechazar a otras personas por su raza, es decir, por ser distintos a nosotros o a nuestra más cercana comunidad. Los detalles en los que se asienta el racismo son el color de la piel, el hablar otro idioma o hablar nuestra lengua con acento. Una vez escribí en Alemania que mi (ligero) deje castellano al hablar alemán, que hacía que mis interlocutores alemanes me detectaran como "el otro", "el distinto", era como una piel que delatara que pertenecía a una etnia distinta. En honor a la verdad, en mis más de 40 años vividos en Alemania no he sido objeto de una clara discriminación racial. Al contrario, todos me trataban como a un igual, pero en ese "como" había subyacentes una serie de sutiles sentimientos, no todos negativos. He de apuntar aquí que existe un racismo negativo (rechazo) y un racismo positivo (el tratar a los otros como seres que necesitan una tutela, perdonándoles todas las faltas contra la sociedad que puedan cometer con una "explicación social", como puede comprobarse en algunas ongs y asociaciones en favor del "inmigrante"). El racismo, aparte de un fenómeno antihumanista, anticultural y repugnante, es, sin embargo, un fenómeno que pertece a la condición humana. No olvidemos que somos también parte del reino animal. Los animales, así pues, también el hombre, defienden por instinto su "territorio". Los perros marcan su "territorio" orinando en árboles y esquinas. Los leones, por poner otro ejemplo, defienden su territorio hasta que son tan viejos que su propio vástago lo expulsa de él.
Procuraré no emplear demasiado la palabra "extranjero". Todos somos extranjeros. Basta con que crucemos nuestras fronteras para adquirir esa categoría. Incluso en la Unión Europea existen los extranjeros comunitarios, es decir, los ciudadanos que pertenecen a la UE. Por eso, en Bruselas se decidió introducir una expresión nueva para resaltar el carácter de europero por encima de de "extranjero". Oficialmente se habla de "un ciudadano comunitario" o "un ciudadano de un país miembro de la Unión Europea". Todas las personas que quedan fuera de este denominación son "extranjeros". Pero volviendo al racismo. Este fenómeno no es privativo contra las personas de otro color de piel u otra lengua. También puede darse racismo en una misma nación. En España, en otros tiempos afortunadamente periclitados, existía auténtico racismo entre pueblos o aldeas vecinas, pero distintas. ¡Cuántas "guerras" no han librado los vecinos de Puerto Linares contra los de Casas Bajas! En los pueblos siempre se miraba a los de fuera, a los "forasteros", como "extranjeros", con las correspondientes sospechas e incluso, si se terciaba, agresiones. Y todavía hoy: ¿cómo se ve en algunas regiones a los gallegos, a los murcianos, a los andaluces? ¿No son los famosos chistes de Lepe una clara expresión de racismo? Y eso no ocurre solamente en España. En Alemania, que es el país que mejor conozco de Europa existe ese "racismo regional". "Prusiano" en Baviera puede ser casi un insulto. "Bávaro" en el norte de Alemania puede ser sinónimo de cateto, de pocas luces, rudo por su origen campesino. Colabora a esta discriminación el hecho de que el bávaro es una lengua casi incomprensible para el resto de los alemanes. Para el alemán medio el suabo es muy trabajador, pero también muy tacaño. A los sajones se les mira con antipatía por su acento. Podría multiplicar el número de ejemplos.
Existen varias clases de racismo: el étnico, el social y el económico. No es lo mismo un negro pobre que un negro rico, aunque en el fondón del alma de algunos, negro sigue siendo negro.
La inmigración ha incrementado el racismo en todos los países de Europa. Y lo malo es que inmigrantes ilegales se organizan en bandas criminales, lo que hace que el odio y el miedo de la sociedad identifique la parte con el todo. Si, por ejemplo, delincuentes rumanos cometen barbaridades, para la sociedad todos los rumanos son delincuentes, es decir peligrosos, lo cual es injusto. Mafias sudamericanas de narcotráfico no quiere decir, en absoluto, que todos los sudamericanos sean narcotraficantes. La gran mayoría de los inmigrantes observan una vida normal y respetuosa con la ley, pero sufren en su piel las consecuencias negativas sociales del delictivo comportamiento de determinados compatriotas.
La sociedad española no es racista. España, desde sus lejanísima historia, ha sido siempre un país acogedor. También ha cambiado bastante la mentalidad de países europeos con respecto a los inmigrantes, aunque en determinados países nórdicos, no muy grandes, han surgido partidos de corte fascista y racista contra los extranjeros. Uno de ellos, holandés, ha conseguido incluso un diputado en el parlamento. El miedo de estos países pequeños es que la afluencia masiva de "extranjeros" pueda mayorizar a la sociedad de acogida. Cuando el número de extranjeros sobrepasa los límites de la capacidad de asimilación de un país o de una sociedad, surge la alarma social y los choques.
Escribía al principio que racismo no era lo mismo que xenofobia, que es una palabra griega compuesta de los sustantivos "xenos" (extranjero, foráneo) y "fobia" (miedo). La xenofobia es pues el miedo al extranjero. Pero ¿no es también el racismo el miedo al otro, a lo que es dintinto a mí, al que cuestiona mi seguridad sobre mi terruño y, en definitiva, mi identidad? Este problema no puede solucionarse sólo policial- ni judicialmente, es preciso una intensa, objetiva y consecuente labor coordinada de sociólogos y psicólogos. Pero no caigamos en falsas disculpas frente a los "inmigrantes incorrectos": delincuentes no pueden ser exculpados ni defendidos en base a su "extranjería": esto es lo que denominaba "racismo positivo".
Procuraré no emplear demasiado la palabra "extranjero". Todos somos extranjeros. Basta con que crucemos nuestras fronteras para adquirir esa categoría. Incluso en la Unión Europea existen los extranjeros comunitarios, es decir, los ciudadanos que pertenecen a la UE. Por eso, en Bruselas se decidió introducir una expresión nueva para resaltar el carácter de europero por encima de de "extranjero". Oficialmente se habla de "un ciudadano comunitario" o "un ciudadano de un país miembro de la Unión Europea". Todas las personas que quedan fuera de este denominación son "extranjeros". Pero volviendo al racismo. Este fenómeno no es privativo contra las personas de otro color de piel u otra lengua. También puede darse racismo en una misma nación. En España, en otros tiempos afortunadamente periclitados, existía auténtico racismo entre pueblos o aldeas vecinas, pero distintas. ¡Cuántas "guerras" no han librado los vecinos de Puerto Linares contra los de Casas Bajas! En los pueblos siempre se miraba a los de fuera, a los "forasteros", como "extranjeros", con las correspondientes sospechas e incluso, si se terciaba, agresiones. Y todavía hoy: ¿cómo se ve en algunas regiones a los gallegos, a los murcianos, a los andaluces? ¿No son los famosos chistes de Lepe una clara expresión de racismo? Y eso no ocurre solamente en España. En Alemania, que es el país que mejor conozco de Europa existe ese "racismo regional". "Prusiano" en Baviera puede ser casi un insulto. "Bávaro" en el norte de Alemania puede ser sinónimo de cateto, de pocas luces, rudo por su origen campesino. Colabora a esta discriminación el hecho de que el bávaro es una lengua casi incomprensible para el resto de los alemanes. Para el alemán medio el suabo es muy trabajador, pero también muy tacaño. A los sajones se les mira con antipatía por su acento. Podría multiplicar el número de ejemplos.
Existen varias clases de racismo: el étnico, el social y el económico. No es lo mismo un negro pobre que un negro rico, aunque en el fondón del alma de algunos, negro sigue siendo negro.
La inmigración ha incrementado el racismo en todos los países de Europa. Y lo malo es que inmigrantes ilegales se organizan en bandas criminales, lo que hace que el odio y el miedo de la sociedad identifique la parte con el todo. Si, por ejemplo, delincuentes rumanos cometen barbaridades, para la sociedad todos los rumanos son delincuentes, es decir peligrosos, lo cual es injusto. Mafias sudamericanas de narcotráfico no quiere decir, en absoluto, que todos los sudamericanos sean narcotraficantes. La gran mayoría de los inmigrantes observan una vida normal y respetuosa con la ley, pero sufren en su piel las consecuencias negativas sociales del delictivo comportamiento de determinados compatriotas.
La sociedad española no es racista. España, desde sus lejanísima historia, ha sido siempre un país acogedor. También ha cambiado bastante la mentalidad de países europeos con respecto a los inmigrantes, aunque en determinados países nórdicos, no muy grandes, han surgido partidos de corte fascista y racista contra los extranjeros. Uno de ellos, holandés, ha conseguido incluso un diputado en el parlamento. El miedo de estos países pequeños es que la afluencia masiva de "extranjeros" pueda mayorizar a la sociedad de acogida. Cuando el número de extranjeros sobrepasa los límites de la capacidad de asimilación de un país o de una sociedad, surge la alarma social y los choques.
Escribía al principio que racismo no era lo mismo que xenofobia, que es una palabra griega compuesta de los sustantivos "xenos" (extranjero, foráneo) y "fobia" (miedo). La xenofobia es pues el miedo al extranjero. Pero ¿no es también el racismo el miedo al otro, a lo que es dintinto a mí, al que cuestiona mi seguridad sobre mi terruño y, en definitiva, mi identidad? Este problema no puede solucionarse sólo policial- ni judicialmente, es preciso una intensa, objetiva y consecuente labor coordinada de sociólogos y psicólogos. Pero no caigamos en falsas disculpas frente a los "inmigrantes incorrectos": delincuentes no pueden ser exculpados ni defendidos en base a su "extranjería": esto es lo que denominaba "racismo positivo".
martes, 3 de noviembre de 2009
La cruz no es una joya
A mí personalmente me produce un gran disgusto cuando veo cómo se utiliza la cruz como adorno personal, colgada del cuello de hembras y machos. Hay cruces de plata, de oro, de diamantes y de rubíes. La cruz era un infernal instrumento de tortura y muerte inventado por los romanos. Según unos historiadores de Tel Aviv, en tiempos de Poncio Pilatos no habrían existido aún las cruces. Los reos eran atados a un poste con un escaloncito de madera para que apoyasen alli los pies. Para acelerar la muerte de las víctimas, un soldado les propinaba una lanzada en el costado del que manaba la sangre como un manantial.
En tiempos del primer obispo de Roma, Pedro, se utilizaban no menos dolorosas cruces en forma de aspa. En una de esas cruces fue cruelmente ejecutado el jefe de los cristianos. Por entonces parece ser que los romanos también utilizaban ya la cruz que todos conocemos como símbolo del cristianismo.
En tiempos del primer obispo de Roma, Pedro, se utilizaban no menos dolorosas cruces en forma de aspa. En una de esas cruces fue cruelmente ejecutado el jefe de los cristianos. Por entonces parece ser que los romanos también utilizaban ya la cruz que todos conocemos como símbolo del cristianismo.
lunes, 2 de noviembre de 2009
El aborto
Me pregunta un amigo vasco que yo, como socialista, qué opino del aborto. Le contesto aquí. Por respeto a algo tan extraordinario y maravilloso como es la vida, estoy en contra del aborto generalizado. Sólo admito el aborto en los tres supuestos:
1.- Peligro mortal o para la salud de la madre.
2.- Malformación del feto.
3.- Violación, (y muy en especial de menores).
Me parece una aberración que una menor pudiese abortar sin que lo sepan sus padres. Si la menor es ya lo suficientemente "madura" para hacer el amor, también ha de ser madura para conocer la existencia de la píldora anticonceptiva, y si no la tolera, de los preservativos, que son más seguros de lo que pretende hacer creer la Iglesia católica. También me parece un disparate que una menor pueda comprar la píldora para el día después sin conocimiento de sus progenitores, a quienes, por otra parte, les corresponde el deber de ilustrar a sus hijas (e hijos) sobre el sexo. En este terreno tan sensible no puede dejarse este tema exclusivamente en manos de los maestros o profesores.
Eso sí, para una mujer normal, abortar no es un placer, sino una dolorosa decisión. La sociedad no debe "lapidar" a las mujeres que abortan, sino expresarles todo su apoyo y darles el calor humano que necesitan.
1.- Peligro mortal o para la salud de la madre.
2.- Malformación del feto.
3.- Violación, (y muy en especial de menores).
Me parece una aberración que una menor pudiese abortar sin que lo sepan sus padres. Si la menor es ya lo suficientemente "madura" para hacer el amor, también ha de ser madura para conocer la existencia de la píldora anticonceptiva, y si no la tolera, de los preservativos, que son más seguros de lo que pretende hacer creer la Iglesia católica. También me parece un disparate que una menor pueda comprar la píldora para el día después sin conocimiento de sus progenitores, a quienes, por otra parte, les corresponde el deber de ilustrar a sus hijas (e hijos) sobre el sexo. En este terreno tan sensible no puede dejarse este tema exclusivamente en manos de los maestros o profesores.
Eso sí, para una mujer normal, abortar no es un placer, sino una dolorosa decisión. La sociedad no debe "lapidar" a las mujeres que abortan, sino expresarles todo su apoyo y darles el calor humano que necesitan.
Los Evangelios
Si prescindimos de todo lo fantástico e infantilmente sobrenatural, los Evangelios son una bella y dramática leyenda, en cuya sustancia hay muchas ideas del posterior socialismo. El fallecido exponente de la socialdemocracia alemana, Willy Brandt, consideraba el Sermón de la Montaña (tomado de la religión egipcia de Isis, Osiris y Horus, tres mil años antes de la era cristiana) como una piedra angular de la filosofía del socialismo democrático,
Los Evangelios fueron escritos desde finales del siglo I y durante el siglo II por un equipo de narradores judíos, que "enriquecieron" el texto con fragmentos de notas manuscritas en papiros por presuntos discípulos del predicador Jesús. La diversidad de los autores y de las fuentes copiadas han sido la causa de que los Evangelios contengan numerosas contradicciones, registradas por eruditos e investigadores. Citamos una contradicción muy acorde con estas fechas de noviembre. En "Universion.com" se reseña:
Mateo 27: 51-53
51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hundieron.
52 Se abrieron los sepúlcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron.
53 Y, saliendo de los sepúlcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.
La pregunta que se impone es: ¿cómo es posible que de haber habido muertos resucitados y caminando por las calles de Jerusalén, nadie más que Mateo se enteró? Ningún otro de los evangelistas menciona este fantástico despliegue de imaginación.
Existe una intensa polemica entre teólogos e investigadores sobre la autoría de los Evangelios. Los investigadores de religiones Timothy Freeke y Peter Gandy opinan que el colectivo de escritores de los Evangelios escogería algunos nombres escritos en los papiros de quienes se decían "testigos" de unos hechos, que habrían acaecido unos 90 años antes de ser consignados por escrito, o bien, pusieron los nombres que les pareció más adecuados.
La verdad ya nunca se sabrá. Pero ha quedado una leyenda, que después de dos mil años tiene ya vida propia y en la que creen más de dos mil millones de cristianos en todo el mundo.
Los Evangelios fueron escritos desde finales del siglo I y durante el siglo II por un equipo de narradores judíos, que "enriquecieron" el texto con fragmentos de notas manuscritas en papiros por presuntos discípulos del predicador Jesús. La diversidad de los autores y de las fuentes copiadas han sido la causa de que los Evangelios contengan numerosas contradicciones, registradas por eruditos e investigadores. Citamos una contradicción muy acorde con estas fechas de noviembre. En "Universion.com" se reseña:
Mateo 27: 51-53
51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra y las rocas se hundieron.
52 Se abrieron los sepúlcros, y muchos cuerpos de santos difuntos resucitaron.
53 Y, saliendo de los sepúlcros después de la resurrección de él, entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.
La pregunta que se impone es: ¿cómo es posible que de haber habido muertos resucitados y caminando por las calles de Jerusalén, nadie más que Mateo se enteró? Ningún otro de los evangelistas menciona este fantástico despliegue de imaginación.
Existe una intensa polemica entre teólogos e investigadores sobre la autoría de los Evangelios. Los investigadores de religiones Timothy Freeke y Peter Gandy opinan que el colectivo de escritores de los Evangelios escogería algunos nombres escritos en los papiros de quienes se decían "testigos" de unos hechos, que habrían acaecido unos 90 años antes de ser consignados por escrito, o bien, pusieron los nombres que les pareció más adecuados.
La verdad ya nunca se sabrá. Pero ha quedado una leyenda, que después de dos mil años tiene ya vida propia y en la que creen más de dos mil millones de cristianos en todo el mundo.
domingo, 1 de noviembre de 2009
La Guardia Civil
Durante la dictadura de Franco, la Guardia Civil fue la policía más odiada y más temida en la sociedad española por la dureza de sus métodos represivos contra los enemigos del régimen franquista. Uno de los poco honrosos cometidos de la llamada Benemérita era buscar, capturar y devolver a sus maridos a las mujeres que habían abandonado el hogar conyugal. Así ocurría también en los tiempos de Franco. Hoy, después de 31 años de democracia en España, las jóvenes generaciones de guardias civiles (entre las que también prestan servicio mujeres) disfrutan de las simpatías y el reconocimiento de los ciudadanos españoles por su eficacia y corrección.
La Guardia Civil es uno de los mejores cuerpos de seguridad del Estado no sólo en España, sino de Europa. La Guardia Civil (jugándose la vida) está en primera línea de la lucha contra el terrorismo etarra y su cooperación con la policía francesa es ejemplar. Guardias civiles luchan con éxito contra el crimen organizado y desarticulan redes mafiosas españolas y extranjeras, que actúan en los campos de la droga, la prostitución y de todo tipo de contrabando. Gracias a la rápida y eficaz intervención de estos agentes pueden salvarse vidas de inmigrantes ilegales, cuyas pateras o cayucos zozobran en las proximidades de las costas españolas. Y el tráfico en España, pese al elevado número de víctimas mortales, es, a fin de cuentas, más seguro porque la Guardia Civil vela por el cumplimiento de las normas del tráfico en el marco de lo humanamente posible. Los guardias civiles son severos, pero nunca pierden las buenas maneras.
Recientemente, CC OO pedía que se le aumentase el sueldo a los guardias civiles, que cobran menos que un policía nacional o local. La petición del sindicato coincide con la reivindicación de la organización que representa los intereses de los guardias civiles. Otro punto en el que existe coincidencia es la petición de que se desmilitarice a la Guardia Civil. Muchos ciudadanos no comprenden por qué en una democracia un cuerpo de policía esté militarizado.
La Guardia Civil es uno de los mejores cuerpos de seguridad del Estado no sólo en España, sino de Europa. La Guardia Civil (jugándose la vida) está en primera línea de la lucha contra el terrorismo etarra y su cooperación con la policía francesa es ejemplar. Guardias civiles luchan con éxito contra el crimen organizado y desarticulan redes mafiosas españolas y extranjeras, que actúan en los campos de la droga, la prostitución y de todo tipo de contrabando. Gracias a la rápida y eficaz intervención de estos agentes pueden salvarse vidas de inmigrantes ilegales, cuyas pateras o cayucos zozobran en las proximidades de las costas españolas. Y el tráfico en España, pese al elevado número de víctimas mortales, es, a fin de cuentas, más seguro porque la Guardia Civil vela por el cumplimiento de las normas del tráfico en el marco de lo humanamente posible. Los guardias civiles son severos, pero nunca pierden las buenas maneras.
Recientemente, CC OO pedía que se le aumentase el sueldo a los guardias civiles, que cobran menos que un policía nacional o local. La petición del sindicato coincide con la reivindicación de la organización que representa los intereses de los guardias civiles. Otro punto en el que existe coincidencia es la petición de que se desmilitarice a la Guardia Civil. Muchos ciudadanos no comprenden por qué en una democracia un cuerpo de policía esté militarizado.